Fútbol


Real Cartagena y la oscura historia de sus manejos administrativos

Los goles de Juan José Salcedo no le sirvieron para negociar con las directivas de Real Cartagena en el arranque del Torneo Águila en 2018.

Con 24 años y 41 tantos en cinco temporadas, Salcedo es el goleador histórico del equipo cartagenero, aunque este año no se ha vestido de auriverde porque el equipo se lo impide.

Tras unas negociaciones fallidas en enero pasado, el delantero es el último de una lista de cartageneros cuya carrera peligra por desacuerdos con los directivos de un club agobiado por sus aparentes malos manejos administrativos, reflejados en lo deportivo y las deudas que lo llevaron a acogerse a la Ley de Insolvencia en 2013 y que, a pesar de la desconfianza de la ciudad, recibe apoyos económicos provenientes de recursos públicos. (Mire De Frente: Real Cartagena, un negocio que está jodiendo a los cartageneros).

El mal momento del ‘Pitillo’ Salcedo comenzó a principios de este año. El jugador tiene contrato con el club hasta el 31 de diciembre de 2018 y tras cerrar una buena temporada en 2017 atendió propuestas de otros clubes con el objetivo de jugar en primera categoría. Luego de acercamientos con Once Caldas, el jugador llegó a un acuerdo para irse a préstamo a La Equidad, una operación que frenaron los directivos al poner como condición que el futbolista ampliara su contrato dos años más.

Según Salcedo, en Real Cartagena pretendían renovarle el contrato para venderlo en un futuro y que no se marchara sin dejar ganancias al quedar liberado el 1 de enero del próximo año. Sin embargo, la propuesta solo incluía un aumento salarial de un millón de pesos, una cifra inaceptable para el jugador.

Salcedo rechazó la propuesta de renovación y el club no solo le negó la posibilidad de marcharse a La Equidad, sino que lo apartó del equipo profesional hasta que acepte las condiciones.

“Ahora mismo no juego ni entreno con el equipo. A veces me dejan hacer trabajos con muchachos que están a prueba. Yo les dije que les firmaba un año más, pero querían dos y así yo no voy a firmar”, cuenta.

El panorama de Salcedo no parece tener una resolución pronta. El club lo presiona al apartarlo del grupo sin tener en cuenta su historial goleador ni las intenciones del técnico Marco Indaburo por contar con él. Mientras, el delantero se mentaliza para afrontar un año alejado de las canchas.

Carlos González Puche, director de la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales (Acolfutpro), dijo a El Universal que aunque el jugador no ha denunciado ante esa organización, el club incurriría en acoso laboral y podría ser sancionado por el Ministerio del Trabajo.

Pero Juan José Salcedo no es el primer jugador que tiene este tipo de líos con los directivos de Real Cartagena. Según González Puche, el año pasado Martín Arzuaga, Erwin ‘Alpinito’ Carrillo y Luis Fernando Mosquera fueron excluidos del equipo porque denunciaron en redes sociales un incumplimiento salarial. Acolfutpro intervino y los jugadores recibieron los pagos.

Entre 2011 y 2012 varios jugadores pasaron por una situación similar y de ellos todavía se recuerdan los casos de José Nájera, hasta el año pasado máximo ariete histórico del equipo, y Rafael Pérez, hoy jugador de Atlético Junior.

Gustavo Pérez, hermano del central juniorista, recordó esos momentos en los que el jugador se enfrentó al presidente Rodrigo Rendón para continuar con su carrera como futbolista.

Dice que al finalizar el 2011 el club le debía cuatro meses de sueldo a Rafael Pérez, una deuda que nunca le pagaron. Al empezar el año siguiente, Pérez decidió escuchar ofertas de clubes como Millonarios, pero Rendón impidió su traspaso.

“Mandaba cartas a los clubes en los que advertían que no podían contratarlo porque pertenecía al Real. Pero no era así porque ellos incumplieron el contrato al no pagarle lo que le debían y él quedaba como jugador libre”, relata el hermano del jugador.

En esas condiciones, Rafael Pérez no pudo conseguir un equipo en Colombia y se marchó a China, donde el Chigqing Ligan le brindó la oportunidad de jugar a pesar de las presiones del presidente de Real Cartagena.

