Prohiben minifaldas y escotes en Gobernación de Córdoba

La semana laboral para las funcionarias del departamento comenzó con una novedad. En sus escritorios encontraron la Circular 04 mediante la cual prohiben usar las provocativas minifaldas y shores, además de los insinuantes escotes y blusas de tiritas que dejan sin respiración a los hombres, y con ganas. Con esta controvertida y excéntrica medida, la mandataria departamental emula a los polémicos ex congresistas tolimenses Emilio Martínez Rosales y Luis Humberto Gómez Gallo que cuando ostentaron la presidencia de la corporación prohibieron estas populares prendas de vestir en la fría capital Bogotá, a diferencia de las inclementes temperaturas que asfixian a los cordobeses. Tal medida, entre secretarias y el resto de funcionarias, levantó entre cubículos y divisores comentarios porque ésta pone en entredicho el derecho al desarrollo de la libre personalidad; además las cohibe de mostrar sus atributos que atraen y distraen miradas, y ¿por qué no? les da continuidad. También entre pasillos se comenta que se acabarán los desfiles de aspirantes a jugosas contrataciones que llegaban en insinuantes escotes, acompañados de diminutas minifaldas, para asegurar el contrato. Otras escenas que no se volverán a ver en el Palacio de Naín serán las congestiones en las escaleras, y todo porque los hombres dejaban adelantar varios escalones a las mujeres para ser espectadores de la puntica de su alma. Sobre esta medida pintoresca la Gobernadora Marta Sáenz precisó que se trata de imprimirle seriedad y etiqueta a la imagen corporativa y, personal de sus colaboradores. “En la calle pueden usar o quitarse lo que quiera, pero aquí en la Gobernación bien tapaditas”, apuntó la mandataria. En general lo que se busca es erradicar las incomodidades entre ambos sexos que pueden comenzar con miradas obscenas, contoneos provocativos que desconcentran, manoseos y acosos sexuales al interior de la gobernación. Frente a es inusual medida, típica de los conventos y seminarios religiosos, sale a relucir como defensa aquella célebre frase del escritor italiano Umberto Eco: El hábito hace al monje; o “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”