Aunque en los nuevos formatos de tiendas que se han inventado las grandes cadenas de supermercados a usted no lo llaman por su nombre, ni le venden 500 pesos de aceite o media panela, su presencia en los barrios populares de las grandes y pequeñas ciudades del país es cada vez más creciente.
La competencia por quedarse con los que parecían ser los eternos clientes de las tiendas es tan evidente que los tenderos les ha tocado reinvertarse, ajustarse a las exigencias de los consumidores para sobrevivir en este mercado supercompetido, que amenaza con cerrar a más de uno de estos negocios.
La proliferación de hipermercados con tiendas en los barrios y poblaciones del departamento prendió las alarmas entre los directivos de la Unión de Tenderos y Comerciantes (Undetco), gremio que en Cartagena aglutina a 600 de estos negocios, de ellos 500 tiendas, de las 5 mil que hay en la ciudad.
Gamel Raish, miembro se la Junta Directiva de Undetco señala que “las tiendas existen porque se amoldan al bolsillo del consumidor final” y aunque advierte una mayor competencia con el anuncio de la llegada de nuevos actores del comercio, hay preocupación por los escollos que debe superar el sector para ser más competitivos frente a los nuevos jugadores del mercado.
“Tenemos clientes fieles y nosotros, los tenderos los vemos como nuestros vecinos y los llamamos por su nombre, les damos crédito fácil, les ofrecemos horarios extendidos y una atención personalizada. Estos elementos hacen parte de nuestra estrategia”, señaló Jhon Fredy Herrera, presidente de la Junta Directiva de Undetco.
Sin embargo, a Undetco le preocupa la inseguridad, las restricciones horarias para la venta de licores y la competencia desleal de algunos de los grandes competidores.
Herrera alertó a los consumidores a defender este modelo de negocios y le apuesta a la fidelidad de sus clientes para garantizar la sostenibilidad de las tiendas y los empleos que estas generan.
La inseguridad, aunque ha mermado, sigue siendo un gran escollo para los tenderos. Según Undetco, los negocios más afectados por los actos delictivos están en barrios subnormales. Sin embargo, destacan el apoyo del Gaula.
El 90% de las tiendas de la ciudad están administradas por comerciantes pertenecientes a las colonias de Santander y Antioquia, sólo un 10% son costeños.
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