Se acabaron años de incertidumbre para familiares de víctimas

En un cofre barnizado, acompañado con un ramo de flores y una foto de su ser querido, los familiares de 41 víctimas asesinadas por grupos paramilitares, recibieron ayer sus restos óseos.
La ceremonia solemne tuvo lugar en Montería a donde se congregaron más de trescientas personas con el afán de culminar interminables años de incertidumbres sin saber la real suerte de sus parientes, pues no obstante sus extrañas desaparición, algunos aguardaban la esperanza de que uno de esos cofres guardara sus restos exhumados por el CTI de la Fiscalía.
Así también concluyeron años de extenuantes investigaciones, exploraciones exhumaciones fallidas de fosas comunes que la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía hizo en Antioquia, Cauca, Caquetá, Córdoba y Sucre.
En el acto de ayer, uno a uno fueron desfilando ante el personal del CTI los parientes vivos cuando escucharon el nombre de su ser querido en la interminable lista de víctimas masacradas inmisericordemente por los grupos matones de los paramilitares.
Uno de esos casos fue el de doña Tulia Montero, una veterana mestiza de Tierralta que no paraba de llorar cuando contemplaba el retrato de su hermano mayor, José Francisco Morales, asesinado hace trece años y de quien volvió a saber su paradero apenas ayer cuando abrazó el cofre que contenía sus restos óseos exhumados.
“Ya con esto al menos sabré a dónde visitarlo y llevarle flores, mi hermano era bueno, un campesino noble y no sé por qué hicieron eso con él”, anotó Tulia Montero.
En otro rincón del salón, doña Feliciana Lobo Ramos, de 75 años, no paraba de llorar. Una mezcla de dolor y tranquilidad la dominaban cuando supo que su hijo Eduer David Morales Lobo, desaparecido cuando sumaba 21 años de vida, yacía en la cajita que recibió. Fueron diez años sin saber de él y de interminables visitas a la unidad de desaparecidos y NN de la Fiscalía.
Así como el de ellas, hay quienes llevaban hasta quince y veinte años sin saber la suerte de sus seres querido. Ayer se acabó la angustia de saber si vivían o no. Pero la ceremonia luctuosa continuará hasta llevarlos a su última morada en medio de cristianas sepulturas.