Inspirado por el Francés Thomas Piketty y su libro 'El Capital en el Siglo XXI', Robert Boyer, investigador francés y especialista en economía, llega al país para hablar sobre los actuales procesos económicos por los que atraviesa el mundo, Latinoamérica y Colombia.
Defendiendo las teorías de Piketty, Boyer analiza la desigualdad mundial que, aunque pasa el tiempo, no cesa y continúa en ascenso.
El investigador habló con COLPRENSA sobre las situaciones del mundo actual y el futuro del planeta de no darle freno a la desigualdad mundial producida por el individualismo de muchos países.
- ¿Cuál es la razón de la desigualdad mundial?
La desigualdad radica en que los países tienen mal distribuidas las tasas de interés, los industriales se benefician de todo mientras que los asalariados no. Todo radica de la brecha existente entre el capital y el trabajo. En América Latina particularmente existe la desigualdad por la informalidad del trabajo que hay y eso genera desigualdad.
- ¿Cuál sería la solución a la desigualdad mundial?
Piketty es muy concreto: Hay que tener un impuesto mundial sobre el capital y un impuesto progresivo. Si alguien tiene 100 mil dólares que pague el 1%, si alguien tiene un millón que pague el 3% y el que tenga 100 mil millones que pague entonces mucho más. Una progresividad sobre el impuesto que en realidad es una utopía.
- ¿Hay países en el mundo para lo que esto dejó de ser utópico y se convirtió en real?
Es muy difícil lograr esto completamente, pero hay países en Europa que ya van a implementar unas tasas sobre las transacciones financieras, pero es muy limitado.
- Colombia es uno de los países más desiguales del mundo. ¿Cómo podría tener mayor igualdad?
Thomas Piketty es muy claro, la solución real a la desigualdad es la igualdad en la educación, que haya una capacitación de todos y sea de calidad y, además, la igualdad democrática, es decir la participación de todos en las decisiones políticas.
- ¿Cómo afecta la violencia de un país a su economía?
Hay muchas formas de verse afectado. La guerra nunca es buena y trae muchas consecuencias y consecuencias económicas, porque hay destrucción de gente y de infraestructuras. Si un país tiene guerra tiene economía de destrucción, que es lo opuesto a lo que es la economía que es riqueza y valores, la guerra es totalmente económica
- ¿Cómo afecta la cultura a la desigualdad?
La cultura es esencial para determinar este tipo de cosas y la historia de los países también. Por ejemplo en Estados Unidos existe desigualdad aún, porque muchos afroamericanos que vienen de la esclavitud viven en desigualdad, a pesar de la constitución de derechos. En Francia la desigualdad depende del lugar de donde viva tu familia y la calidad de educación que haya allí, porque las fuentes son muy distintas. En China cuando tú naces en una zona rural no puedes ir a una zona urbana con los mismos derechos de los que nacen en estas zonas, es una desigualdad entre urbanos y rurales.
Existen además dos posturas que miden esto: los Luteranos y los Calvinistas. Para los primeros el valor se mide en la riqueza y hay individualidad; los segundos, viven en comunidad, todos trabajan porque hacen parte de la comunidad, por eso depende tanto de la cultura.
- ¿Qué países podrían caber en los Calvinistas?
Estados Unidos. Ellos creen que la fortuna de Bill Gates es justa porque para ellos él ganó en el mercado y no fue precisamente así, esa es la postura de los luteranos.
- ¿Qué piensan entonces los Luteranos?
Francia, por ejemplo, allá él no ganó, sino que se apoderó de las riquezas que sus asalariados produjeron, se apropió del trabajo de otros. Para los americanos eso es normal, porque según ellos ganó, mientras que en Europa no se piensa así, allá es injusto, se apropió de algo. Para unos es suerte y para otros explotación.
- ¿Cómo ha sido la evolución de la economía en América Latina?
Es muy difícil saberlo porque América Latina no existe. México se va con Estados Unidos, Brasil, por ejemplo, tiene la intención de ser líder de América Latina; Chile es un país pequeño, que con tratados de libre comercio piensan en su propio interés; Argentina tiene una pelea eterna con industriales, terratenientes y asalariados; y en Uruguay hay un presidente que legaliza la marihuana, es un poco social demócrata, entonces no hay una unidad. Latinoamérica, aunque tiene herencia de la corona, no tienen una economía que puedan compartir.
- En el mundo se viene dando una discusión entre el desarrollo económico y el cuidado del medio ambiente. ¿Cómo se logra un equilibrio allí?
En China existe un gran dilema y creo que puede pasar acá en Colombia. Allá existe la minería ilegal, el gobierno quiere detenerla para proteger el medio ambiente, pero también quieren defender el crecimiento del empleo, entonces un día cierran las minerías informales y al día siguiente las vuelven a abrir para reducir el desempleo. Entonces el problema es que hay un gran dilema que deben resolver y escoger qué es lo que quieren, un gran desarrollo o que prime el cuidado ambiental.
- ¿Qué le conviene más a un país?
Los países necesitan el desarrollo, pero hay que ser fuertes y cuidar el ambiente. La solución es una solución política, que el gobierno entregue permisos de explotación en aquellas zonas donde no se vea tan afectado el medio ambiente y ambas partes puedan ganar. Que haya derechos democráticos y sea la gente, los ciudadanos los que decidan qué se debe hacer en el país.
- Teniendo en cuenta las situaciones que vive el mundo actual, ¿cuál es el futuro?
Indudablemente una crisis ambiental. Va a haber un gran fracaso ambiental que perjudicará la economía, porque a los gobiernos no les interesa el medio ambiente, quieren el dinero que les permite crecer rápidamente. Como vemos, solo los países ricos defienden el medio ambiente por la simple razón que no tienen necesidades de países como Colombia. El futuro económico sí es más incierto, porque Asia va a conseguir en un futuro la calidad de vida de los europeos, pero eso se hará a costa del medio ambiente, entonces la economía crecerá en países como esos, pero no va a haber aire ni agua.
- ¿Cuál es entonces la solución?
Lo mejor que puede ocurrir es una gran crisis económica, dramática, donde se detenga el crecimiento por un momento y el medio ambiente pueda volver a su estado, recuperarse al menos un poco y volver al equilibrio que haga posible empezar de nuevo.
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