Económica


Aumento del 7% del salario mínimo se agotará en 3 meses

COLPRENSA

02 de enero de 2016 11:10 AM

El salario mínimo modelo 2016 fijado por el Gobierno en 689.455 pesos, un 7,0 por ciento más que el del año anterior, pone a buena parte de los colombianos a hacer cuentas.

Ayer, mientras trapeaba en su sitio de trabajo, Olga Pulgarín, empleada de oficios varios que devenga el salario mínimo desde hace tres años, comentó: “El aumento fue de 45.105 pesos y todo sube más que eso. No creo que vaya a alcanzar para mucho, en el caso de mi familia la suerte es que mi esposo también trabaja y gana un poco más que yo, veremos cómo nos va”.

Todo parece indicar que la idea de la trabajadora está bien fundamentada. Solo en la última semana de 2015 incrementaron las cotizaciones de las verduras, las frutas y los tubérculos. En el caso de Medellín, productos como la zanahoria, el repollo, el chócolo, el limón (en todas sus variedades), la mandarina y la papa capira tuvieron aumentos de precio de más del 20 por ciento.

El Sistema de Información de Precios y Abastecimiento del Sector Agropecuario (Sipsa) precisó que en los últimos días de diciembre la Central Mayorista de Antioquia (CMA) y la Plaza Minorista reportaron una merma en el acopio de alimentos del 17,05 por ciento.

El verano, la falta de lluvias y la poca recolección de las cosechas por las festividades de fin y comienzo de año, fueron invocadas para justificar la menor oferta de productos y el alza en sus costos.

Así las cosas, Guillermo Botero, presidente de Fenalco, reconoce que el fenómeno de El Niño seguirá impactando al sector agroindustrial y admite que causará una mayor inflación que se verá reflejada en mayores precios en el inicio de 2016.

No obstante, el dirigente explica que un trabajador con la remuneración mínima, más las prestaciones a las que tiene derecho, en 2015, generaba un costo mensual de unos 991.768 pesos, pero desde ayer ese valor es de 1,06 millones.

Para Botero, el ajuste estuvo en línea con lo ofrecido por el empresariado durante la etapa de conversaciones (6,8 por ciento) y, además, tuvo en cuenta la inflación causada en el país (6,11 por ciento entre enero y noviembre de 2015).

A su turno, Julio Roberto Gómez, presidente de la Confederación General de Trabajadores (CGT), considera que con el alza del mínimo los obreros arrancaron perdiendo plata el 2016.

“Hace un año el incremento fue de 4,6 por ciento y el costo de vida estará alrededor del 7,0 por ciento, es decir comienzan perdiendo dos puntos porcentuales y a eso se deben agregar los mayores costos de servicios públicos, matrículas, pensiones, textos escolares, es decir que en 90 días ese aumento no valdrá nada”, precisa Gómez.

SIN SORPRESAS

El decreto 2552 del pasado 30 de diciembre estableciendo el mínimo para 2016 y firmado por los ministros de Hacienda y Trabajo, Mauricio Cárdenas y Luis Eduardo Garzón, fue anticipado por la academia.

Ricardo Bonilla, miembro del Centro de Investigaciones para el Desarrollo de la Universidad Nacional, había previsto que el incumplimiento de la meta de inflación del Banco de la República y los aumentos de su tasa de interés, hacían imposible pensar en un salario mínimo que fuera mucho más allá del nivel de inflación, e incluso sugirió que podría estar por debajo, para poder controlar los precios.

La tesis de Bonilla aún está vigente, pues solo el martes el Dane revelará el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del año 2015.

Jorge Coronel, catedrático de la Universidad de Medellín, critica la posición asumida por los empresarios. “Ellos sólo piensan en que al elevar el mínimo se les aumentan los costos de mano de obra, pero no quieren reconocer que si la gente tiene más ingresos, puede comprar más. Esa lógica a ellos se les olvida”.

Otro argumento del docente es que los empresarios nunca han señalado el costo de la mano de obra como un problema. “Le hago seguimiento a la encuesta mensual de la Andi y nunca ha aparecido el costo de los trabajadores como una dificultad. Hoy es la tasa de cambio del dólar, antes fue el contrabando y en otro momento fue el acceso a mercados internacionales”.

AGENDA OCULTA

Tal vez una observación en torno al mínimo y en la que coinciden empresarios y trabajadores tiene que ver con el escenario de posconflicto, derivado del posible acuerdo con las Farc.

Para el presidente de Fenalco, el Gobierno tiene pendiente un plebiscito tras la firma de la paz, es decir una agenda que no es necesariamente la del sector empresarial, pero que tendrá un efecto directo sobre el desempeño económico.

Desde la CGT, surge una duda: “¿El Gobierno va a financiar el proceso de paz con el empobrecimiento de los trabajadores?”.

Pese al fracaso de la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, las partes también coinciden que esta es una instancia que debe mantenerse, pues es un espacio que otorga la ley y hay que valorarlo. “En otros momentos se han logrado acuerdos y concertaciones. Frente a las dificultades que hemos tenidos uno no debe renunciar a ese tipo de herramientas”, puntualiza Gómez. 

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