Farándula


Una mirada a la vida de Martina, La Peligrosa, reina de las redes sociales

EL PAÍS

02 de marzo de 2015 03:22 PM

Por Meryt Montiel Lugo

A algunos colombianos quizá su cara no les suena. Pero a los más jóvenes seguramente que sí, porque son miles los que ya la siguen en Instagram, Facebook, Twitter y Youtube; han disfrutado los videos de sus temas ‘La Peligrosa’ y ‘Como la mañana’, adelantos del nuevo álbum que editará con Sony y que verá la luz en los próximos meses.

Además, se han carcajeado con sus clases de cordobés, las que se inventó en la red para que los demás puedan entender la terminología y la forma de expresarse sus coterráneos. Y especialmente, las más jovencitas, han puesto en práctica los tips de belleza de su portal Ponte Bonita.

Martina, La Peligrosa, una de las jurados del nuevo reality del Canal Caracol ‘Tu cara me suena’, contrario a los que algunos han pensado, no es una aparecida que se ganó su rol por su cara bonita. No. Es una joven que desde hace diez años se trasladó de su natal Lorica (Córdoba) a Bogotá, para lograr su sueño de ser cantante.

Antes de ser solista fue corista de artistas como su hermana Adriana Lucía, Carlos Vives, Alberto Plaza; fue por cinco años la diva del famoso bar bogotano Gaira Cumbia House, de los hermanos Vives (Carlos y Guillermo) y fue invitada por la cantante Rossana para grabar un tema a dúo para su álbum ‘Ocho lunas’, una recopilación de éxitos de la artista española.

Con su música, una fusión de ritmos caribeños como la champeta, la cumbia, el porro y el vallenato con sonidos pop, rock y electrónicos, Martina ya tiene cautivados a miles de fans y ha logrado reconocimientos. En 2014, por ejemplo, recibió en los premios Shock la estatuilla de Mejor Agrupación Pura Sabrosura y la de Mejor Shock Presenta (lanzamiento).

A principio de esta semana Martina, La Peligrosa, desató una tormenta en las redes sociales por algo que, dice ella, no propició: un portal bogotano la describió como la artista que puso de moda la champeta y se armó el ‘arroz con mango’, como dicen en su tierra. (Lea aquí: Indignación por el titular “Martina 'la Peligrosa' puso de moda la champeta”)

Cantantes cartageneros del género champeta se sintieron ofendidos y maltratados; otros expresaron que a la cordobesa la quieren “hacer ‘pegar’ como sea” y que para ello se le facilitan las buenas relaciones públicas que tiene en Bogotá.

Para hablar sobre el tema y conocer más sobre su vida artística y personal hablamos sin miedo con Martina, La Peligrosa.

¿Por qué cree que se formó tanto alboroto en Cartagena?
Porque creo que eso toca el ego de muchos artistas que han estado con su cuento durante décadas por este género. Yo quedé sorprendida. Hubo gente que empezó a atacarme en redes sociales y yo ni siquiera sabía de qué estaban hablando. Me enteré dos horas después de que era un artículo que habían escrito, ni siquiera lo había leído. Es difícil cuando tú no has opinado y te meten en una pelea que no entiendes, en la que no tienes nada que ver. Yo siempre he sido súper respetuosa con el género de la champeta. 

Siempre digo, no soy champetuda, no nací al lado del pick-up, no nací en Cartagena, pero soy fan a morir de la champeta criolla, la sigo, la he investigado, soy admiradora de muchos artistas. Creo que uno tiene la libertad de tomar la música y compartirla desde su sentir. Yo no pretendo robarme méritos, sé que hay mucha gente detrás de esto durante décadas y ellos lo saben. Yo soy amiga de Mr. Black, Kevin Flórez, Charles King y bueno, yo sigo con lo mío, haciendo champeta desde mi manera de sentirla, robándome un poquito de todos esos sonidos que también son míos, yo soy caribeña, crecí con todos esos sonidos. Que me pongan títulos o nombres no es mi culpa. (Lea aquí: "Yo no soy champetúa ni champetera": Martina La Peligrosa)

Por qué hay quienes dicen que a usted la quieren hacer ‘pegar’ como sea…
Creo que se debe al auge que he tenido últimamente, yo solo disfruto de mi trabajo, cuando uno está haciendo las cosas bien, que ha logrado las cosas a pulso es natural lo que le está pasando, que estoy hasta en la sopa. Yo se los advertí a mis seguidores en mis redes sociales: este año voy a estar hasta en la sopa, porque me lo propuse. Y es muy difícil surgir y que pasen cosas grandes con los artistas cuando hay gente que en vez de alegrarse por los escalones que uno pueda estar subiendo se pone en el plan de preguntarse ¿Y por qué está en todos lados? Cada quien en lo suyo. Estoy feliz trabajando honestamente por mis sueños, así que pa’ los gustos, los colores. Al que le guste La Peligrosa, bienvenido, y al que no, tiene el mundo entero para explorar.

