El inicio de esta semana se vino con una nueva cara en la comandancia de la Policía en el Departamento de Córdoba. Los tradicionales cambios que anualmente se registran en la institución armada se llevaron al Coronel Héctor Enrique Páez Valderrama y trajeron a su homólogo, Jaime Ávila Ramírez.
El primero vino en noviembre de 2010 procedente del archipiélago San Andrés Islas. Recibió la comandancia en Córdoba del Coronel Pedro Angello Franco, con más de quinientas muertes violentas, de las más altas en la historia del departamento; la mayoría de ellas atribuidas a la guerra por el control del narcotráfico entre las bandas criminales que delinquen en Córdoba y sus límites con Antioquia y Sucre.
Ahora quien sucede a Páez, viene de comandar la Policía en el Golfo de Urabá, región limítrofe con Córdoba, geográficamente estratégica para el embarque y desembarco de drogas ilícitas y armas, combustibles de la guerra sin tregua; además porque históricamente esa región con costas en el mar Caribe y límites con Panamá, ha sido escenario de confrontaciones entre paramilitares y guerrillas y ahora entre las denominadas bandas criminales (bacrim). Lo que quiere decir que el conflicto de esas características no es desconocido al Coronel Jaime Ávila.
El Plan Troya y nuevo Gobernador
Cuando Páez Valderrama recibió la comandancia en Córdoba, a los dos meses el Gobierno Nacional lanzó el ‘Plan Troya’, la más grande ofensiva contra la criminalidad organizada lanzada en el departamento.
Ello por cuenta del enorme poder de influencia y desestabilización que las bacrim demostraron tener en cuatro años de haber emergido, posterior a la desmovilización de las autodefensas, o paramilitares en Santa Fe Ralito (Córdoba).
Con el Plan Troya se unificaron los organismos de seguridad, de investigación y aplicación de justicia. Según reportes oficiales, más de ochocientos integrantes de las bandas emergentes fueron capturados y judicializados; importantes y sanguinarios cabecillas hoy están tras las rejas y se han logrado esclarecer escabrosas masacres y homicidios.
El nuevo estratega de la Policía en Córdoba tiene el compromiso de sostener el ritmo del Plan Troya que ha dado buena cuenta de quienes protagonizan el derrame de sangre. Además de recuperar la mermada confianza que un grueso sector de la población tiene hacia la institución, por las investigaciones internas que han revelado los enlaces que el crimen organizado tiene en sus filas.
Para superar estos puntos en contra, y para fortalecer los mayores aspectos positivos, el Coronel Jaime Ávila debe entrar en sintonía con el gobernador electo de Córdoba y los nuevos mandatarios de los municipios donde más se acentúa el conflicto entre bacrim.
Lo mismo que afianzar el trabajo mancomunado con el Ejército, CTI, DAS y los demás estamentos que convergen en el objetivo de bajar los índices que registra el Observatorio del Delito; ese que tanto citó la gobernadora saliente, Martha Sáenz, quien insistentemente predicaba que el orden público es su materia perdida.
Regional
Cambio de mando en la Policía de Córdoba
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