Sucesos


Por presunto error médico murió estudiante de 14 años

EL UNIVERSAL

22 de abril de 2010 12:01 AM

“Papi cierto que siempre he sido una buena hija y una buena hermana. Ahora quiero que me des un abrazo” fueron las últimas palabras de la estudiante quien murió en la clínica Montería. Para el profesor Elvis Espitia, la muerte de su hija de 14 años es el resultado de la incompetencia médica. En medio del dolor que le produjo la muerte de Saleth Cariope Espitia Villadiego acudió a la Fiscalía a instaurar la respectiva denuncia en aras de esclarecer un hecho que ha llenado de profundo dolor a su familia. El atribulado padre, en medio de sollozos, explicó cómo ocurrieron los hechos en los que perdió la vida su hija mayor, cuando apenas había alcanzado los 14 años y 20 días. Ella ingresó a la clínica Montería, ubicada en el norte de esta capital, el pasado martes a las 3:30 de la tarde. Se había sentido disgustada y sus padres pensaron que se podía tratar de una insolación pues el fin de semana había participado en un desfile de inauguración de los juegos escolares en el colegio La Salle donde cursaba décimo grado. “Creo que a mi hija desde que llegamos a la clínica le prestaron unos procedimientos médicos que no eran correctos”, sostuvo el padre en medio del dolor que le produce el hecho. La menor había presentado fiebre y había hecho un vómito la noche anterior, síntomas que fueron explicados al médico quien de inmediato ordenó ponerle una Dipirona, no sin antes preguntar al padre si la menor era alérgica a algún medicamento, ante lo que el padre respondió que no, pues nunca había visto nada extraño al respecto. Una vez inyectada la menor empezó a hincharse pues efectivamente era alérgica a la Dipirona. Sin embargo, tres horas más tarde le dieron de alta y le dijeron que ese efecto se pasaría con el transcurrir de las horas. “Le dije al médico que se estaba hinchando y me dijo que era alergia, pero luego otro médico le dio de alta y me dijo que eso era algo sencillo, le mandó unas fórmulas y me dio unos medicamentos para que se los diera en la casa. Me fui con ella para la casa y en vista que se seguía complicando a las 9 de la noche la llevé de nuevo a la clínica”, narró el padre. SEGUNDA LLEGADA La menor fue devuelta a casa en el barrio San José de Montería y allí empezó a complicarse la situación. Su madre, también profesora, Levis Isabel Villadiego, la notó muy hinchada y mostró su preocupación por el hecho. Al llegar por segunda vez el médico le dijo que eso era normal y que esperaran el paso de las horas. A las 2 de la madrugada, la menor empezó a sentir dolor de espalda y le ordenaron unas placas y le pusieron oxígeno. “A esa hora le dije que consiguiera un especialista, pero me dijo que lo mismo que él me había dicho era lo que me iba a decir el especialista. A las 5 de la mañana llego el pediatra vio la radiografía y me dijo que mi hija tenía una especie de neumonía atípica y que era posible que fuera AH1N1 y que por ello la llevarían a la Unidad de Cuidados Intensivos”. Cuenta que la menor entró muy hinchada y que prácticamente no podía ver porque tenía los ojos hinchados. ÚLTIMAS PALABRAS Saleth entró a la UCI pasadas las 5 de la mañana. Se aferró de la mano de su padre, quien la acompañaba en el interior de la unidad y justo en el momento en que este se despedía ella le dijo: “¡Papi dame un abrazo!” El sin dudarlo se acercó y entonces ella insistió: “Papi cierto que yo siempre he sido una buena hija y una buena hermana”. Su padre tuvo que hacer un enorme esfuerzo para no desfallecer ante esas palabras. Le respondió con el más fuerte de sus abrazos y se despidió. Cinco horas más tarde, es decir ayer a las 10 de la mañana, le dijeron que su hija había muerto. “Si el médico se da cuenta que su situación no es manejable por qué la dejan ir para la casa y no llaman a un especialista”, preguntaba el padre de la menor, con la desesperanza propia de la pérdida de un ser querido. “Dos veces llegamos a la clínica y la atendió un médico general joven. Yo estuve buscando al médico en la madrugada y estaba dormido para pedirle que le pusiera atención a mi hija porque se está complicando pero él me dijo que no me preocupara que todo estaba bien”. SIN PRONUNCIAMIENTO La clínica Montería aún no se ha pronunciado en torno al tema. El único autorizado para hacerlo el gerente interventor, Otoniel Muñoz, adscrito al Ministerio de la Protección Social, pues como se recordará el sitio está intervenido. El funcionario está fuera de la ciudad y, por ello, el personal que está en Montería no quiso referirse al tema. Entretanto, la Secretaría de Salud de Córdoba también anunció que investigará el hecho.

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