El director ejecutivo de la Fundación Fútbol con Corazón (FCC), Samuel Azout Papu, estuvo de visita en El Universal luego de inaugurar la primera intervención de la Fundación en Cartagena, que beneficiará a niños y niñas del barrio La Boquilla.
Azout nos contó sobre los orígenes y la labor de “Fútbol con Corazón, goles que cambiarán el mundo”, qué metodología utilizan y por qué deciden traer el programa de la fundación barranquillera a la ciudad.
¿Cuál es la labor de Fútbol con Corazón?
Rescatamos el valor de la mujer y su rol en la sociedad, eliminamos las diferentes formas de violencia, trabajamos para prevenir la delincuencia y promovemos la asistencia y el rendimiento escolar. Los niños que van a la intervención tienen que estar obligatoriamente en el sistema educativo.
Entonces en Cartagena entramos en tres localidades, una es La Boquilla, junto con Fundación Proboquilla, y ahí esta intervención es promovida por cuatro empresas, que son: Aguas de Cartagena, Puerto de Cartagena, Fundación Surtigás y Hotel Las Américas.
¿Cuántos niños serán beneficiados en La Boquilla?
En La Boquilla son 160 niños y niñas. En total tenemos 3200 en la organización. El jueves se inauguró en el municipio de Clemencia otro punto y el mes entrante estamos en Policarpa, que es un barrio menos privilegiado por decirlo así.
En Clemencia (intervención) es un trabajo que hacemos con la empresa Cemex, que tiene una planta allá y quieren ayudar a esa comunidad a mejorar sus condiciones de vida. En Policarpa también con Cemex, gracias a una alianza entre Cemex y Reficar.
¿Cuánto tiempo tiene la Fundación y cómo se formó?
En el año 2007 se fundó. La primera intervención empezó en febrero de 2008 en el barrio La Paz, en Barranquilla.
En un proyecto de grado en la escuela de Administración Pública Kennedy en la Universidad de Harvard, con un amigo chileno que trabaja en estos asuntos lo empecé a idear. Luego regresé a Colombia e investigando me encontré a un par de antropólogos y sociólogos en Medellín, que estaban trabajando con las pandillas con una metodología que llamaban “Fútbol por la paz”.
Entonces les pedí que me ayudaran a armar nuestro modelo, tomamos elementos de ellos y le agregamos otras cosas, como los talleres lúdicos. Hoy en día son 11 comunidades intervenidas en Barranquilla.
¿Qué metodología utilizan?
La metodología es muy particular, juegan niños y niñas en equipos mixtos. El primer gol lo tiene que anotar una niña, de lo contrario no vale. Entonces aprenden a respetar a la niña, valorarla, honrarla, trabajar en equipo con la mujer, eso se trasfiere después a la casa, escuela y comunidad.
Además juegan sin arbitro para aprender a resolver su conflictos (…) hacen acuerdos de convivencia y el que gana el encuentro no es el que más goles anote, es una combinación entre los goles anotados y el cumplimiento de los acuerdos de convivencia, que se llaman corazones.
Es una metodología que utiliza el deporte como un vehículo para la transformación social.
¿En qué espacios realizan los partidos de fútbol?
Trabajamos en canchas, la mayoría públicas, o escuelas que tienen canchas. En La Boquilla utilizamos las instalaciones de Proboquilla. Ahí hay un espacio donde hay unas canchas al lado de la playa, las cuales adecuamos para trabajar.
En Cartagena está haciendo mucho daño el pandillismo, ¿piensan ustedes enfocarse en ese sector que afecta bastante a la comunidad?
Hay organizaciones que lo que hacen es poner a las pandillas a jugar y buscar bajar las tensiones entre las pandillas. Nosotros hacemos el trabajo preventivo para que no lleguen a formar pandillas.
También se ha utilizado este modelo como correctivo para poner a las pandillas a jugar, eso lo hicieron en Medellín, nosotros no lo hacemos.
