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El agua es un tesoro, ¡no más basura!

Libia Paola Domínguez G.
Cartagena

En la última jornada, el pasado domingo, se recogieron 35 bolsas de basura.//Cortesía.

El grupo asegura que continuarán con la actividad y esperan que se unan más personas.//Cortesía.

En las jornadas han recogido cortinas, traperos, hasta el marco de un lava platos.//Cortesía.

"Cartagena ofrece mar, historia y en muchos otros aspectos ofrece esa tranquilidad que tanto se busca, que a veces es triste que los mismos cartageneros no aprovechen ese tipo de cosas”, dijo María Clara. // Cortesía.

¿Qué es lo primero que se le viene a la mente con la palabra Cartagena? Tal vez pensará en playa, brisa, mar, murallas, gente cálida, sol, buena comida, turismo e infinidad de adjetivos para describir a esta ciudad que muchos la catalogan de mágica y fantástica.
Y sí, eso es Cartagena, un tesoro invaluable con una historia maravillosa que resaltan propios y visitantes.
Es por esto que con iniciativa de César Hernández, peluquero de profesión y asesor de imagen, quien también tiene una fundación donde entrena a madres cabeza de hogar con problemas de ingresos económicos para que sean peluqueras, y junto a su hijo David, de 10 años, decidieron darle una cara más hermosa al Corralito de Piedra y marcar la diferencia porque dice que le gusta hacer labor social, compartir, ayudar y esto quiere inculcarlo en su hijo.
Una mañana, caminando para ejercitarse por el paseo peatonal de Manga, barrio donde residen, quisieron refrescarse al terminar y disfrutar de un baño bajo el sol, pero pensaron que gastaban tiempo yendo hasta algunas de las playas.
César le dijo a su hijo: “Camine y nos metemos ahí en el agüita, que está quieta y se ve fresca”. Se quitó la camiseta y entró a la bahía, vio una bolsa y la sacó, luego su hijo se topó con un empaque de chitos e hizo lo mismo que su papá. Fue ahí que, entre risas, César le dijo a David: “Mijo pues pongámonos a limpiar esta cosa para podernos bañar porque esto está maluco”.
Ahí se le ocurrió tratar de unir fuerzas en Manga y hacer una campaña para asear la bahía y disfrutar de ella como si fuera una playa.
Dice que no fue nada planeado, sino casual y en ese momento pasó juntó a ellos una chica barranquillera, llamada María Clara Pineda, estudiante de Comunicación Social. A ella le llamó la atención la acción de padre e hijo y, entre risas, César le explicó que sacaban basura para poder bañarse.
A María le gustó la idea y quiso unirse a esa causa.  César le respondió que al día siguiente, lunes festivo, volverían para continuar con la labor.
Ese día, la actividad fue más organizada por la divulgación que hicieron por redes sociales. En total se reunieron siete personas, lo curioso es que ninguno de ellos es de Cartagena pero desean cambiar esa falta de cultura de quienes arrojan al agua bolsas, botellas de vidrio y plásticas, entre muchos otros objetos y desperdicios, pasando por alto la destrucción ambiental que esto provoca en el ecosistema.

Más jornadas
Este grupo de personas, lideradas por César, ha organizado más jornadas de limpieza, en lo posible domingos y festivos. El domingo pasado ya fueron 13 los que se vincularon a la causa.
Entre ellas estuvieron un patrullero de la Policía y 2 auxiliares, quienes lograron llevar 5 rastrillos y 100 bolsas de basura de parte de uno de los consorcios de aseo. En esa segunda jornada se juntaron unas 35 bolsas de basura.
“La idea no es solo limpiar la bahía en Manga, sino otros cuerpos de agua, por el puente Román, Torices y manglares. Un señor, buzo profesional retirado de la Armada Nacional, se ofreció a colaborar en esta causa”, dijo el señor Hernández.
Cuenta que ojalá se puedan armar células en los sectores donde haya playas y ponerse la camiseta con esta labor social, ecológica, culturizar a niños y adultos para que tengan sentido de pertenencia con la ciudad. Que sea una costumbre para que tanto cartageneros como turistas disfruten de esta hermosa ciudad.

Compromiso de todos
María, barranquillera de nacimiento pero cartagenera de corazón, asegura que esto lo hacen con amor y les pide a las personas que viven dentro de las embarcaciones que permanecen en la bahía, que también se comprometan y se unan a la causa.