Muchas compañías de carbón y acero chinas han registrado su menor crecimiento en 25 años, en el contexto de la expansión económica más baja del país: de 6,9 % en 2015, desde 1990.
El exceso de capacidad, la disminución de precios y la pesada carga de personal, están obligando a muchas firmas a reducir su mano de obra.
A principios de marzo, el primer ministro chino Li Keqiang anunció en un informe sobre la labor del Gobierno que el objetivo de crecimiento del producto interno bruto de China para este año es de entre 6,5 % y 7 %. Ésta es la primera vez que el país establece un rango de crecimiento en lugar de una cifra específica. El cambio representa el paso a la "nueva normalidad" de crecimiento más lento, pero más ecológico y sostenible.
El primer ministro prometió resolver la excesiva capacidad en las industrias pesadas como las de acero y carbón, entre otras, así como un control estricto de la expansión.
China planea despedir a cerca de 1,8 millones de trabajadores de las industrias carbonífera y siderúrgica para reestructurar a la economía.
Las industrias con exceso de capacidad no sólo utilizan muchos recursos, sino que también enfrentan potenciales riesgos crediticios. Ante las nuevas circunstancias, las compañías también buscan las formas de seguir adelante.
Algunas negocian con gobiernos locales para reducir sus responsabilidades sobre agua, energía, calefacción y gestión de propiedad. También han establecido firmas nuevas para emplear a los trabajadores excedentes.
Con el fin de amortiguar el efecto de la pérdida de empleos, el gobierno central ha prometido 100.000 millones de yuanes en los dos años próximos para ayudar a los trabajadores despedidos a encontrar nuevos empleos.
A pesar de la desaceleración, en 2015 China creó más de trece millones de empleos e incrementó el ingreso per cápita disponible en 7,4 %, lo que subraya el fuerte potencial y resiliencia de su economía. El país aspira a generar este año, al menos, diez millones de empleos urbanos nuevos y mantener la tasa de desempleo urbano registrada por debajo del 4,5 %.
Las esperanzas para superar el déficit en creación de empleos están puestas en la industria de servicios de rápido crecimiento. Ese sector constituyó el año pasado el 50,5 % del producto interno bruto del país, la primera vez que la cifra es superior a la mitad.
EL PRECIO DEL CRECIMIENTO
China, que ha pagado un alto precio ambiental por su crecimiento económico sorprendente, necesita con urgencia un crecimiento más lento y ecológico.
El esmog sigue siendo grave en muchas ciudades del país. Sólo 22 % de las 338 ciudades monitorizadas en 2015 cumplieron los estándares nacionales de aire limpio, a pesar de las "señales de mejoría" en los niveles de las partículas finas en el aire o PM2.5.
La provincia de Hebei, en el norte de China y que rodea a Beijing, es un caso emblemático. Produce cerca de una cuarta parte del hierro y acero del país, también alberga a más de la mitad de las diez ciudades más contaminadas del país. Para enfrentar el problema de contaminación, en los cinco años pasados ha reducido la capacidad en 75 millones de toneladas de hierro y acero, 62 millones de toneladas de cemento y 27 millones de toneladas de carbón.
Las medidas de combate a la contaminación han tenido consecuencias en las regiones industriales de por sí afectadas por la desaceleración económica. Las medidas de Hebei para eliminar la capacidad excesiva y la contaminación redujeron el crecimiento provincial en 1,75 puntos porcentuales.
Beijing, la capital china, también ha tomado medidas enérgicas ante la alerta de contaminación más seria, lo que provocó el cierre de fábricas y escuelas y la suspensión de la circulación de los vehículos.
Los cierres masivos de plantas altamente contaminantes, las penalizaciones más enérgicas a los manufactureros, la información más transparente y el menor énfasis en el crecimiento del PIB ya han empezado a tener efectos benéficos en el ambiente de Hebei y de Beijing.
Sin embargo, el aire no es la única preocupación ambiental, el agua y suelo de China podrían representar amenazas incluso mayores, ya que la industrialización y urbanización están cobrando su cuota. El Ministerio de Recursos Hídricos indicó que el agua de más de una cuarta parte de los ríos y de dos terceras partes de los lagos no es potable. Las autoridades ya emprendieron medidas para resolver la contaminación hídrica y están preparando un plan para la contaminación del suelo. El Ministerio de Protección Ambiental tiene la intención de establecer tres departamentos dedicados a la protección del agua, aire y suelo.
En el XIII Plan Quinquenal (2016-2020) de China se estipula que el consumo de agua por 10.000 yuanes del PIB caerá 23 % para el 2020, mientras que el consumo de energía por unidad del PIB descenderá en quince por ciento. Las emisiones de dióxido de carbono también serán reducidas en 18 %.
En un país con más de 1300 millones de personas son inevitables los dolores y desafíos en la transición a una economía equilibrada y sostenible.
POBREZA PERSISTENTE
Mientras los chinos acaudalados compran casas en ciudades costeras limpias, envían a sus hijos a escuelas en Los Ángeles y hacen compras en París, más de 55 millones de compatriotas luchan por sobrevivir debido a la pobreza.
En comparación con la parte oriental desarrollada de China, las áreas rurales interiores del país se han rezagado. Décadas de crecimiento económico han ampliado las disparidades entre los ricos y los pobres y aún existen millones de familias rurales que tienen que lidiar con la pobreza extrema.
El coeficiente Gini de China, que mide la disparidad entre ricos y pobres y en el que 0 indica la equidad total y 1 representa la desigualdad total, se ubicó en 0,462 en 2015, registrando un descenso en siete años consecutivos después de que el índice se ubicara en 0,491 en 2008. Sin embargo, sigue por arriba de la línea de alerta internacional de 0,4, que sugiere una disparidad de ingresos comparativamente grande.
En 2015, el ingreso disponible promedio anual de los residentes rurales per cápita fue de 11.422 yuanes, una tercera parte de los 31.195 yuanes de los residentes urbanos.
China sacó de la pobreza a más de 700 millones de personas entre 1978 y 2014 y se convirtió en el primer país en desarrollo en cumplir el objetivo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de reducir a la mitad a la población en pobreza antes del plazo de 2015. El país no escatimará esfuerzos para ayudar a los restantes 55 millones de pobres a dejar esa condición para el 2020. Ésa es la tarea más ardua en el objetivo de construcción de una sociedad modestamente acomodada.
Comentarios ()