Lejos de su familia y en una cultura distinta, Pérez se mantuvo activo en el fútbol chino hasta 2013, para cuando decidió volver al país.

“Vino al Medellín y se revivió el problema porque Rendón les dijo que él pertenecía al Real. Entonces mi hermano, al que ya le debían esos cuatro meses, le tuvo que pagar a Rodrigo para que lo pudiera dejar libre”, asegura Gustavo.

Tras liberarse del bloqueo que le impuso el directivo, Rafael Pérez pudo jugar con Independiente Medellín, pasó a Santa Fe y por equipos de Brasil y Bulgaria antes de arribar en 2018 a Atlético Junior.

LOS MALOS MANEJOS DE UNA GENERACIÓN PERDIDA

Pero no todos los casos finalizaron con resoluciones favorables para los futbolistas. Otras historias retratan las pocas gestiones de las directivas para acompañar y guiar a sus jugadores de categorías inferiores hacia el profesionalismo.

Según un jugador que militó en el equipo sub 20 de Real Cartagena entre 2012 y 2013, y que al cierre de este artículo pidió reservar su nombre, sus problemas con Rodrigo Rendón lo llevaron a abandonar el fútbol. Hoy es conductor en una empresa de la ciudad.

Cuenta que llegó a Real a los 18 años tras presentarse en una convocatoria del club. Se ganó el puesto en la sub 20, equipo del que llegó a ser capitán como central, e integró selecciones Bolívar de su categoría.

Tras un primer año positivo en el onceno auriverde, el joven empezó a notar cosas inusuales en su segunda temporada. La plantilla profesional afrontaba una crisis y los líos administrativos se sentían también en las categorías inferiores.

“Nos exigían mucho, pero no nos apoyaban. No recibíamos viáticos para ir a los lugares donde nos citaban, como Takurika o la Base Naval, a veces viajábamos varias horas y jugábamos apenas nos bajábamos del bus, sin comer o dormir bien, pero si perdíamos nos insultaban y nos castigaban en el entrenamiento”, asegura.

“Como en la A, pasamos por muchos técnicos, entre ellos el ‘Pájaro’ (Óscar Eduardo) Juárez, Juan de Dios Camacho, Juan Eugenio Jiménez y un técnico de Sahagún, y hubo un tiempo en el que jugábamos sin entrenador”, añade.

Sostiene que cuando el equipo avanzaba hasta fases definitivas, los directivos buscaban la forma para que los eliminaran para evitar los gastos de viajes, hospedaje y alimentación. De repente, aparecían en la titular jugadores suplentes o en partidos importantes se llevaban a algunos futbolistas a entrenarse con los profesionales.

Al ver que no recibía auxilios de transporte ni ninguna retribución, el juvenil, que ya había debutado como profesional en partidos de Copa Colombia, se probó en un equipo del interior del país y fue seleccionado.

“Cuando le dije a los del Real que necesitaba mis papeles, me los negaron. Me dijeron que yo les pertenecía y eran ellos los que tenían que buscarme equipo a mí”, apunta.

Con la esperanza de ser reubicado en otro equipo o recibir algún tipo de incentivo para continuar en Real, el jugador volvió a Cartagena. Pero lejos de lo que esperaba, los directivos se negaron a transferirlo o mejorarle las condiciones.

Derrotado por el obstáculo, por no poder recuperar sus derechos deportivos, optó por retirarse del fútbol. “Todavía mis papeles deben estar en el Real porque nunca más volví por ellos”.

Como él, otros jugadores optaron por retirarse del fútbol luego de que la institución que los formó los dejara a su suerte.

Tal es el caso de Nilson Quintana, jugador que actuó con el equipo profesional durante 2013 bajo la conducción del portugués José Domínguez. Tras finalizar un año de malos resultados, Quintana cuenta que el club decidió que no contaría con una gran cantidad de juveniles que habían pasado de la sub 20 a la plantilla principal. Los directivos convencieron a los jugadores para que finalizaran sus contratos por mutuo acuerdo y no buscó que sus jóvenes pasaran a otros equipos.

