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El soñador de bosques

Gustavo Tatis
Cartagena

Haroldo Rodríguez lleva siempre semillas en sus bolsillos, a punto de sembrarlas en la primera franja de cielo baldío que encuentra en Cartagena. Desde 1994 lidera en Cartagena, la Fundación Verde que te quiero verde, nombre tomado de uno de los poemas de Federico García Lorca, otro soñador de bosques en Granada. La iniciativa surgió como una suplencia de la oficina de Parques del Distrito, y como alternativa a la deforestación y deterioro ambiental de la ciudad.

“Empezamos sembrando en el entorno de las murallas que en aquellos años, estaba sucia, y llena de escombros”, cuenta Haroldo. La vegetación sembrada elegida para aquel paisaje no atentaba contra el patrimonio, sino que por el contrario, lo protegía y embellecía, en una altura controlada y mantenida. De las murallas, la fundación empezó a sembrar sus primeras semillas en el Parque de las Botas, y más tarde, en el recién creado barrio Nelson Mandela, que carecía de todo, hasta de acueducto y alcantarillado, y donde se creó el primer Grupo Ecológico Nelson Mandela, cuya legión de niños salía con baldes a regar lo sembrado. Paralelo a esta comunidad, se sembraron los primeros árboles en zonas críticas del corregimiento pesquero de La Boquilla.

“Aprendí paso a paso la ciencia y el arte de sembrar gracias al grupo de jardineros de Sincerín, que tienen una experiencia fabulosa. Conté con el apoyo del desaparecido gestor español Jorge Hevia, el primer director del Centro de Formación de la Agencia de Cooperación Española, del ambientalista Ubaldo Elles y el director de Damarena que lideraba Rafael.

Vergara Navarro. Con ese apoyo, nos fuimos a sembrar árboles en los barrios de Cartagema. Pasamos del Centro amurallado, el Parque del Centenario, la rotonda de Bocagrande, el antiguo predio donde estaba Comfenalco en Crespo, a La Boquilla, Marbella, El Pozón y Nelson Mandela. En San José de los Campanos se creó un grupo de niños sembradores, un semillero forestal denominado “Dinamizadores ambientales”. La experiencia de sembrar iba a la par con la tarea documentalista, y su vocación cinematográfica, y a su sueño postergado de hacer cine, luego de estudiarlo en Italia. De ese peregrinaje ecológico surgieron cuatro documentales, dirigidos en 1994 y 1995 por Haroldo Rodríguez: “Canal del Dique”, “El color del coral”, “Mamá mangle”, “Bahía Cispata” y “Teyuna Tayrona” (indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta), que fueron apoyados por la Universidad de Alicante y el Centro Cultural Español. La búsqueda de historias nutrió su espíritu como su sed de sembrar en franjas desamparadas de la ciudad. Con su cámara fue a sembrar árboles y sueños fílmicos.

LOS ÁRBOLES INVISIBLES

El clemón y el marañón desaparecieron de los patios cartageneros. Del marañón quedó una canción de Lucho Bermúdez. Del clemón una descripción de Héctor Rojas Herazo, en sus textos periodísticos sobre Cartagena. Del marañón asado y tostado quedó un sabor perdido en el paladar de la memoria. La Cartagena que recuerda Eduardo Lemaitre estaba sembrada de marañones. La uvita de playa y el icaco se aferraban a la arena, frente al sol de la ciudad, cerca a la playa. Pero se fueron desarraigando de la memoria de los mismos cartageneros.

“El clemón es ideal para Cartagena porque al sembrarlo, ya no tienes que estar pegado a él, se defiende solo, y nos sorprende con sus flores amarillas. Pero el cocotero no es ideal. Mira que cuando vino Clinton a Cartagena, se sembraron 170 cocoteros que solo lucieron de manera efímera, y se murieron después. Adolecemos de mantenimiento de lo que sembramos en la ciudad. El cerro de la Popa es ideal para sembrarlo de guayacanes, acacias, ceibas blancas y mangle saragoza. La vía Perimetral podría sembrarse de guanábanas, guayabas, marañones. Hay que tener en cuenta la especificidad del suelo para no sembrar un árbol que no encontrará arraigo en una zona de Cartagena”.

LA SIEMBRA INCESANTE

“Hasta hoy, luego de más de veinte años, hemos sembrado cerca de treinta mil árboles. Paralelo a esto hemos participado en proyectos culturales como la Fundación Casa Museo Luis Carlos López, en la que hice el documental sobre el Tuerto López: “Por el atajo”, la creación de la Corporación Cinemateca Distrital de Cartagena; el otro documental sobre el poeta Raúl Gómez Jattin “Sol y luna”; un documental sobre Lucho Bermúdez, “Todo el mundo está bailando”; “Murallas y fortificaciones”, y “Justo Almario”.

LA RUTA VERDE DEL PAPA

Haroldo ha diseñado la siembra de quinientos árboles desde el barrio San Francisco a La Esperanza, dentro de la Ruta Verde del papa Francisco, como coordinador técnico de esta visita papal. Los árboles que ha elegido son guayacanes amarillos y rosados (también conocidos como polvillos o lluvia de oro, en el Sinú), ceibas, almendros, nísperos, guanábanas, tamarindos, cedros y cauchos. Singular y ejemplar travesía ecológica, que aporta y enriquece el Plan Maestro de Arborización del Distrito. “La ciudad no tiene un equipo de mantenimiento fitosanitario para preservar y conservar lo sembrado, porque un árbol aquí en Cartagena, sucumbe cada veinte años ante el calentamiento global y ante la poca continuidad de políticas públicas de reforestación”, precisa Haroldo.

“Se requiere que ante el confinamiento del pie del árbol, haya un drenaje natural que lo revitalice, una educación ambiental sostenible que preserve el conjunto forestal. Sé que existe un interés distrital de convertir La Popa en un ‘Bosque de Paz’, que se enriquecería con un macrovivero de especies nativas y senderos ecológicos. Estamos dispuestos a participar en ese Plan Maestro de Arborización del Distrito. Hemos trabajado en el Parque Apolo y Parque Centenario, desde hace diez años, sin apoyo. La Fundación se sostiene con algunos contratos y reinvierte lo que recauda en nuevos insumos, pero no es sostenible. Nuestro equipo ha sido William Valderrama, Julián Consuegra y Aúrea Oliveira”.

La fundación sembró árboles en homenaje a Jaime Garzón, en un caucho en el Parque Centenario. Cuatro cocoteros que eternizan la memoria de cuatro prostitutas asesinadas y sueña con sembrar cien macondos en los lugares donde vivió García Márquez en el Caribe colombiano. Fue Haroldo quien participó en la siembra del inmenso macondo de la casa del escritor en San Diego, en Cartagena, pasándolo al Espíritu del Manglar.

EPÍLOGO
Con cámara y semillas en mano, Haroldo Rodríguez participa de la memoria y del equilibrio ambiental de Cartagena, convocando espíritus y aliados en las instituciones oficiales y privadas, líderes ambientalistas y gestores culturales. Aquella primera semilla de la fundación contó con el apoyo de amigos como David Osorio, Libardo Muñoz, Pilar Caicedo y Julián Consuegra.

La Fundación Verde que te quiero verde, promueve talleres técnicos audiovisuales en zonas de conflicto, en alianza con Cinta de sueños, de Soraya Bañuelo. En sus bolsillos duermen aún muchas semillas por sembrar.