Educación


Lección: no abuse del castigo

COLPRENSA

08 de mayo de 2016 01:45 PM

"Dele más duro para que aprenda" es una expresión popular con la que algunos papás corrigen a sus hijos. Amenazas, gritos y castigos físicos parecen ser la primera alternativa para enseñar. Lo que ignoran es que reprenderlos así incide en la baja autoestima, les genera depresión y a largo plazo afectar su salud.

El pediatra y afectólogo, Carlos Alberto Montoya, asegura que la tradición del castigo físico tiene que ver con lo cultural y con la escases de pautas de crianza adecuadas, ya que los papás tienden a repetir las conductas con las que a ellos los educaron.

"La gente hace curso para manejar carro y moto, lee con cuidado los manuales de los electrodomésticos, pero como los hijos nacen sin manual de instrucción entonces ser buen papá es intuir en muchas cosas, entre ellas en la manera de reprenderlos", comenta.

El especialista indica que hay estudios que han señalado las secuelas neurológicas que quedan después de los eventos adversos en la infancia. Por ejemplo, señala que los adultos que fueron maltratados cuando fueron pequeños desarrollan enfermedades como hipertensión, diabetes y problemas del corazón, además de conductas agresivas y violentas.

"Un papá que se escuda en la amenaza, no sirve, porque estaría justificando el maltrato. Frases como a la 1, a las 2 y a las 3... El papá se llena de ira y acaba pegándole al niño con furia. Existen otras maneras de acercarse, identificar el porqué pasaron las cosas y enmendar con amor y sobre todo con normas claras", explica Montoya.

Por edades

El pediatra aclara que no es lo mismo reprender a un niño de un año, que de 5 años, pues todos a pesar de que son menores de edad tienen formas de ver el mundo. "Los niños no son un robot, son personas que se están construyendo. Por ende, aunque ellos entienden, no se puede confundir que son adultos miniatura. Sus errores y equivocaciones hacen parte de su crecimiento y como padres hay que entenderlos".

Añade que no está de acuerdo con que los padres usen la correa, palmadas o golpes, pues un papá con rabia puede fracturar al menor, o causarle lesiones físicas.

Paso a paso:

Desde la Sociedad Colombiana de Pediatría se brindan algunos consejos para corregir con asertividad:

*El castigo debe ser racional y moderado, ya que habrá que cumplirlo. No se deje llevar por el estado de ánimo alterado a la hora de decidir la magnitud de la sanción. Hay que enseñar al niño que los actos tienen consecuencias.

Imponerlo de forma serena sin gritos y nervios, para dar ejemplo de buena conducta.

El castigo debe ir acompañado siempre por una explicación de cuál habría sido la actuación correcta. Por ejemplo, en vez de subirse a una silla para coger algo, debería habérselo pedido a su madre. A veces no sabe por qué ha actuado mal.

No abuse de los castigos porque si se convierten en habituales, dejan de ser eficaces.

Evitar las amenazas si no se van a cumplir. Esto resta credibilidad a los padres o cuidadores.
Imponga el castigo de forma inmediata, para que el niño relacione bien el porqué de esa consecuencia.

El castigo debe ser corto. El niño debe tener pronto la oportunidad de demostrar que ha aprendido la lección.

Dele buen ejemplo. No reprenda a su hijo por ser mentiroso, si usted le pide a ellos que lo nieguen en una llamada sabiendo que está en casa. Los niños actúan como el espejo de su familia.

"Un error fatal es que el padre castigue y el abuelo consienta. Esta ambigüedad de actitudes confunden al menor y le dan pie a comportarse mal nuevamente": Carlos

Montoya, pediatra y afectólogo.

Tipos de castigos

Para la psicóloga Carolina Neira, dentro de los grandes principios de la psicología es la recompensa como medio eficaz para reprender. Los niños no dejan de portarse mal porque se les pegue, dejan de actuar de esta manera cuando esto no les sirve ni para llamar la atención, ni para salirse con la suya.

De acuerdo con la experta, las recompensas pueden ser físicas, como darles el dulce que más les gusta o un juguete. O pueden ser inmateriales como un abrazo o ir juntos al parque. "Ambos tipos deben equilibrarse. Y deben ser ser a medida que vaya creciendo. Lo importante es que se entregue después y no antes de que el niño haga algo bueno, porque se pierden todos los esfuerzos".

Tiempo fuera o la silla de pensar: consiste en poner al niño en aislamiento, sentarlo en una silla y no hacerle caso durante dos minutos o máximo cinco. Es una forma de no prestarle atención. Luego de pasado este periodo trátelo con amor y no le ponga etiquetas negativas.
Sobre el hecho: esta es una consecuencia lógica las malas actuaciones, por ejemplo si ha tirado papeles al suelo, un castigo correcto es pedirle que los recoja para que no lo vuelva a hacer.

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