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Emprendimiento con puntadas competitivas

Hermes Figueroa El Universal
Cartagena
Mujeres emprendedoras que salgan su proyecto de empresa adelante.

Taller de Coinec, en su sede temporal del barrio El Bosque.

demuestran sus habilidades en la costuras.

El primer pedido de esta naciente empresa provino de Medellin.

Las empresarias recuerdan los primeros pasos de la empresa.

Mary Jimenez,la Directora de la plata

Ana Briceida Casallas Caicedo, un ama de casa residente en el barrio Albornoz, vecina de la Zona Industrial de Mamonal, era una costurera básica, como otras muchas guerreras que existen en los sectores populares de Cartagena.

Su único activo era una vieja máquina de coser que le acompañaba para arreglar la ropa de su familia, pero hoy saca pecho porque es una de las socias de una empresa hecha en Cartagena, por cartageneros, cuya visión es ser un proveedora competitiva de uniformes para las empresas de la ciudad, la Costa Caribe y el país.

Ana Briceida es una de las cincuenta personas que la Fundación Mamonal y  un grupo de empresas afiliadas a ella capacitaron para crear a Confección Industrial Emprender del Caribe (Coinec), un proyecto de emprendimiento que nació con la expansión de la Refinería de Cartagena (Reficar) y el apoyo de otras compañías y organizaciones como Surtigas, Yara, Ecopetrol y la Corporación Minuto de Dios, operadora del proyecto.

La iniciativa buscaba crear una empresa que ofreciera sus servicios de confección de uniformes corporativos, operativos y antifluidos para las empresas de la zona industrial, pues hasta ahora buena parte de esos requerimientos deben ser satisfechos con proveedores de Barranquilla, Medellín y Bogotá, con los costos adicionales que ello representa.

Pero, para atender ese potencial mercado, la nueva empresa debía ser altamente competitiva y de calidad.

El proceso se inició en el 2014. Se abrió la convocatoria  para ciudadanos de la Localidad Número 3 Industrial y de la Bahía y 50 residentes de la zona fueron capacitadas para que crearan la empresa. La mayoría son mujeres y desde hace algunas semanas están en operación en un local temporal en el barrio El Bosque, desde donde empiezan a conquistar a sus primeros clientes.

Durante nuestra visita a la planta, las operarias daban las últimas puntadas a los uniformes solicitados por un cliente de Medellín, que confió su pedido a esta naciente empresa cartagenera. Tres mil unidades comprendía el pedido y justo a la capital de la confección en Colombia. Un buen comienzo.

“Esto no ha sido nada fácil, pero tenemos el apoyo de la Fundación Mamonal (FM) y las ganas de surgir. Todos estamos en un proceso de aprender haciendo, con el apoyo de la Fundación y la Corporación y a diario hacemos estrategias,corregimos... Lo que hacemos, lo hacemos en pro de la meta trazada desde un principio:  ser exitosos en el mercado”, añade.

Mary es una ingeniera industrial, egresada de la Universidad Tecnológica de Bolívar, residente en el barrio La Victoria, y magister en formación en ingeniería de producción.

“Este es un proyecto  que lo veo exitoso, abarcando todos esos clientes potenciales que  hemos detectado en la zona industrial de Cartagena, el Caribe y el interior del país porque estamos creciendo con propiedad, de manera competitiva y tenemos marca propia”, comentó.

Más testimonios
En medio de las máquinas de coser industriales, Ana Briceida recordó “yo  era solo  una ama de casa. Hice un curso de modistería muy básico y tenía una maquinita de coser que me habían regalado y allí hacía los arreglos. Teníamos nociones muy básicas de modistería. Al entrar al proyecto se me abrieron otros horizontes, me están capacitando, dejé la maquinita vieja y tengo una nueva, que junto con mi esposo la compramos en plan separe y  también trabajo en mi casa, gracias a este proyecto los conocimientos que he tenido son muchos”.

“Esta es una bendición. Cuándo por mi mente posó que iba a ser parte de un proyecto así... pero gracias a las empresas aportantes se nos abrió esa oportunidad y los que estamos aquí lo hemos sabido aprovechar. Tengo tres hijos (18, 10 y 3 años). Esto comenzó como un hobbies  y ahora es mi profesión, mi sustento y puedo sacar adelante mi familia”, dice sonriente Ana Briceida.
A su lado, otra emprendedora, Luz Damaris Bravo Camacho. “Yo le estaba pidiendo a Dios por un empleo. Soy casada, con dos niñas y esta es una buena oportunidad. Han habido tropiezos, pero todo es para mejoramiento de la empresa y ya mi familia se beneficia con mis ingresos. Todo lo aprendí aquí... esto es increíble. Es obra de Dios.. era algo que no esperaba y Dios es bueno. Hay que  seguir adelante, ahora mi próxima meta es conseguir la casa y creo que aquí se puede lograr”.