Una lluvia venenosa de comentarios se suscitaron a su alrededor...
Sí, pero intento hacer caso omiso a todas esas cosas, lo que no aporte que no estorbe. Yo me siento muy afortunada porque he sentido el cariño de la gente y es con eso con lo que pretendo quedarme. Yo ando cambiando veneno por amor, hago que esas cosas no me afecten y más cuando yo no he dicho nada.

Los cordobeses se comen las letras al hablar. ¿Sufrió bullying por eso?
No bullying, sino que me mamaban gallo por la ‘s’ comida. Le dicen a uno: ehh costeñita, eche, ajá… lo molestan por eso (risas) y uno, en su afán por hacerse entender, va perdiendo el acento, lo intenta neutralizar. Pero descubrí que la esencia y lo maravilloso que tenemos, que nos hace únicos, es nuestro acento, entonces decidí rescatarlo, no perderlo nunca y enseñárselo a la gente para que no tenga uno que cambiar de acento sino que lo entiendan a uno como habla.

¿Cómo aprendió a bailar champeta si hace algunos años en Lorica se veía mal que se bailara esa música?
Ajá, es que si algo he podido aportar a toda esta cultura de la champeta es que la gente la empiece a ver como algo bacano, como una expresión natural de los costeños, de la gente que le gusta el Caribe y no como algo vulgar como era mirado anteriormente. Me acuerdo que las mamás de uno lo regañaban diciendo, no vas a bailar champeta, que eso es muy repelente, es muy plebe (risas). Sin embargo, a mí me conquistó el baile de la champeta y empecé a investigar cómo desde África se llegó a colombianizar y estudié incluso sus movimientos. Así que el baile decidí tomarlo para mi show, para mi música, como un complemento.

Mucha gente se imagina que usted ha llegado a ser reconocida rápidamente porque Adriana Lucía, su hermana cantante, le ayudó a abrir puertas…
Yo quise hacer las cosas a pulso, cuando tú siembras en buen terreno recoges. Muy fácil sería si mi hermana dijera ‘sí, miren, aquí está mi hermanita, déjenla cantar’. No, así no fue. Yo tuve que hacer audiciones, trasnochar, todo lo que se hace trabajando de verdad y lo hago con gusto porque yo sé que mi hermana tiene un camino andado y yo otro totalmente diferente y esa es su vida, su camino, su trabajo y por otro lado, está mi vida, mi camino, mi trabajo. Ser hermana de Adriana Lucía es algo lindo en mi vida porque es una artista que mucha gente quiere y de rebote me cae a mí ese cariño y eso es maravilloso, pero no puedo decir que me ha tocado fácil en la vida por ser la hermana de Adriana Lucía, a ella tampoco le ha tocado fácil. Si algo admiro y he aprendido de ella es a ganarse uno las cosas y a trabajarlas y a lucharlas con fundamento, con toda la lealtad del mundo. Somos unas hormiguitas trabajadoras y siento que uno que trabaja y lucha tiene lo que se merece por eso.

Hay un adagio en su tierra que dice que novio que come cabeza de bocachico en casa de loriquera se casa con ella porque se casa.

¿A Jairo Barón, su hoy esposo, lo puso a comer mucho bochachico allá, verdad?
La verdad sí (risas). Ese hombre como que ya está asegurado pa’ toda la vida porque comió bochachico, mote de queso, quibbe, chicharrón, patacón, cabeza e gato (plato a base de plátano con chicharrón), queso, suero, todo.

¿Están suspendidas sus clases de cordobés por la grabación de su álbum y por ser jurado de ‘Tu Cara me Suena’?
No están suspendidas, estamos en vacaciones. Parezco los colegios de la Costa que se toman vacaciones por las fiestas de no sé qué y no sé qué otro, porque se fue el agua, se fue la luz, por todo (risas).

La verdad es que por el disco, por ‘Tu Cara me Suena’, a veces me retiro de las clases, pero voy a seguir, faltan muchas palabras y mucha tela por cortar.

Dice usted que al son que le toquen baila. ¿Se atrevería a ir a bailar salsa a Cali?
Total, sería un reto para mí porque bien sabemos que la salsa en la Costa se baila bien diferente a como se baila en Cali y me encantaría que me enseñaran. Acepto la invitación.

Proyección internacional

Martina López Llorente estudió desde sexto a undécimo en la Normal Santa Teresita, de Lorica, Córdoba. Desde ese mismo año, 1998, la pequeña perteneció al coro de la institución, el mismo en el que ya estaba Adriana Lucía, su hermana mayor.

