Económica


Reficar planea integrar producción de su nueva planta con la anterior

COLPRENSA

12 de octubre de 2015 09:38 AM

La nueva planta de la Refinería de Cartagena (Reficar) tendrá capacidad de procesar 165.000 barriles diarios de crudos pesados. A cada uno de esos barriles le sacará hasta unos 20 dólares en productos derivados. 

De ahí que una cuenta a mano alzada arroja que la fábrica más grande de Colombia funcionando a toda su capacidad facturará, en promedio, cerca de 3,3 millones de dólares al día o 1.204 millones de dólares anuales. 

Pero puede ser mucho más, según se desprende de la entrevista exclusiva de EL COLOMBIANO con el presidente de Reficar, Reyes Reinoso Yánez. En los planes de la filial de Ecopetrol está integrar la nueva planta con la que opera desde 1958 y procesar ya no 165.000 barriles por día, sino unos 210.000. 

Con la cuenta anterior, el complejo de refinación sería una máquina de hacer plata: generaría ingresos de 4,2 millones de dólares cada 24 horas. 

Mientras eso se concreta, la nueva planta tiene previsto para finales de este mes poner en funcionamiento la Unidad de Crudo, y comenzar a transformar petróleo en millones de galones de gasolina y diésel “verdes” (bajos en azufre), así como otros derivados de alto valor (Lea aquí: Arrancó planta de servicios industriales de Reficar) . 

Para marzo próximo estará operando al 100 por ciento y en agosto de 2016 habrá alcanzado su máxima eficiencia. Y eso será posible luego de ocho años de obras, una inversión que supera los 7.000 millones de dólares y una deuda billonaria que espera cancelarse antes del año 2026. 

Y al frente de este megacomplejo industrial está desde noviembre de 2012 Reinoso Yánez, un ingeniero químico que acumula más de 35 años de experiencia en la construcción y operación de refinerías en Estados Unidos y Venezuela, aunque también ha recorrido otras de Europa y Asia. 

Así no lo reconozca, “escoba nueva, barre bien”, y su gestión fue definitiva para desempantanar un proyecto al que le han llovido críticas y al fin será motor de crecimiento de la economía del país (ver cronología). En todo caso, con su juicio de experto, Reinoso admite que la nueva planta pudo costar menos y construirse en menos tiempo, pero aclara que hoy es la que realmente necesita Colombia: 

- ¿Por qué se afirma que la nueva refinería es la más moderna de Latinoamérica? 
“No es un alarde: es la más moderna de América. Tenga en cuenta que arrancó de cero, no es una ampliación ni una modernización. Está llena de automatización en sus procesos y tiene mucha confiabilidad al minimizar el error humano. Usa las tecnologías más avanzadas disponibles, convirtiendo el crudo en productos de muy alto valor y rendimientos, mediante procesos muy eficientes energéticamente. Conozco no pocas refinerías alrededor del mundo y le puedo asegurar que esta es muy competitiva y sus costos serán mucho más bajos por barril que la anterior”. 

- ¿Qué pasará con la refinería antigua? 
“En los planes originales se tenía previsto desecharla, pero estudios más recientes nos señalan que es importante tenerla por dos razones. Primero, la nueva planta es de procesos secuenciales y si se requiere detener operación para reparar la Unidad de Crudo o por alguna emergencia, se frena todo, entonces con la otra planta se podrá seguir produciendo, no tanto, pero en dinero es mucho. Como segundo, un estudio de aprovechamiento de activos arrojó que trataremos de tener más volumen de los productos más rentables llamados de conversión profunda. En la medida que seamos más diestros, podremos traer más crudo y la refinería antigua la pondríamos a trabajar simultáneamente con la nueva. Así pasaríamos de una refinería que no procesaría no solo de 165.000 barriles diarios, sino de 210.000 barriles”. 

- Entonces, ¿la idea es integrar la operación de ambas refinerías? 
“Tenemos ya unos diseños avanzados sobre el tema. En términos de inversión es bajo y habría que hacer varias integraciones técnicas y cambio de algunos equipos. Así que por una inversión ínfima se obtendrían muchos más rendimientos”. 

- ¿Pero una vez concluida la nueva planta se comenzará con esa integración? 
“Para poderlo hacer se requiere dinero y eso habrá que revisarlo en su momento. Lo que sí se tiene ahora son claras opciones de crecimiento futuro hacia la industria química y petroquímica”. 

