Un caso curioso en Brasil ha hecho que se cuestionen a los exámenes y procedimientos a los que son sometidos los luchadores de MMA. Los cuestionamientos surgieron luego de que se conociera que la peleadora Kinberly Novaes luchara y ganara cuando tenía 12 semanas de embarazo, por lo que podría demandar a la compañía para la que trabaja.
Novaes se enfrentó por el título de peso pluma a Renata Baldan, el 17 de mayo pasado. Según la deportista, ni ella ni la compañía de artes marciales mixtas sabían que estaba esperando un hijo.
La pelea transcurrió con normalidad, aunque Kinberly Novaes explicó que tuvo problemas para bajar al peso que necesitaba para la pelea.
“Traté de cortar peso para la pelea, pero no podía a pesar de hacer una dieta estricta. Estaba desesperada porque no podía deshidratar correctamente”, sostuvo.
Dijo que continuó con esos problemas semanas después, por lo que asistió a una cita con el médico, que le hizo una prueba de embarazo.
“Decidí ir al hospital e inmediatamente me preguntaron si estaba embarazada, pero lo negué. Yo estaba segura de que tenía un problema intestinal, pero pidieron un análisis de sangre para confirmar. Una hora más tarde, me enteré de que estaba embarazada”, contó.
Según los medios brasileños que han publicado la historia, la compañía para la que trabaja Novaes -Noxxi- no es regulada por la Comisión Atlética de MMA Brasilera, por lo que los luchadores no se someten a tantas pruebas antes de los combates.
“La verdad es que no pedí la prueba, fallamos en eso. Es que ni siquiera pensé en la posibilidad de que una mujer pudiese pelear sin saber que está embarazada. Era mi primer evento y no sabía cómo hacer las diligencias”, reconoció Bruno Barros, promotor de la pelea.
Entre tanto, Kinberly Novaes reveló que en el último estudio que se hizo supo que su embarazo, de seis meses, marcha en perfectas condiciones.
Aun así, asegura que podría demandar a la compañía de MMA por no tomar las precauciones necesarias.
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