Aníbal Vicente Padilla Guzmán, un contador público de 29 años de edad, murió en un accidente de tránsito en Medellín.
El miércoles fue traído el cuerpo sin vida hasta su tierra natal, El Carito, de donde se había marchado hacía 11 años a buscar mejores horizontes.
La última vez que vino a visitar a sus familiares fue para la fiesta de año nuevo. En la oportunidad compartió con todos y visitó a sus amigos, quienes lo consideraban un ejemplo a seguir.
El 8 de enero se devolvió a la capital de la montaña donde trabajaba como contador público de la fundación Brazos abiertos.
El accidente donde perdió la vida se produjo en la autopista norte de Medellín, a la altura del barrio Tricentenario, cuando fue embestido por un taxi por la parte de atrás.
Padilla se movilizaba en una motocicleta de regreso a su casa, pocos minutos después de haber salido del trabajo.
Fue tan fuerte el impacto que salió volando y cayó en el carril izquierdo donde justamente iba pasando una buseta, la cual lo arrolló.
El joven profesional murió en el lugar de los hechos.
El contador era hijo de José Antonio Padilla y Omaira Guzmán.
Tenía una pareja y un hijo de poco más de un año de edad.
Las exequias se realizaron en el cementerio de El Carito el pasado miércoles en medio del dolor de sus familiares y de la comunidad que lo consideraba un profesional serio y ejemplar.
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