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Planeta Champeta, en el espacio popular

Rúben Dario Álvarez El Universal
Cartagena
Representantes los creadores de planeta de champeta

Juan José Carbonell y Alex Vargas

En plaza se distribuyen las camiseta champetua.

En feria mostrando su propia champetua

Con el ánimo de reinvidicar el imaginario de la cultura popular de Cartagena, se creó, hace tres años, la marca “Planeta Champeta”.
Juan José Carbonell, músico cartagenero, del barrio San Diego; y Alex Vargas, publicista barranquillero, son los defensores de este idea con la cual producen gorras, suéteres, delantales, llaveros, peinillas, trinches para el cabello y bolsos, entre otros accesorios.

Pero lo que más ha causado impacto, tal vez por ser lo más visible, son las frases que imprimen en las prendas de vestir, y que son recogidas, en su mayoría, del imaginario lingüístico de quienes aman el mundo de los picós y de la producción discográfica pro africana en la Región Caribe.

Frases como “El que sabe no se asara”, “Pa' que sientas el meque”, “Los champes somos más”, “Eso te queda mal”, “Plebe es comprar votos”, “Y hasta más”, “Hey, pri, buena pa' ti”, “Soy champe, que no panda el cúnico”, “Luce tu pelo rucho” y “Soy champetúo y qué”, entre otras, son hasta el momento las más propagadas entre cartageneros y turistas.

Hace tres años a Juan José Carbonell, quien además es comunicador social, se le ocurrió recoger no solo las palabras más usadas en el habla popular cartagenero sino también los colores del espectro caribeño para crear diseños que pudieran estamparse en atuendos descomplicados, como los que compran los extranjeros en las áreas turísticas de la ciudad.

“Se me ocurrió -cuenta Carbonell- que en vez de continuar diseñando motivos como las murallas, las estatuas, las palmeras y el reloj público, para que los compren los extranjeros, tenía que hacer algo que exaltara lo popular y marginado de Cartagena, y no podía ser otra cosa que el mundo de la champeta, que es el vínculo que más acerca a las clases populares entre sí”.

El primer producto fue una gorra con una inscripción en relieve formada por la letra “I”, seguida de un corazón y de la palabra “champeta”.
“Quien la ve a simple vista creería que se trata de la frase en inglés 'I love champeta', pero en realidad es el mismo enuncidado, pero en lengua palenquera”, explica Carbonell.

El diseño en cuestión fue promocionado, por primera vez en Barranquilla, donde vivía, Alex Vargas, el encargado de los estampados.
El impacto fue tanto que a las pocas semanas salieron imitaciones de la gorra no solo en Barranquilla sino también en Medellín y Bogotá, “y hasta unas mujeres que tienen otra marca de prendas se atrevieron a decir, en un prestigioso periódico del Atlántico, que la creación de la gorra había sido idea de ellas, pero enseguida las desmentimos a través de las redes sociales”.

Posteriormente, vino la creación de suéteres y demás accesorios, que se volvieron tan profusos que Alex Vargas terminó siendo el socio de Planeta Champeta, y hasta el momento se han presentado en diferentes escenarios de la vida cultural de Cartagena como la Feria Artesanal del Caribe y la Plaza de los Coches, pero también han organizado conciertos en la casa cultural

Ciudad Movil, del barrio Getsemaní, con artistas como Elio Boom, Bazurto All Star y Charles King y el mural Planeta Champeta que luce en una de las paredes de la Plaza Benkos Biohó.
Los niños de las comunidades populares también han resultado involucrados en esta exaltación, pues para ellos se hizo un festival de cometas y barriletes que tuvo lugar en el corregimiento de Tierrabomba y se rotuló “Eleva la felicidad”, en unión con la Fundación Conéctate Caribe.

Carbonell y Vargas, quienes promocionan su marca en el Centro Comercial Getsemaní, insisten en que, aunque la palabra champeta se relaciona con cantantes y picós, su significado va mucho más allá de la música, “pues se trata de un universo que incluye las creencias, la frustraciones, las luchas, los triunfos, los alimentos, el lenguaje, el vestir, el andar y los gestos de la gente que goza y sufre ese mundo. Y muchas de esas cosas ya existían desde antes de que se pusiera de moda el soukus africano en Cartagena”.

El estigma y la marginación también han rodeado desde siempre a esas manifestaciones raizales, cosa que tienen muy clara los de Planeta Champeta, pues lo corroboraron desde el primer día que abrieron la venta de las gorras:
“Era inevitable escuchar a la gente que pasaba por el almacén diciendo en voz baja, ¡qué bochorno! Y no solo eso: los primeros artículos se vendían más en Barranquilla y en Bogotá que aquí. Pero no nos amilanamos, porque la idea era precisamente esa, resignificar la champeta, despojarla de todo lo malo que la gente piensa de ella”.

En cuanto a la construcción de las prendas, consideran que una buena estrategia para dignificar el universo champetúo fue conseguir en Bogotá el plastitransfer, que solo se usaba para las prendas de los equipos de fútbol; y el algodón peinado de 120 gramos, que garantizan una calidad del 100%.

Los muestrarios del almacén, y de los cubículos que abren en las ferias artesanales, son réplicas de los picós más populares de Cartagena, que también suelen ser dibujos en las camisetas especiales para niños y que pronto serán exhibidos en otro nuevo invento de Carbonell y Vargas: la carretilla champetúa.