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El abrazo de dos Cartagenas

Gustavo Tatis Guerra
Cartagena

La puntualidad del azar une misteriosamente a dos ciudades que se llaman Cartagena, en el Caribe colombiano, y Cartagena en España.

Mientras Alberto Abello Vives soñaba y delineaba un proyecto de promoción de lectura de escritores de la región, que bautizó Leer el Caribe, con las voces colectivas de varias instituciones culturales, Alberto Soler, en Cartagena, España, soñaba y delineaba otro proyecto similar de promoción de lectura entre niños, jóvenes y adolescentes, que bautizó con un nombre ancestral: Mandarache.

Era el nombre que los fenicios le dieron a la ensenada española que acaban de conocer, pero sus aguas arrastraron milagros entre las dos orillas, milagros mediterráneos que se juntaron con los milagros caribes. Mandarache y Leer el Caribe, son dos Cartagenas integradas sin saberlo y dos Albertos soñadores que apenas se conocen por correo electrónico.

Pero el misterio empezó a desanudar sus senderos cuando Cristina Fuentes, directora de Hay Festival de Cartagena, conoció a Alberto Soler y le contó que en Cartagena, Colombia, existía una propuesta similar de impulso a la lectura. Los dos Albertos trenzaron sus logros y perplejidades comunes, y el área cultural del Banco de la República decidió traer a Alberto Soler a compartir su experiencia con los gestores de Leer el Caribe, en Cartagena.

En el mar de Alberto

Alberto Soler Soto no sale del asombro. Está ahora en el periódico y en la terraza, intenta con sus manos atrapar lo imposible: la hazaña de gestar un hijo común en dos ciudades que tienen el mismo nombre, pero destinos distintos. Lo imposible se ha vuelto posible ahora y la prueba de que dos ciudades terminaron por encontrarse es este abrazo entre los gestores de Leer el Caribe.

Alberto Soler nació en Cartagena, España, en 1980. Es Licenciado en Filolofía Hispánica por la Sociedad de Murcia y Master en Juventud y Sociedad por la Fundación Uned. Coordina desde 2004 los Premios Mandarache Hache en el Ayuntamiento de Cartagena, que le mereció el Premio Nacional al Fomento de la Lectura otorgado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Ese mismo año fue invitado por el Departamento de Estado de Estados Unidos al programa International Visitors Leadership Program, que estimula el liderazgo juvenil.

Juntar los paralelos

Alberto se refiere a los milagros de las dos orillas. Allá Mandarache convoca a 5 mil lectores juveniles entre los 12 y 15 años, y ellos premian al mejor libro que los conmueve, les interpela en sus mundos personales y les desata las más altas exigencias estéticas. Estos libros no tienen nada que ver con los bestseller ni con los fenómenos de mercado. Uno de los autores premiados por los lectores es el escritor Javier Cercas. Para enlazar a los dos países, se inició la lectura de tres libros sugeridos por Mandarache a 60 lectores cartageneros: “Te vendo un perro”, de Juan Pablo Villalobos (México); “También esto pasará”, de milena Busquets; y “La inmensa minoría”, de Miguel Angel Ortiz.

La promoción de lectura entre los dos países tiene cercanías y matices. En Cartagena, Colombia, Leer el Caribe elige un autor (por allí han sido leídos García Márquez, Germán Espinosa, Óscar Collazos, Fanny Buitrago, entre otros), y la Red de Educadores del Distrito, que sobrepasa el centenar de profesores, estudia la obra del escritor, la propone en su aula escolar. Se invita al escritor que dialoga con profesores y estudiantes, se inicia un proceso de apropiación local de la obra y sus lectores hacen con ella recreaciones teatrales, musicales, dancísticas, etc.

Se publica una selección de los textos del escritor elegido y la obra se populariza entre la comunidad estudiantil. La experiencia exitosa de Colombia tiene puntos de encuentro con los logros en Cartagena, España. La presencia de Alberto Soler durante dos días de agosto (24 y 25 de agosto de 2017), convocado por la Biblioteca Bartolomé Calvo, del Banco de la República, desarrolló el Taller sobre la Educación lectora: una herramienta entre el Premio Mandarache y Leer el Caribe.

“Creo que son hermanos gemelos”, dice Alberto Soler. “Porque se trata de proyectos integrales de educación lectora, que forman lectores maduros, con una alta capacidad crítica y una búsqueda de respuestas afinadas para su vida, que les mejora la condición humana, y por supuesto, mejora a la sociedad en la que viven. Esa lectura los lleva a entrenarse en el lenguaje y en conocer la otredad. No es leer por leer. Estos lectores son capaces de crecer intelectualmente y encarar dilemas morales difíciles. El de Cartagena, España, surgió de la síntesis de tres ideas exitosas en Nápoles, Francia y España. Es un proyecto educativo brutal, encaminado hacia una democracia literaria de miles de lectores entre los 12 y los 30 años, los 15 y los 30, que premian a su libro y autor, en la convocatoria Premio Hache”.

Un buen lector

El buen lector no tiene nada que ver con la era de la prisa que vivimos en este instante de la historia. El buen lector establece una química con el autor, a través de su exigencia intelectual. En el sosiego y en la contemplación de la lectura, descubre la grandeza de los libros y su contenido. Soler está deslumbrado al leer la novela “Rencor”, de Óscar Collazos, y ha conocido la terrible realidad de un vasto paisaje humano y social de la Cartagena contemporánea.

Epílogo

Los sesenta estudiantes cartageneros que leen los tres libros en esta experiencia piloto, provienen de Nuestra Señora del Carmen, Nuevo Bosque, Soledad Acosta de Samper, Madre Gabriel de San Martín y Promoción Social. Se rotan los libros y sacan sus propias conclusiones para decidir cuál de los tres libros es el merecedor de un premio. Mandarache y Leer el Caribe se integrarán en una sola voz para elegir a los libros predilectos de miles de lecturas. La democracia lectora que ya emprendió caminos en España, inicia en Cartagena una nueva aventura. Ahora Alberto Soler abraza a los educadores y partícipes de Leer el Caribe: Alfonso Arce y Rosalba Tejeda. Dos orillas abrazadas.