- ¿A qué se refiere? 
“Subproductos como el azufre, podrían generar otros procesos asociados a la hora de venderlo a diversas industrias del país que lo usan como materia prima de fertilizantes, cosméticos y demás. Hay otros productos derivados de las naftas que sirven para producir fibras textiles como, por ejemplo, polyester, y tenemos una empresa asiática interesada en invertir aquí adentro para tener unas industrias petroquímicas pegadas a esta nueva refinería”. 

- En el caso del coque, ¿ya tienen a quién venderlo? 
“Ya se tiene un comprador por los próximos 10 años que se lo lleva como combustible, en vista de que ese subproducto no tenemos cómo almacenarlo por mucho tiempo aquí. En propileno es 2,5 veces lo que se enviará a Essentia (Propilco) y que no tenga que salir a comprar en otras partes, ahorrándose costos de transporte”. 

- ¿Cómo será el encendido de la planta? 
“Ya la planta arrancó y es un proceso gradual. Tenemos lista la Unidad de Servicios Industriales que suministra energía eléctrica, vapor, gas, agua y nitrógeno, luego de concluir todas las pruebas satisfactoriamente. Solo con la central de generación de 193 megavatios de capacidad, que daría para mantener encendida una ciudad como Cartagena, significará un ahorro cercano a los 22,4 millones de dólares anuales”. 

- ¿Cuándo se procesará el primer barril de petróleo? 
“Se comenzará a producir cuando esté lista la Unidad de Crudo, y esperamos que eso ocurra a finales de octubre. Tenemos la expectativa de que en marzo estén todas las 31 unidades de producción en servicio. Por el impacto que tienen en la producción industrial y la economía del país, el reto es ganarle a la fecha, no cumplir con la fecha”. 

- En cifras, ¿a cuánto espera llevar el Ebitda (flujo de caja operativo) de la empresa? 
“Esos números están en plena revisión ahora, pero se puede decir que pueden ser cuatro veces mejores que con la refinería anterior, y creo que puede ser hasta más. Y en el mediano plazo, pueden ser mucho mayores con la integración de ambas plantas”. 

- ¿Y cuál será la rentabilidad de Reficar? 
“Basados en proyecciones de mercado, podremos tener un margen de refinación por barril que se mueva en un rango entre 15 y 20 dólares, según como se comporte el mercado. Para que se entienda, los márgenes de refinación no son otra cosa que el precio a lo que vendemos menos los costos de operación y del crudo requerido”. 

- ¿En qué sentido el arranque de Reficar será un impulso a la industria nacional? 
“Esperamos que con la mayor disponibilidad de materias prima producidas por Reficar vengan más inversiones en el país para la fabricación de sintéticos (fibras, textiles, nylon), crecimiento de la industria de polipropileno. Aquí no hay industria de polietileno y eso tiene una gran ramificación, igual que consolidar otras de solventes, detergentes, entre otras. El petróleo está en todas partes y la industria de Colombia crecerá, no me cabe duda”. 

- ¿Se dejará de importar diésel y gasolina? 
“Hoy se importan de bajo azufre, que no es barato, para mezclarlo con el producido en el país y cumplir la normativa ambiental (50 partes por millón). Con Reficar se pueden eliminar esas compras e incluso se podrán exportar excedentes, dependiendo de cómo evolucione la demanda nacional y los volúmenes que también produce la refinería de Barrancabermeja”. 

- ¿Cuánto podrá exportar? 
“Las proyecciones muy generales, con la demanda nacional actual, nos indican que podremos llegar a una exportación de productos que puede sumar los 40.000 barriles por día, dependiendo también de los precios. Ya está todo el equipo comercial de Ecopetrol buscando oportunidades de mercado”. 

- Llegó a presidir Reficar cuándo el proyecto estaba bastante enredado: ¿qué ha sido lo más retador para usted? 
“Heredé un proyecto en marcha y me correspondió acelerar el paso, no lo hice yo, sino el equipo de lujo que tengo. Encontré las obras en cerca de 0,4 por ciento de avance semanal. Me tocó replantear varias cosas y con algo de experiencia se logró llevar ese indicador a 1,2 por ciento. Pero luego hubo un paro laboral entre julio y octubre de 2013 que nos retrasó y costó mucho tiempo y plata retomar el ritmo. A mí me pegó muy duro, porque el proyecto estaba en su mejor momento”. 

