El alcalde de Toronto, Rob Ford, admitió el miércoles en un acalorado debate en el Concejo Municipal que había comprado drogas ilegales en los últimos dos años, pero se negó categóricamente a renunciar al puesto, pese a que virtualmente cada uno de los concejales se pararon para pedirle que se tomase una licencia.
El concejal que lo interrogó y obtuvo esta insólita confesión presentó luego una moción de pedirle a Ford que solicite licencia para recibir tratamiento por consumo de drogas. El alcalde reconoció la semana pasada que fumó crack durante una "borrachera", pero esta vez admitió que había comprado drogas. (lea aquí, Alcalde de Toronto se disculpa por video en el que consume crack)
Ford hizo una larga pausa luego que el concejal Denzil Minnan-Wong loe preguntó si había comprado drogas ilegales en los últimos dos años.
Ford seguidamente respondió: "Sí, lo he hecho".
"Comprendo la vergüenza que he causado. Me siento humillado por ello", dijo.
Pero más adelante adoptó un tono desafiante, diciendo que no era un adicto, y rechazó sugerencias de miembros del concejo de que debía buscar ayuda especializada. Insistió que él es "un ejemplo positivo para muchachos desamparados".
"Sin duda voy a seguir en este puesto", dijo. "No lo voy a dejar. Voy a sentarme aquí y asistir a todas las reuniones".
Momentos antes, 41 de los 43 concejales presentes en el debate votaron aceptar una carta abierta que pide al alcalde que se tome una licencia.
Aunque fue una clara demostración de su aislamiento político, la votación es simbólica, porque el concejo no tiene autoridad para forzar a un alcalde a dejar el cargo a menos que haya sido condenado por un crimen.
La carta es algo separado de la moción presentada por Minnan-Wong, que pediría formalmente a Ford a tomarse un tiempo de licencia, disculparse ante los residentes de Toronto por engañarles y cooperar con la policía.
La negativa de Ford a renunciar ha desconcertado al Concejo Municipal, muchos de cuyos miembros concuerdan en que su conducta errática - desde embriaguez pública hasta amenazar con matar a alguien en una grabación en video- ha consumido la actividad política en Toronto y minado gestiones para lidiar con otros asuntos.
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