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Conferencia de paz sobre Siria sigue enfrentando varios obstáculos

AFP

26 de noviembre de 2013 08:51 AM

Será difícil respetar la fecha del 22 de enero para la realización en Ginebra de una conferencia de paz sobre Siria, donde la guerra se agrava, afectando a todo Medio Oriente, estimaron analistas.

"Por fin, y por primera vez, el gobierno sirio y la oposición se van a reunir en la mesa de negociaciones y no en el campo de batalla", dijo el lunes el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, al anunciar la fecha de la conferencia.
   
La conferencia "será la mejor oportunidad" para poner fin al baño de sangre y "formar un gobierno de transición", dijo por su parte el secretario de Estado, John Kerry.
   
Pero pocos analistas creen en la posibilidad de poner un rápido fin a un conflicto que lleva más de dos años y medio, que ha dejado más de 100.000 muertos y que ha forzado el exilio de más de tres millones de personas.
   
En efecto, la lista de participantes en la conferencia aún no ha sido establecida, las grandes potencias tienen divergencias mientras que las hostilidades entre el régimen de Bashar al Asad y una oposición profundamente dividida continúan.
  
La ONU ya no se arriesga a brindar un balance preciso de muertos y el representante especial de la ONU en Bagdad, Nickolay Mladenov, advirtió el lunes al Consejo de Seguridad de los peligros de una infiltración en Irak de grupos extremistas que operan en Siria.
   
Para Salam Chaij, director del Brookings Doha Center, el hecho de que la ONU haya podido anunciar una fecha es una señal positiva. Pero considera que las posibilidades de éxito de la conferencia de Ginebra están en "50/50", pues el encuentro "es rehén de la situación en el terreno".
   
"El 22 de enero aún está lejos", dijo por su lado Richard Gowan, de la Universidad de Nueva York.
   
"El Ejército sirio ha tenido nuevas victorias sobre los rebeldes y podría redoblar los esfuerzos para reforzar su posición militar antes del inicio de las negociaciones", agregó.
   
Muchos interrogantes
  
El mediador de la ONU Lakhdar Brahimi volverá a reunirse el 20 de diciembre con los responsables rusos y estadounidenses para preparar la conferencia, y en particular para designar a los participantes.
   
Las interrogantes son numerosas: ¿Quién representará a los rebeldes? ¿Tendrá la delegación del gobierno el poder de tomar decisiones cruciales? ¿Estarán en la mesa Irán, que apoya a Damasco, y Arabia Saudita, que respalda a los rebeldes?
   
"Las respuestas a estas preguntas serán esenciales", dijo un diplomático de la ONU que sigue el asunto de cerca.
   
La oposición debe participar en la conferencia, estima Salam Chaij. "Es débil y necesita legitimación internacional (...) no querrá aparecer como responsable del fracaso de las negociaciones negándose a participar".
   
Pero los rebeldes "asumen un gran riesgo" asistiendo a Ginebra. "Si las discusiones no logran un auténtico avance y la situación en el terreno se agrava", los delegados de la oposición "serán muy criticados".
   
En tanto, la participación de Irán es cuestionada, pues Teherán no ratificó formalmente la declaración adoptada en Ginebra en junio de 2012 por las grandes potencias.
   
Esta declaración impulsa la formación de un gobierno de transición en Siria y, para la ONU y Occidente, debe ser la base de las discusiones en la conferencia del 22 de enero.
   
Washington y Moscú quieren que la conferencia se realice en la fecha fijada, algo que ya había sido aplazado varias veces, dijo Richard Gowan.
   
"Pero todavía existe un gran riesgo de que las conversaciones fracasen una vez iniciadas. O podrían resultar en un compromiso muy laxo", agregó.
   
Para Ban, sería "imperdonable no aprovechar esta oportunidad para poner fin al sufrimiento y destrucción que ha causado" el conflicto.
 

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