“Eran las mejores voces del coro de la Hermana Marta”, recuerda Henriette Jattin, amiga de Martina desde los 10 años. La loriquera, profesional en relaciones internacionales de la Universidad del Rosario, evoca que ese mismo año en que Martina ingresó a la Normal ganó el Festival de la Canción del colegio con un tema de Selena: Como la Flor. “También se presentaba con Adriana y la acompañaba en sus giras por Colombia y otros países. Todos los fines de semana tenían presentaciones”.

Siempre fue una chica extrovertida, sostiene Jattin. “Cantaba en izadas a la Bandera, actos culturales, bienvenidas, hacía parodias, fonomímicas, imitaba, le cantaba a los profesores, estaba en obras de teatro, bailaba espectacular, todo lo artístico le gustaba, hasta dibuja divino”.

Es muy inteligente, súper pila, se destacaba en materias como español, inglés, música, prosigue Jattin, quien resalta que en la Normal, esta joven nacida en El Carito, corregimiento de Lorica, era la que maquillaba a las compañeras cuando tenían que presentar algún drama o show, e incluso, “en Bogotá también nos maquillaba para Halloween: de tigresa, de momia, de lo que se nos ocurriera”.

La ‘petite’ cordobesa supo canalizar muy bien sus dotes artísticos no solo en la música sino en todo lo que hoy hace en redes sociales. Por eso es considerada una de las más importantes youtubers (jóvenes que suben videos en Youtube, cuentan con amplia aceptación y hasta les pagan por ello) de Colombia.

En opinión de Carlos García, periodista experto en redes sociales, los contenidos de Martina, La Peligrosa, son bastante visitados y compartidos.

Sus clases de cordobés, por ejemplo, añade García, han tenido mucho éxito porque son contenidos divertidos, se salen un poco de la cotidianidad, por eso son muy comentados y compartidos. “Además, algo que pondera muy bien en las redes sociales es el humor y ella tiene mucha chispa”, sostiene.

Y aunque aún no ha publicado su primer álbum y ya a esta joven de 27 años, expertos en el mundo musical como Fernán Martínez Mahecha, le auguran una gran proyección internacional.

La directora de la revista Shock María Ángela Rubbini es otra de las convencidas del impacto que puede tener Martina, La Peligrosa a escala internacional.

Rubbini destaca que la costeña tiene una propuesta diferente, fresca: “No había en Colombia una figura femenina que hiciera lo que hoy Martina está proponiendo: una fusión de sonidos como la champeta y otros ritmos con los que ella creció en la Costa con otros géneros”.

Martina además de tener una excelente voz, según Rubbini, es una mujer bonita, carismática, divertida, que pese a ser chiquita se ve gigante en el escenario porque conecta muy bien con el público.

Además, Martina tiene mucha cancha en los escenarios, continúa Rubbini, porque desde muy pequeña cantaba con su hermana Adriana Lucía y su música llamará mucho la atención afuera porque es bailable, está hecha de sonidos propios, nuestros, que, fusionados con otros géneros, gustan en países donde este tipo de sonidos no son cotidianos.

De hecho, cuenta Rubbini, el proyecto de Martina fue llevado al Bogotá Music Market (mercado musical) y yo vi a varios compradores internacionales preguntando por Martina, La Peligrosa, o sea, su proyecto suscitó interés para ser llevado a otros países.

Mientras su acogida internacional se cristaliza, la hija del músico y compositor Antonio José López y de Anoris Llorente, se divierte de lo lindo siendo jurado en Tu Cara me Suena.

“Creo que la frescura, la naturalidad al expresarme fue lo que hizo que Caracol me llamara a ser parte de este jurado y bueno, acepté este reto. No me ha costado mucho estar ahí ya que tengo que ser simplemente yo misma. Lo estoy disfrutando al máximo”.

Formada en la Escuela de Bellas Artes

Luego de terminar en 2003 el bachillerato en el colegio de las monjas, como llaman los loriqueros popularmente a la Normal Santa Teresita de su tierra natal, Martina hizo un año en la Escuela de Bellas Artes de Montería y posteriormente, empezó a estudiar pedagogía musical en la Universidad de Córdoba.

Solo hizo “dos semestres” porque le salió un viaje con Adriana Lucía a España y de regreso se quedó en Bogotá.

En esa ciudad conoció al músico Jairo Barón, su hoy esposo. Ese primer encuentro no fue nada grato para ambos.

Martina recuerda que esa vez, ella se presentó a una audición en el bar donde el bogotano era la estrella. Allí tocaba la guitarra y era un músico súper rockero.

