Perros rastreadores de bombas recorrieron las calles y oficiales de policía vigilaron casi todas las esquinas. Pero la intensa vigilancia no fue obstáculo para que se alcanzara una cifra récord de participantes en el maratón de Nueva York.
En un fresco domingo de otoño, 50.740 personas tomaron la arrancada de la carrera _incluyendo al participante un millón de la prueba que cumplió 33 años_ que pasa por los cinco distritos de la urbe.
Nueva York brilló en todo su esplendor para el público de todo Estados Unidos que pudo seguir la competencia por televisión, un año después de que la maratón fue suspendida por el huracán Sandy.
Charles Breslin perdió su casa debido a la tormenta. Este año trabajó como voluntario en la carrera y dio la bienvenida al regreso del evento.
"No sé cómo se sienta el resto de Staten Island pero sólo puede ser positivo", dijo. "Tienes que regresar a la normalidad".
Este no fue un maratón neoyorquino clásico porque la vigilancia se incrementó después de los atentados con explosivos en el de Boston en abril. Aunque el público podía acercarse a casi todos los sitios para animar a los corredores como en otros años, la seguridad fue más rígida en toda la ciudad.
"Es muy distinto a los años pasados", dijo Alem Kahsay, quien ha trabajado en la meta los pasados 13 años y compitió en cinco maratones en esta ciudad. "Hay puntos de vigilancia por todos lados hasta la meta. Trabajé desde las 4.30 de la mañana y a esa hora ya estaban".
En la salida los corredores fueron canalizados hacia filas de revisión y constantemente se les recordaba que no estaba permitido llevar teléfonos móviles. Pero si los corredores no se desalentaron, el público menos.
"Cómo podrías no venir aquí para apoyar", dijo Sarah Davidson, quien vino a ver su 14ava maratón. "Después de lo que pasó el año pasado y lo de Boston queremos demostrar que somos más fuertes que nada. La seguridad extraordinaria es parte del mundo en que vivimos actualmente. Me siento completamente segura".
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