Una "bacteria llamada kart” ha sido detectada en el ambiente de la ciudad de Sincelejo y está ad portas de causar una fiebre de alta velocidad en el sistema gustativo de los sincelejanos, sobretodo en la población infantil.
Como todo virus, este le apuesta a quedarse, en la capital sucreña o por lo menos sembrar unas cuantas semillas para que de la tierra sabanera salga un futuro Juan Pablo Montoya o por qué no un Michael Schumacher, Nelson Piquet o Ayrton Senna.
Estamos hablando del kartismo, una disciplina sin historia en el departamento de Sucre, pero que tendrá su debut próximamente y que espera tener tierra fértil en la región, aunque indudablemente esta actividad está hecha para personas pudientes.
Uno de los insumos indispensables serían, buscando una buena siembra de este nuevo deporte a nuestro medio, como en otras ciudades el respaldo de almacenes de cadena que faciliten su parqueadero como escenario para las competencias.
La otra herramienta necesaria para disfrutar en cualquier ciudad del deporte nacido en los Estados Unidos en la década del 50 son los permisos del Gobierno local en caso de organizarse carreras por las calles del casco urbano.
Y es que ya hay empresarios interesados en crear escuela en la capital sucreña con la instalación de una pista para la promoción del automovilismo entre niños hasta los 15 años, con el respaldo de la empresa privada y la Alcaldía de Sincelejo.
La prueba de que esta iniciativa recreodeportiva será un acierto está en la “locura” que despertó la exhibición de un kart profesional en la comunidad educativa del Liceo Panamericano Campestre que hicieron los organizadores de la Copa Circuito Ciudad Sincelejo.
La aparición en sociedad de este nuevo “bicho”, en el pequeño abanico de disciplinas deportivas existente en la región, se dará el próximo domingo 29 de septiembre en los alrededores de la Plaza de Toros de Sincelejo.
Para empezar
Como lo importante para empezar la práctica de este deporte es conocer el funcionamiento de la máquina, acoplarse a la posición y aprender las técnicas de conducción es recomendable adquirir inicialmente un kart de segunda mano.
Dado que esta actividad deportiva no resulta nada barata, un padre de familia que quiera formar a su hijo en esta disciplina debe tener alrededor de 5 millones de pesos para adquirir un equipo en buenas condiciones.
Pero esta no sería la única dificultad, si el aspirante a piloto no vive en las ciudades Bogotá, Medellín, Neiva, Cali, Ibagué o Barranquilla, que son las localidades del país en donde existen pistas y escuelas especializadas para formar a los futuros automovilistas.
Cabe anotar que para participar en una carrera oficial de kart se requieren herramientas como un juego de llantas que está por el orden de 400 mil pesos, esto sin incluir los gastos de mantenimiento, mecánico y entrenamiento previo.
Aunque existe la posibilidad de alquiler de estas máquinas, que está por encima de un millón de pesos mensuales, es evidente que el emocionante deporte del kartismo en cualquier parte del mundo es algo costoso.
Claro está que si se tienen los recursos se puede adquirir un kart de gama alta que vale entre los 20 y 30 millones de pesos, pero además de un buen respaldo financiero para la actividad, se requieren como en todo deporte, muchas ganas, pasión y talento.
¿Qué es un kart?
Un kart es un vehículo de motor terrestre monoplaza o multiplaza sin techo o cockpit, sin suspensiones y con o sin elementos de carrocería, con cuatro ruedas alineadas que están en contacto con el suelo.
Las dos ruedas delanteras ejercen el control de dirección, mientras que las dos traseras van conectadas por un eje de una pieza y transmiten la potencia del motor.
Generalmente los kart utilizan motores monocilíndrico y sus partes principales son el chasis, los neumáticos y el motor, casi siempre de 125 centímetros cúbicos y de dos tiempos, monocilíndricos.
Y la actividad se denomina karting o kartismo que se practica normalmente sobre circuitos llamados kartódromos que tienen entre 600 y mil 700 metros de longitud con una anchura de entre 8 y 15 metros.
Dadas sus características, el kart es la modalidad por excelencia de formación de pilotos y suele ser el primer automóvil en el que debutan los aspirantes a pilotos de competición, a edades tan tempranas como los ocho años.
Kartismo colombiano
La historia del kartismo colombiano se empezó a escribir iniciándose la década del 60, cuando los hermanos Fernando y Gonzalo Ospina, en Bogotá, construyeron dos de estos pequeños bólidos.
El ingenio de estas personas llegó a protagonizar los primeras piques de kart en el país, los cuales tuvieron lugar en parqueaderos de exclusivos almacenes de cadena y parques del sector de Teusaquillo.
Posteriormente, vinieron las primeras carreras oficiales en los parqueaderos de la Feria Exposición Internacional con la organización del Club Los Tortugas, que tomó las riendas del movimiento kartístico que se gestaba.
Más tarde nacieron los nuevos clubes Francolkart y Bogotá Karting, en la capital del país y en la ciudad de Medellín, el Kart Club Medellín, hasta donde se había extendido ya la fiebre de este deporte.
Llegaron, entonces, las primeras carreras de kart a las ciudades de Cali e Ibagué, posteriormente este deporte de motor voló a la Costa Caribe colombiana y llegó a Barranquilla, desde donde se ha venido expandiendo últimamente a Valledupar y Cartagena.
Pero en 1966, el movimiento sufrió una tremenda crisis debido al cierre de las importaciones, sin embargo, en la década del 70 renació con la apertura de Coldeportes y el nacimiento de la Federación Colombiana de Kart.
Al comienzo se corría con kart de motores americanos, pero en los 80 se empezaron a instalar motores italianos y japoneses, lo que implicó el cambio de afiliación de la I.K.F. que rige a los Estados Unidos a la Federación Internacional del Automóvil (FIA) que maneja el automovilismo deportivo en el mundo.
Comentarios ()