“Y llega esta costeñita a cantar rock, era mi primer día de audición y me pidieron cantar un tema de Shakira y al final de la canción entré donde no era y me equivoqué y este hombre me mira de tal manera, que si los ojos mataran, mejor dicho...¡Mi audición fue con público! Intenté disimular, pero él me miró tan maluco que me ‘desconchinflé’ un poquito”, evoca entre carcajadas la joven de expresivos ojos y risa amplia.

Cuando hizo parte de la banda de ese bar, la relación de ellos, al principio, dice Martina, no fue “ni fu ni fa”. Pero luego se volvieron amigos.

“Me dijeron que te tiemblan las piernas, cuando me ves pasá Que la boca nunca más se te cierra cuando empiezo a bailá”.

Contrario a lo que canta en ‘La Peligrosa’, su pegajoso primer sencillo con aires de champeta, Jairo Barón no se descrestó en un comienzo con Martina. La miraba como una amiga. Fue ella quien dio el primer paso. Como dice su canción, ella fue quien primero “le peló el diente y él me siguió la corriente”. Y confiesa sin tapujos: “Yo me lo levanté, es la pura verdad”.

Luego de ocho meses como amigos, se ennoviaron por nueve años --Jairo era un novio Bon Bril, comenta Martina con gracia-- y el 15 de diembre de 2013 se casaron en una finca de La Calera, en una ceremonia muy íntima a la que asistieron 50 invitados.

“Primero nos casamos en una ceremonia espiritual que ofició un pastor cristiano, amigo mío, ya que ambos tenemos bases cristianas y a los dos días lo hicimos en una notaría”, comenta el guitarrista y productor del nuevo disco de Martina.

De acuerdo con esta picosa de 1,56 de estatura, ella se enamoró del cachaco, “inicialmente, porque tiene una personalidad bien distinta a lo que tenemos en mente de un rolo, de hecho mucha gente me dice que él no parece rolo sino costeño, pues tiene una chispa bien adelantadita y es jocoso, mama gallo todo el tiempo, juega todo el tiempo con la gente”.

Y una cosa que nos unió mucho y nos mantiene unidos, continúa Martina, es esa pasión y el gusto por la música. “Nos encontramos en un momento en que no sabíamos pa’ donde agarrar y encontramos juntos el camino y volvimos este sueño no solo mío o de él sino de los dos”.

Después de un año de matrimonio ‘la costeña y el cachaco’ ya están pensando en hijos. El primero, manifiesta Martina jocosamente, se llamará ‘Disco’, haciendo referencia al álbum que vienen trabajando juntos: “llevo mil años pariéndolo”, remata entre risas. “Luego vendrán los chiquitines, nosotros deseamos que sea muy pronto, la verdad, no queremos esperar demasiado”.

Trabajar con la pareja

Para Jairo Barón no ha sido nada complicado trabajar con “Marti”, como llama a su esposa. El músico y productor dice que la admira mucho profesionalmente porque es una artista muy talentosa.

Según Barón, Martina canta de manera muy afinada; tiene un oído muy fino, ya que lo agudizó desde muy niña y tiene un registro de voz portentoso, pues puede subir y bajar sin problema.

Evoca entonces la noche en que estuvieron en un karaoke con un grupo de amigos y después de cantar Adriana Lucía, esta presentó a Martina. “Y se paró Marti a cantar un tema de Cristina Aguilera, que es una artista que tiene gran nivel de voz y ella lo hizo perfecto.

Yo le dije: ¿como así que tú cantas así? ¿Qués es esta locura? Ella tiene un registro bárbaro para arriba y para abajo. Y en vivo canta perfecto: aparte de que canta, baila, tiene estado físico, maneja bien la respiración y tiene actitud: mantiene a la gente arriba. Ella es brutal”, comenta el productor emocionado.

Jairo reconoce que al ser una mujer atractiva ha visto cómo muchos hombres le han tirado los perros, le caen, le escriben. En Gaira, agrega, ella era una especie de diva, salía al escenario y todo el público: ‘guao’, ‘mamacita’. Pero dice él, no es celoso: “Yo entiendo que ese es su trabajo y que una cosa es lo que hace en el escenario y otra lo que pasa en su vida personal, íntima”.

Es en esa intimidad donde Martina le puede dar cantaleta cuando van a salir, pues siempre lo debe esperar. “Es que yo antes de salir le digo espérate, porque algo se puede quedar prendido o mal cerrado y empiezo a revisar”. Y ahí sí... se prende La Peligrosa.

Se ha producido un error al procesar la plantilla.
Invocation of method 'get' in  class [Ljava.lang.String; threw exception java.lang.ArrayIndexOutOfBoundsException at VM_global_iter.vm[line 2204, column 56]
1##----TEMPLATE-EU-01-V-LDJSON----
 
2   
 
3#printArticleJsonLd()
 

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS