Columna


Impuestos, mentiras y gabelas

MAURICIO CABRERA GALVIS

21 de junio de 2009 12:00 AM

MAURICIO CABRERA GALVIS

21 de junio de 2009 12:00 AM

“Lean mis labios, no habrá nuevos impuestos”. La frase la hizo famosa el presidente Bush, el malo (Bush padre, ya que Bush hijo fue peor), pues dos veces fue decisiva en su carrera política. La primera, en la campaña electoral de 1988, cuando entusiasmó al pueblo y le ayudó a ganar la presidencia. La segunda, en la campaña de 1992, cuando el mismo pueblo le cobró el incumplimiento de esa promesa y votó por el desconocido Bill Clinton. La moraleja política es que los votantes les pueden perdonar muchas mentiras a los presidentes, pero no si les tocan el bolsillo. Este episodio de hace 20 años viene a cuento por el anuncio del presidente Uribe de reimponer el impuesto al patrimonio, convertirlo en permanente y cobrarlo a casi todos los contribuyentes, para pagar su política de seguridad. Devela así dos mentiras en las anteriores promesas presidenciales y confirma el modelo de desarrollo pro-ricos de este gobierno conservador. El primer engaño: que el impuesto al patrimonio era por una sola vez, “para atender unas necesidades transitorias pero indispensables” para consolidar la política de seguridad “democrática”: comprar equipo para fortalecer la capacidad militar aérea, terrestre, marítima y fluvial. La realidad fue muy distinta, y cerca del 40% de los $8,2 billones recaudados financió el aumento de pie de fuerza y otros gastos operativos recurrentes. Ahora que los economistas están desprestigiados porque aciertan menos que los pronósticos del tiempo, recordemos que en este caso no se equivocaron. Varios anticipamos que el impuesto al patrimonio sería permanente, por desviarse de su propósito original de financiar gastos extraordinarios por una sola vez. El Gobierno dijo que eran calumnias de la oposición y de cómplices del terrorismo. La segunda mentira fue del presidente Uribe hace menos de dos años, de que en su gobierno no habría otra reforma tributaria ni se cambiarían los impuestos. Ahora se requieren más impuestos para financiar el crecimiento acelerado de seguridad, incluyendo las recompensas y estímulos monetarios para los falsos positivos y la compra de equipos para chuzadas telefónicas. Este aumento se quiere presentar como responsabilidad fiscal, cuando la verdad es que es solo la consecuencia de la irresponsabilidad de financiar gastos recurrentes con recursos transitorios. El presidente Uribe respondió rápido y dócilmente a los grandes empresarios y algunos de sus gremios para que el nuevo impuesto al patrimonio lo paguen casi todos los contribuyentes, y no solo aquellos con patrimonios superiores a $3.000 millones. No sorprende, pero confirma que a Uribe le gusta la inequidad tributaria: rechazó la solicitud unánime de los expertos de eliminar las gabelas y exenciones tributarias a las grandes empresas. Los dos temas está relacionados, porque según el Ministro de Hacienda, estas gabelas a las empresas le costaron al fisco $ 6 billones en 2008, más que suficiente para tapar el hueco fiscal de la política de seguridad. ***** Vergonzoso que la bancada uribista hundiera la Ley de Víctimas liderada por Guillermo Rivera y Juan Fernando Cristo, y presionado la aprobación del principio de oportunidad para los paramilitares. Se confirma que a este Gobierno le importan más los victimarios que las víctimas. macabrera99@hotmail.com

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