Narcotraficantes mexicanos usan videos en Youtube para divulgar su guerra

Los narcotraficantes mexicanos han convertido a Youtube en una de sus principales herramientas de comunicación, divulgando videos de sus víctimas en una práctica de terror, cuya última muestra es una grabación en la que dos hombres confiesan haber matado a 20 turistas. Estos dos hombres aparecieron asesinados el martes, presuntamente por los autores de la grabación, junto a un mensaje que indicaba el lugar donde estaban sepultados 18 cadáveres de sus víctimas. La misma suerte corrió Mario González, hermano de una ex fiscal del estado de Chihuahua (norte), cuyo cadáver fue encontrado el jueves, 14 días después de su secuestro y una semana después de que apareciera esposado y rodeado de hombres armados en una confesión en Youtube. En el video, González apuntalado por las armas, confesó vínculos suyos y de su hermana con el cártel de Juárez, que la ex funcionaria negó. Ambos videos tuvieron amplia difusión en la mayoría de medios mexicanos, que paulatinamente han dejado a un lado su recelo a divulgar estas grabaciones con supuestas confesiones de personas luego asesinadas. En julio ocurrió así con un guardia carcelario ajusticiado después de admitir en cámara que las autoridades de una cárcel permitían a los presos salir para cometer masacres para un cartel rival. Una semana más tarde cuatro periodistas fueron secuestrados para presionar la difusión de grabaciones relacionadas. El poder de los delincuentes para arrancar confesiones impactantes desata el debate en las redacciones y entre expertos. Es "un mensaje de absoluto terrorismo para atemorizar a la gente, difundido a través de redes sociales para generar una agenda informativa que trascienda", dijo a la AFP Octavio Islas, director de Comunicación Digital Estratégica del Instituto Tecnológico de Monterrey. Según Islas, los delinceuntes aprovechan los videos para "además advertir a la clase política que tienen información de sus vínculos con el narcotráfico". La divulgación de estas grabaciones se multiplica conforme se hace más feroz la violencia que el gobierno atribuye a las disputas entre carteles y las operaciones para perseguirlos, que deja más de 28.000 muertos desde diciembre de 2006. A los mensajes que inicialmente dejaban en carteles junto a sus víctimas y la exhibición de cadáveres o sus partes mutiladas en sitios visibles, se suma ahora el uso multiplicador de las nuevas tecnologías. "El mejor antídoto contra esos videos es una atinada estrategia de comunicación social, que en términos generales el gobierno no ha tenido", considera Islas. El experto opina que "la producción de los videos es totalmente burda, es muy rústica, pero pese a ello muestran una inteligencia comunicativa" detrás de la cual estima "es claro que tienen comunicólogos y muchos otros profesionales". Youtube dispone de un equipo que trabaja en forma permanente para retirar los videos considerados ofensivos por los usuarios, explicó a la AFP Ricardo Blanco, gerente de comunicación para América Latina. El portal no permite "comportamientos como amenazas, agresividad, hostigamientos, acoso, invasión a la privacidad, revelación de información personal ajena y la incitación a cometer actos de violencia", resaltó. Pero los autores de las grabaciones se las ingenian para replicarlas en otras cuentas o sitios. Los ponen a circular aprovechando que es muy difícil o imposible censurar en internet, subraya Islas. Su alcance no se limita empero a la web, pues con ellos los criminales generan hechos informativos que los medios convencionales no pueden ignorar. Buscan que su mensaje "cale hondo en la opinión pública y lo están consiguiendo, es un trabajo formidable", indicó Islas. En los medios el debate sigue candente. La mayoría, como el diario El Economista, han decidido difundir los hechos aunque tomando precauciones. "Cuando se publica este tipo de información debe ir perfectamente contextualizada", señaló a la AFP, Luis Miguel González, director editorial de ese periódico hizo público un décalogo de como cubrir los hechos violentos.