El día que supo que tenía cáncer el mundo se le vino encima y, por semanas enteras, pensó que de esta no iba a salir. Siete meses después, Catalina Castaño experimenta una nueva vida.
Ser cristiana le ha dado ese aliento para enfrentar el que llamó el partido más difícil de su vida. Y salir adelante, porque hoy, la extenista risaraldense cuenta que las angustias, depresiones e incertidumbres fueron derrotadas gracias a la fortaleza en Dios, a su familia y al deporte.
Es imagen de dos campañas relacionadas con la lucha contra el cáncer en Pereira. Y, como si fuera poco, volverá a la cancha, esta vez no para jugar sino para dirigir, porque será la capitana de la Selección Colombia femenina, una noticia que la llenó de alegría este fin de semana.
"Era uno de mis sueños de toda la vida de tenista. Es un tema que siempre me ha motivado y cuando se empezó a tocar el tema, el año pasado, me motivé aún más".
-Y, realmente, es la capitana...
"Siempre, por molestar, me decían que era la capitana. Bueno ya lo soy".
-Bueno y qué piensa hacer, qué es lo primero que hará...
"En que Colombia tiene buenas tenistas y hay que saber aprovechar el recurso; contactar las jugadoras y diseñar el plan para la próxima Fed Cup. Hay muchas cosas por hacer".
-¿Ha tenido contacto con jugadoras que hasta hace poco eran sus compañeras y de ahora en adelante serán sus dirigidas?
"Suena raro. Sí. Ya hablé con Mariana (Duque), me dijo que estaba dispuesta a aportar en este proceso; luego con Juliana (Lizarazo). Son niñas que están jugando bien. Lo que sí hay que mirar bien es la conformación del dobles. Es un trabajo que empieza y al que hay que pararle bolas porque tiene mucho que ver con el futuro de nuestro tenis. También hay que pensar en que todas tengan fogueos, participen en torneos y tengan roce con tenistas de élite".
-Pareciera que nunca hubiese dejado el tenis, así fuera por cerca de un año...
"Es mi vida, de una u otra forma sigo en el tenis. Cuando me siento bien voy al club (en Pereira). Y ahora mucho más".
-¿En su caso pasar de una vez -porque usted nunca renunció a practicar el tenis, sino que lo hizo por las circunstancias de su enfermedad- no es un brinco muy grande, casi de la noche a la mañana, de ser tenista a capitana de un equipo nacional?
"No creo. Algunas tenistas del circuito lo han hecho, yo me siento capacitada para ello y, además, porque ya antes estaba en los planes".
-¿De su gran experiencia, qué habría que inyectarle a su grupo de dirigidas?
"Ante todo, el concepto de unión. De ahí parte todo. Es fundamental para armar cualquier proyecto".
-Esa labor exige demasiado esfuerzo, ¿su situación actual le permite un ciento por ciento de dedicación?
"Mantengo la rutina del tratamiento y no creo que sea problema. Ya, gracias a Dios, se ha controlado el tema y puedo hacer mi vida con tranquilidad"
-¿Aún mantiene las sesiones de quimioterapia?
"Cada ocho días debo cumplir con la terapia y la medicina. Me queda un mes de tratamiento riguroso y luego mantenimiento. Mi médico oncólogo ha sido muy claro en el sentido de que debo llevar una vida normal. Eso es básico si queremos salir adelante".
-Y, claro, el deporte es fundamental...
"Sí. Yo le doy gracias a Dios de haber seguido este camino y de mantenerme en él. Es igualmente un factor importante para mejorar. Desde los diez años practico tenis y desde ese momento supe que iba a ser toda mi vida. Hoy no imagino mi vida sin él".
-Y la familia...
"Te brinda un apoyo inmenso. En determinados momentos es la única posibilidad para salir adelante y superar momentos difíciles, de incertidumbre y desconsuelo".
-Y Dios, sabiendo de su religiosidad...
"Para mí la fe en Dios es lo principal; siempre puse mi vida en sus manos. Y en vez de ponerme a pelear con Él por lo que me pasa, pensé que esta era una buena oportunidad para fortalecer mi fe. Y supe que en Él me iba a ayudar a sanar y salir adelante con fortaleza, fe y positivismo".
