Nadie sabe con certeza cuántos presos políticos hay en Cuba, me refiero a los presos condenados por sus ideas opositoras al régimen dictatorial. Advirtiendo que ningún cubano puede viajar libremente a destinos internacionales, a excepción de los que viajan para alguna competencia deportiva o algún congreso profesional. Es más, trasladarse en plan de paseo turístico de una ciudad a otra, también necesita reportarle al gobierno. Es como si en Colombia, los millones de personas que viajan los fines de semanas con lunes festivos, no pudieren hacerlo sin la autorización del estado. La realidad es que en Cuba, además de esas limitaciones, también está rigurosamente controlado el ejercicio de las libertades políticas y económicas, para expresar y manifestar inconformidad u oposición al gobierno comunista ya sea verbal o escrita, individual o colectiva y para crear empresa privada. Por eso hay cientos de detenidos y condenados que se mantienen en cárceles bajo condiciones infrahumanas, violándose muchos derechos humanos. Fue necesario que los desfiles de las Damas de Blanco (familiares de los detenidos) se atrevieran esporádicamente a expresarse pacíficamente contra esa violación de los derechos humanos, que varios detenidos hicieran huelga de hambre, que algunos murieran en cautiverio como Orlando Zapata, que trascendiera a los medios de comunicación internacionales la huelga de hambre del opositor Guillermo Fariñas, la enfermedad compleja del opositor detenido Ariel Sigler saliera a la luz pública y que la Iglesia Católica, varios gobiernos y ONG defensoras de derechos humanos presionaran para que por fin el gobierno cubano decidiera liberar a los 52 más importantes presos políticos que se pudren en las cárceles. Un buen gesto ante la comunidad internacional y ojalá que los liberen a todos sin ninguna condición y menos con la obligación de que deban salir del país y viajar a España. Eso no está bien, los liberados deben tener la libertad de continuar en su patria actuando en contra del régimen, como un derecho mínimo de libertad política, así como también que los trabajadores puedan ejercer el derecho de huelga. Respetamos y admiramos los importantes avances sociales de la revolución en salud, educación y cultura, pero se hacen necesarios unos cambios esenciales para que Cuba salga adelante garantizando los derechos a los opositores. La situación está tan dramática que uno de los incondicionales de la revolución como lo es Silvio Rodríguez, ya está hablando de la necesidad de esos cambios para humanizar y modernizar a ese hermoso país. Se hace necesario que la iglesia Católica siga ejerciendo ese liderazgo, no solo para la liberación de los presos políticos, impulsar los cambios urgentes que se necesitan en la organización económica y política de esa nación, que los Estados Unidos levanten el embargo económico, se vuelva un socio importante para el desarrollo económico y social de la patria de Martí y para que se respeten los derechos y las libertades de ese pueblo heroico que ha resistido por 51 años la dictadura de la dinastía Castro. *Abogado y escritor rivelpa@yahoo.com
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