Trabajamos con niños antes para prevenir, ocupando su tiempo y mostrándoles que hay otras alternativas de vida, sembrando valores, un niño o niña que pasa por Fútbol con Corazón jamás empuña un arma.
Una experiencia que se haya vivido en Barranquilla
Hay una historia de vida, el caso de una muchacha que sufrió porque sus parientes fueron asesinados, sufrió abusos y maltratos y llegó a FCC en un estado de depresión, de retraimiento, completamente aislada. Hoy en día, varios años después, es una niña que tiene seguridad en sí misma, está en la universidad, asesora a otros niños, es líder en su barrio y pudo superar todos los traumas de su vida gracias al trabajo que se hizo con nuestro equipo de docentes.
¿Qué otras empresas apoyan a la Fundación?
En Barranquilla trabajamos con la Fundación Procaps, tenemos un proyecto con el Fondo Japonés del Banco Mundial en Galapa, en Malambo. Pacific Rubiales nos apoya en la parte pedagógica y ayuda a que nuestros beneficiarios puedan ir al estadio a ver a la Selección Colombia. Más de 1000 entradas nos entregó Pacific y entonces estos niños empiezan a ver cosas diferentes y se entusiasman con ver a los jugadores de la Selección.
¿Por qué deciden traer el programa a Cartagena?
Porque Cartagena es la cara más bella que tiene Colombia de mostrar al mundo y nosotros queremos ser otro actor, no un actor más, otro actor que está trabajando para que esa riqueza que hay en Cartagena, con el potencial turístico, con todo lo que está pasando en la ciudad, pueda ser incluyente en su desarrollo, de modo que no solamente un grupo de personas se beneficien de este.
Se requiere esto aquí en Cartagena, sabemos que hay problemáticas y además también nos queda bastante cerca. Eso sumado a que estas organizaciones han querido que Cartagena también tenga Fútbol con Corazón y han anotado unos golazos al apoyar la llegada de nuestra organización aquí.
¿Quiénes se encargarán de trabajar con los niños de La Boquilla?
Cada intervención tiene un equipo de docentes, que llamamos asesores y líderes, y que son los que conocen la pedagogía y la metodología. Son funcionarios directos de Fútbol con Corazón. Cada comunidad tiene un equipo de tres o cuatro personas y subcontratamos la nutrición con la comunidad, en este caso la Fundación Proboquilla, y nosotros damos los implementos deportivos. Hacemos jornadas de salud con organizaciones aliadas y también tenemos una Escuela de Padres (…) para que sepan exactamente lo que estamos desarrollando.
¿Cómo seleccionan a los niños participantes en el programa?
Abrimos inscripciones a los niños dando prioridad a aquellos que tienen problemáticas mayores de socialización, problemas emocionales o temas de abuso. Finalmente, como hay muchos más niños de los que uno puede atender, se hace un sorteo donde se escoge a un niño por familia, para que sea justo, y entonces una vez los niños entran empiezan todo el curriculum que demora un año. El siguiente año entran otros niños.
Pero literalmente un niño puede ir cuatro años porque hay cuatro categorías: exploradores, creadores, constructores y promotores, que van de 5 a 7 años, 8 a 10, 11 a 13, y 14 a 16.
¿Para qué está preparado un niño cuando sale de FCC?
Está preparado para enfrentar los riesgos que tiene en su vida. Tiene confianza en sí mismo, entiende la importancia de los valores en su vida personal y profesional, aprende la importancia del trabajo en equipo, la importancia de ser activo en su comunidad y que tiene un mundo de posibilidades en frente. Lo que tratamos de hacer es aliarnos con otras organizaciones educativas como el Sena, que puedan entregar becas y permitan que estas personas puedan seguir su carrera porque no termina cuando sale del FCC, necesita seguir, entonces estarían recibiendo otras intervenciones (…) esto es un trabajo bonito porque es la sociedad en movimiento, todos trabajando unidos por una causa que es el mejor interés y futuro para los niños, niñas y jóvenes de Colombia.
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