-Fueron momentos duros, de depresión. ¿Deporte, familia, Dios jugaron el papel que esperaba?
"Fueron los tres soportes más importantes para superar la depresión que es un factor desequilibrante. Me dije, una y otra vez, "no podés estar deprimida", porque si te dejás vencer por ella, el sistema inmune pierde y con ello se deteriora todo lo físico".
-¿Cómo asume hoy el cáncer?
"Con naturalidad. Antes, cuando me lo diagnosticaron, creía que se me venía el mundo encima y pensaba: ¿por qué a mí? Uno cree que hay cosas que no le pueden ocurrir, pero a la vez hay que ser consciente de que nadie está exento de cualquier enfermedad".
-Tuvo que ver con el desconcierto inicial del diagnóstico...
"Sí, claro, porque a uno le dan un resultado pero no le indican qué debe hacer. Entonces son días duros, de desconcierto, de momentos en los que negás la situación, no la querés aceptar y en los que si no tenés fortaleza perdés".
-¿Cree que ya pasó el momento más duro o falta más?
"Creo que ya pasó. Esos primeros días fueron demasiado complicados por todo lo que implica una noticia de tal tamaño, de no saber qué hacer, de estar desorientada. Que seguro aparecerían momentos difíciles pero, insisto, con la fortaleza en Dios pude salir adelante".
-Con el diagnóstico de la enfermedad, algo se pierde pero, igual, algo se debe ganar...
"Bueno, sí, cuando uno hace el análisis ve que son muchas las cosas. Pero como siempre fue mi vida en el tenis, veo más lo positivo que lo malo. Toda esta experiencia me ha permitido fortalecerme más en Dios, ir más a la iglesia, al grupo de oración, pasar más tiempo con mi familia que antes, con tantos compromisos ni la veía; con mis amigos, en fin, siempre hay cosas positivas que se pueden rescatar de una situación como esta".
-Igual su vida social cambió completamente...
"Vea como son las cosas; antes no tenía casi tiempo para esas cosas; ahora es que me estoy dando cuenta del sentimiento que uno despierta en la gente. A veces cuando se es deportista solo hay tiempo para entrenamientos, partidos, descansos y poco del resto. Y me di cuenta del amor que me tiene la gente que está a mi alrededor y hasta la del común de la calle. Y, de verdad, agradezco, porque si en verdad asumir una enfermedad como la mía nunca será bueno repetirla, hay cosas que valen como el cariño de la gente".
-Igual su presentación personal ha cambiado y déjeme decirle que las pañoletas le lucen bastante...
"Bueno gracias, esa también fue otra decisión dura de tomar cuando se me empezó a caer el pelo; pero son cosas que pasan y que tienen solución. Encontré en las pañoletas una buena posibilidad".
-Ahora hasta se ríe de su cabeza rapada, sus pañoletas y hasta turbantes...
"Es una terapia y ha dado buenos resultados, qué tal si no".
TODO EMPEZÓ EL 27 DE MARZO DE 2014
El 27 de marzo de este año, Catalina Castaño sorprendió al mundo con un escueto comunicado en el que reconocía afrontar su partido más difícil: el cáncer que le fue detectado en fase temprana y con pronóstico favorable, por lo cual realizaría una pausa en su carrera deportiva. Segunda mejor tenista de Colombia en la historia, múltiple integrante de la Selección y raqueta de élite con participaciones en los cuatro torneos del Grand Slam, manifestó: "Quiero informarle a toda la opinión pública, especialmente a todas las personas que cada semana están pendiente de mí, que asumiré el reto de mi terapia con la misma actitud que me ha caracterizado toda mi vida, lo que llevará a los buenos resultados esperados".
Mejor posición: Catalina alcanzó a ocupar la casilla 35 en el ranquin individual de la WTA en 2006.
Nacimiento: Pereira.
Edad: 35 años (nacida el 7 de julio de 1979).
Años de profesional del tenis: 20 (debutó en 1984 y se "retiró" en 2014).
Récord de juegos: 421 ganados y 369 perdidos.
Mejor Grand Slam: tercera ronda de Wimbledon en 2008.
Hoy: capitana -lo que en el fútbol es el director técnico- de Colombia.
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