- Acerca de los sobrecostos y demoras, ¿fueron muy optimistas los presupuestos y cronogramas iniciales? 
“Efectivamente, el proyecto sí ha costado más y ha tomado más tiempo, pero igual toca reconocerlo, asumirlo y dar la cara. Pero se debe tener claro que aquí lo que se tiene es una refinería distinta a la que se planteó inicialmente. Este proyecto antes fue orientado según la conveniencia del que era su socio mayoritario (Glencore), como comercializador de gasolina, pero el mercado lo que pide es diésel. Cuando Ecopetrol toma el liderazgo del proyecto y de Reficar y se reorienta a lo que le conviene a Colombia, es decir, diésel, y eso es lo que hay hoy”. 

- ¿En qué se registraron los mayores sobrecostos? 
“En los cambios que tuvo el proyecto en su vocación y alcance, porque se agregaron más cosas que, en todo caso, eran necesarias para responder adecuadamente al mercado y tener una refinería más productiva y eficiente. Pero también en un proyecto de esta magnitud afecta los precios de las compras. Por ejemplo, en estructuras metálicas el acero se disparó y no se podía esperar a que bajara, había que comprarlo y no perder el avance de las obras. Así que hubo desfases, pero al final del día, el proyecto es rentable”. 

- Pero terminó costando más de 7 mil millones de dólares. 
“Nada es gratis en estos proyectos, y hay muchas cosas que no se notan. Cuando cambia la ingeniería se afectan las compras, las obras, los tiempos y todo lo demás. Hemos sido auditados constantemente por la Contraloría y otras entidades, y hemos salido bien calificados, y claro que hay recomendaciones, que hemos acogido”. 

- Con los últimos ajustes, ¿este proyecto cuánto se habría tardado y costado realmente desde cero? 
“Al compararnos con otras refinerías de similar magnitud, la planta no está por fuera de los rangos y no somos la más costosa de América Latina. Hubo espacio de mejoras y en algunos casos eso fue por los cambios introducidos, pero también con la productividad e improductividad que pudo tener el contratista”. 

- ¿Pero se pudo haber construido en dos años menos, por ejemplo? 
“Aproximadamente, creo que es un buen tiempo para redondearlo. Es difícil simplificarlo, pero igual ganamos muchas lecciones”. 

- ¿En cuánto tiempo se recuperará esta inversión? 
“Tenemos la meta conservadora de que en el año 2026 concluyan los pagos a la banca internacional, les vamos a cumplir, no cabe la menor duda. De ahí en adelante debería ser toda la utilidad para la compañía. Pero creo que podemos lograrlo antes, pues con los planes de operar más allá de la capacidad original y cuando esté en marcha la refinería sacaremos mucho provecho y ahora los vientos son favorables”. 

- ¿Cómo maneja esa presión de las fechas de arranque de Reficar? 
“El manejo de fechas siempre es difícil y hay variables que inciden. Hay muchas cosas que desde afuera no se ven de un proyecto de esta magnitud. Tenemos una gran presión por poner la refinería en servicio, pero vamos a hacerlo de una manera segura, así lo comparte Ecopetrol, y eso está por encima de cualquier apuro, que no quepa duda. Lo que viene ahora son buenas noticias para Colombia”. 

- Si le proponen hacer otra refinería, ¿se le mediría? 
“Encantado de la vida”. 

CRONOLOGÍA 

2006-2009 
El proyecto de ampliar la refinería de Cartagena se adjudica en 2006 a la multinacional suiza Glencore, quien contrata a la firma estadounidense CB&I para las obras. Pero no consigue créditos externos y vende su 51% en Reficar a Ecopetrol en mayo de 2009. 

2010-2011 
Ecopetrol heredó un contrato inconveniente con CB&I que tras un largo litigio logró modificarse. Se consiguió un crédito con Eximbank por US$3.500 millones. El proyecto se modificó y amplió capacidad de producción y conversión a crudos pesados. 

2012-2015 
Ajustados presupuestos, por encima de lo previsto inicialmente, las obras principales comenzaron en octubre de 2011, pero el invierno generó retrasos. En julio de 2013 se registró un paro laboral y solo hasta agosto pasado concluyeron las obras. 

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