Una tarde-noche majestuosa con lleno completo, lo que demuestra que Cartagena tiene afición.
La Monumental Plaza de Toros Cartagena de Indias reabrió sus puertas con faenas que emocionaron a los tendidos. El oleeeeeee, torero, torero se escuchó al unísono.
Poco antes, a eso de las 4:30 p.m., mientras las filas largas presagiaban una fabulosa entradas, los pocos antitaurinos arengaban con pancartas en plena avenida Pedro de Heredia.
Los aficionados miraban de reojo aquella manifestación y luego se apresuraban a la entrada para acomodarse en el mejor puesto.
El festejo tuvo ocho toros, se cortaron 9 orejas, Luis Bolívar, Sebastián Castella, el rejoneador Andrés Chica, así como Dairo Chica, ganadero del encierro El Capiro de Sonsón, salieron en hombros.
Los toros de El Capiro de Sonsón tuvieron movilidad, casta y muy peligrosos. Embistieron, eso sí, pero mejor estuvieron los tres diestros, que deleitaron a esta afición ávida de buen torero y arte, que salió feliz y con ganas de regresar.
Y había razón para estarlo. El cartel era de postín y los diestros no defraudaron, sacaron a relucir su linaje y limpieza tanto en el capote como en la muleta.
El francés Castella en lo suyo, experimentado, con esa magia para levantar el toro y hacerlo lucir; Luis Bolívar, el primer espada de Colombia, decidido, artista, guapo, sin miedo para encarar el astado; y qué decir de Chica, enloqueció a los tendidos con su maniobra arriba en los caballos. No falló un rejón de castigo, mucho menos una banderilla y con el rejón de muerte atinó.
Bolívar cortó 4 orejas, se fue de a dos en los dos primeros toros que enfrentó y en el tercero debió descabellar.
El vallecaucano estuvo en lo suyo. Se la jugó en el primero, de nombre Limosnero y se conectó con los tendidos. Lo citó de largo con derechas, arte y clase. Mucho torero. Las palmas. El público pedía indulto. Pero no. Bolívar entró a sellar su faena y lo consiguió con un espadazo certero. Dos orejas y palmas, muchas palmas y pañuelos.
En el segundo, de nombre Naranjito estuvo inmenso tanto con el capote como con la muleta. Pero hubo una escena triste cuando José Valencia intentó colocarle el par de banderillas. Se enredó y el toro logró cornearlo en el ano. Al cierre de esta edición se recuperaba en el hospital Universitario.
Bolívar también fue sacudido por Naranjito, pero se paró como los grandes y lo fulminó con la espada. Dos orejas. En el tercero se lució, pero no fue certero y tuvo que descabellar.
Castella fue más que los tres que enfrentó. Dio todo lo suyo, arte, limpieza, lances suaves, verónicas. Es el torero que todo lo difícil, lo hace fácil, especialmente con la muleta.
El francés inició su faena en el segundo sentado en el estribo. Se llevó tres orejas y se las brindó al público.
Chica abrió el festejo con la yegua Faravida y lució brillante con los rejones de castigo y banderillas.
Luego de darle el rejón de muerte al toro, de nombre Mensajero, dijo que era un animal distraído, pero logró una oreja.
En el segundo, el octavo de la noche, de nombre Gitano, tampoco falló, pero el caballo fue alcanzado por el toro, Chica cayó a la arena, pero solo fue un susto.
Los especialistas
El periodista Edgardo Pallares dijo que “estoy contento vimos a los dos mejores toreros del momento. Fue una corrida con toros encastados y lo más importante el público respondió”.
Rodolfo Martínez ‘Romar’, narrador de Colmundo Radio, precisó que “fue una corrida fantástica”.
Lo que dijeron
Luis Bolívar, torero: “Feliz de estar en Cartagena y brindarme íntegro. Cuatro orejas lo dice todo. Es importante que Cartagena vuelva a realizar la fiesta brava”
Sebastián Castella, torero: “Contento con estas tres orejas, me voy feliz de Cartagena, una ciudad que quiero mucho. Bonito que la afición haya asistido”.
Andrés Chica, rejoneador: “Me voy contento, Cartagena esta es una plaza especial”.
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