En décadas pasadas, los empresarios colombianos trabajaban para lograr vender sus empresas a una destacada firma internacional.
Hoy, esos mismos empresarios están convencidos de que su principal meta es convertirse en verdaderos empresarios con un solo norte: generar empleo, fomentar la riqueza y consolidar al país como potencia mundial.
Según lo explicó Carlos Rodríguez, analista de la Universidad Nacional, “las empresas colombianas no están buscando vender. Más bien, ellas se están volviendo muy atractivas, están saliendo a mercados para capturar inversionistas, nacionales o extranjeros que les permitan capitalizarse”.
En el caso de cuando la venta está dentro del plan estratégico de una compañía, ésta se debería hacer solo cuando existen factores que impiden el desarrollo empresarial. Stalin Rojas, director de Administración de Empresas de la Universidad Nacional, afirmó que se debe dar “cuando los procesos estratégicos u operacionales no pueden adaptarse a la velocidad que dicta la tecnología, cuando existe corrupción rampante o el cliente o usuario no perciba una ventaja con respecto a la competencia”.
Y es que este pareciera un buen momento de bonanza para que el país aproveche sus resultados económicos, el reconocimiento internacional (Moody`s y Standard & Poors) y para que las empresas generen empleo formal y se logre disminuir la pobreza actual, capitalizándose, pero sin que las empresas cambien a manos extranjeras.
En 2010, la cifra de inversión directa de extranjeros al interior del país que registra el Banco de la República es de US$6.764,5 millones y solo en el primer trimestre de este año ya se registran US$3.697,8 millones. En la misma medida, las empresas colombianas han invertido de manera directa y para expandir sus horizontes. En 2010, el Banco de la República registró una inversión de U$6.503,6 millones de empresas colombianas en el exterior.
“Colombia se ha destacado en el grado de inversión por la mejora en seguridad, crecimiento del PIB per cápita y el control de la inflación. Además, el país tiene un sistema financiero con buena cantidad de activos, liquidez, hay oportunidades de inversión en industrias importantes como el petróleo, minería, energía, agro, construcción y manufacturas, entre otras”, dijo Héctor Cateriano, CEO de Access Seaf.
Todo esto se suma a la seguridad jurídica que desde el Gobierno se le ofrece a los inversionistas extranjeros y los beneficios en política económica para este fin, agregó Cateriano.
Un asunto que destacó el experto en fondos de inversión privada, es que se debe tener cuidado con las inversiones que no se disponen para el largo plazo, puesto que ello afectaría la estabilidad de los mercados y la retribución en el desarrollo que la inversión debiese producir.
Desde la perspectiva de Jairo Rubio Escobar, ex superintendente de Industria y Comercio, “en el mundo globalizado lo que menos importa es el dueño. Lo que me parece importante es que las compañías crezcan, permanezcan aquí, cumplan las normas y que eso contribuya al bien del país”.
A diferencia de lo que considera Escobar, Rojas afirmó que quién tiene el control de las compañías es trascendental. “Si las utilidades se quedan dentro del país y no emigran, esto hace que las ganancias activen el consumo y, de esta forma, las empresas vendan más y generen más empleo. Este círculo virtuoso puede ser débil cuando emigran los capitales”.
Rojas recalcó que las empresas que prestan servicios fundamentales para el ciudadano deben en su mayoría permanecer públicas, aunque ello no desliga las alianzas estratégicas que le permitan ser más competitiva.
De acuerdo a la opinión de Saúl Pineda, director de la Cepac de la Universidad del Rosario, lo primordial es la competitividad de la compañía. Sobre los casos que entran en discusión en la actualidad, afirmó que sin importar el origen de la empresa (pública o privada), la estabilidad financiera debe primar a la hora de tomar decisiones. Para el vocero es claro que firmas, como EPM, es un ejemplo de la política pública que va por buen camino, y que no debiese salir de manos nacionales, mientras que la ETB resulta el caso contrario.
Crecer sin vender
La única opción de crecimiento no es la venta de la compañía a inversionistas extranjeros o nacionales. Hay opciones de capitalización, fondos de capital privado y alianzas estratégicas, en las que no se pierde el control de la compañía y se produce un crecimiento acelerado y tangible. “Las empresas multinacionales han aprendido que es mejor entrar con un socio local, sobre todo en mercados emergentes”, dijo Cateriano.
Lo importante a la hora de crecer, afirman los analistas, es saber si el empresariado está listo para hacerlo. Primero, hay que consolidar la marca al interior del país y luego exportar, darse a conocer, y pensar en expansión. Allí es cuando es esencial la capitalización o las alianzas.
Reto de internacionalización
En el país hay empresas que han demostrado que expandirse es posible sin perder el control de la compañía. Entre estos casos de éxito se puede mencionar Grupo Nutresa, Carvajal, Conconcreto y Ecopetrol, entre otras. Para Héctor Cateriano, CEO de Access Seaf, resulta esencial la marca, como carta de presentación del empresario, al interior y exterior del país.
En concomitancia, para Saúl Pineda, de la Universidad del Rosario, es importante explorar primero el comportamiento de las empresas en países vecinos (mercados naturales), para luego empezar el crecimiento hacia otros lugares. Según Stalin Rojas, de la Universidad Nacional, a través de los años el empresario colombiano ha sorteado algunos avatares frente a la competitividad en el mercado internacional. Para él, además, hay que poner especial cuidado en algunos sectores (como calzado) donde el país está perdiendo terreno.
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