Nilson decidió retirarse del fútbol tras no lograr ingresar a otros clubes, una suerte que al final corrieron muchos de sus compañeros en lo que podría considerarse como una generación perdida.

LAS DEUDAS Y LA LEY DE QUIEBRA

Luego de denuncias por retrasos en pagos y otras deudas, Real Cartagena se acogió, como otros cuatro equipos colombianos, en 2013 a la Ley 1116 de 2006, el régimen de insolvencia empresarial, con el que se sometió a un proceso de reorganización.

El equipo se comprometió a saldar sus deudas en un plazo de 10 años y con pagos acordados con sus acreedores.

Sin embargo, las denuncias por el incumplimiento de pagos continuaron y en noviembre de 2017 la Superintendencia de Sociedades exigió al club un nuevo método de capitalización, con el objetivo de superar la crisis financiera que atraviesa y los números negativos que reportó en su última asamblea corporativa.

En esa asamblea, Real registró unos activos de 5,045 millones de pesos y unos pasivos de 12,609 millones. Su patrimonio negativo fue de 7,564 millones y registró pérdidas por 1,007 millones.

A pesar de las advertencias de la Supersociedades, las denuncias por incumplimientos de pago continuaron. En los primeros días de febrero de 2018, Daniel Silguero, un entrenador argentino que dirigió al club, falleció sin recibir ningún pago. (Lea: América, Cartagena, Once Caldas y Cúcuta, en la lupa de Supersociedades). 

También a principios de febrero, los ex jugadores de Real Cartagena Roy Castillo y Johan Camilo Lizarralde denunciaron ante la Supersociedades el incumplimiento en pagos que se habían acordado en el proceso de reorganización.

Ante estas denuncias, la Supersociedades pidió una respuesta al club para analizar el caso. Real, entre tanto, convocó a una asamblea para el 16 de marzo próximo para analizar su situación financiera.

“En esa sesión se espera que se analice la situación financiera del equipo, la marcha del proceso de reorganización y se someterá a votación el presupuesto para el 2018”, dijo la Superintendencia.

El Universal se comunicó con Roy Castillo, jugador del Pereira, y este informó que tras la denuncia el club le canceló los 12 millones de pesos que le adeudaban por salario. También José Fernando Santa, director técnico del equipo en 2017, dijo a este medio que el equipo le pagó los salarios atrasados la semana pasada.

Tras cinco años en una crisis deportiva y administrativa, la situación de Real Cartagena no parece mejorar, por lo que la hinchada mira con mayor recelo las gestiones de Rodrigo Rendón al mando de un club que, si bien es privado, ha recibido apoyos económicos provenientes de recursos públicos de la Alcaldía de Cartagena y la Gobernación en los últimos años.

El gobernador Dumek Turbay destinó un total de mil millones de pesos durante 2016 y 2017 para apoyar al equipo, que buscaba retornar a la primera A durante estos años. Los logros no se cumplieron, aunque el gobernador aseguró que la inversión fue retribuida con jornadas de masificación deportiva y capacitaciones a entrenadores y preparadores físicos.

“Hubiéramos querido que el equipo ascendiera, pero no ha sido así. Nosotros al equipo lo vemos como lo que es, una organización deportiva que nos puede ayudar. Hace parte del fútbol profesional, eso nos permite acceder a beneficios como los de la capacitación. Real Cartagena está avalado por la Federación Colombiana y por Dimayor para promover y transferir conocimientos”, aseguró el mandatario.

Turbay explicó que para los primeros seis meses de 2018 no se comprometieron recursos para Real Cartagena, aunque reciben el beneficio de publicidad en los partidos de forma gratuita. Sin embargo, si los resultados del club son positivos para mitad de año, la Gobernación se vincularía de nuevo para los próximos seis meses.

Pero más allá de los resultados deportivos, la destinación de recursos públicos debería exigir un cambio de políticas al equipo que impida que se repitan casos como los de Juan José Salcedo, José Nájera, Rafael Pérez o Daniel Silguero.

*El Universal consultó a Real Cartagena para conocer su versión de estos casos, pero el equipo no se pronunció.

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