La familia Álvarez había logrado escapar de las balas asesinas de los grupos al margen de la ley pero no e la fuerza avasalladora del Sinú.
Cuando Alvaro Juan Álvarez Puello de 57 años y su hijo Jair Yamet Álvarez, de 20 años tomaban un baño en el Sinú este les jugó una mala pasada.
Eran desplazados del corregimiento de Barrancón, municipio de Puerto Libertador, y habían llegado al barrio Sucre de esta capital.
A orillas del río, en un cambuche residía la familia en medio de precarias condiciones económicas.
Eran las 8:00 de la mañana cuando Jair decidió darse un baño. Lo acompañaba su padre quien le había advertido que lo iba a enseñar a nadar para que no se lo llevaran las fuertes corrientes.
En un momento determinado el joven sintió que había pisado en falso y que su cuerpo se perdía en medio del agua. Gritó de manera desesperada y por ello su padre, sin pensarlo dos veces, se lanzó a auxiliarlo.
La corriente del agua los arrastró hacia las profundidades y minutos más tarde desaparecieron en medio del Sinú.
Junto a ellos vivía Libia Esther, esposa y madre de las víctimas, quien no lograba dar crédito a la nueva tragedia de su vida.
Ella está en una silla de ruedas y no puede hacer nada para lograr el sustento de su familia.
También vivía en el humilde hogar un menor de 13 años, Enrique Álvarez, hijo de la pareja.
La mujer lloraba desesperada. Los vecinos trataron de ayudarla para mitigar su dolor pero la pérdida de su compañero y de su hijo mayor la hicieron desmayar en varias oportunidades.
Ellos iban a salir a buscar, tal vez pidiendo limosnas, algo para el sustento del día.
Encontraron los cuerpos
La demora de padre e hijo hizo que la mujer se empezara a desesperar pues habían salido a bañarse para iniciar la búsqueda de la comida del día.
Libia empezó a gritar a los vecinos para que le averiguaran lo que había ocurrido y fue entonces cuando alguien dijo haberlos visto luchando contra la corriente del río.
Un arenero que iba por el lugar fue el primero en detectar uno de los cuerpos
Se hundió y sacó el cuerpo de Álvaro Álvarez. “Cuando lo saqué a flote sentí como si hubiera hecho gárgaras pero era imposible que estuviera vivo porque había permanecido mucho tiempo debajo del agua”, dijo el hombre que iba en la canoa.
A los pocos metros sacó el cuerpo del hijo Jair, quien también había perdido la vida.
Ambos fueron llevados en una motocicleta al Camu de Sucre con la esperanza que los reanimaran pero ambos llegaron sin signos vitales.
La madre y esposa de las víctimas también tuvo que ser llevada al Camu para prestarle atención médico pues su estado era crítico.
La comunidad ayer trataba de recoger algunos recursos para poder darle cristiana sepultura a padre e hijo, quienes vivían en la más extrema pobreza.
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