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Desmantelada en Barcelona una red de tráfico ilegal de ciudadanos chinos

AFP

04 de mayo de 2015 11:33 AM

La policía española desmanteló una red de tráfico ilegal de ciudadanos chinos, que utilizaba Barcelona (noreste de España) como centro desde el que los inmigrantes clandestinos eran enviados a otros países como Canadá, una operación que se ha saldado con 80 detenidos.

"La organización gestionaba los traslados desde la provincia de Barcelona, valiéndose para ello de una red de agencias de viaje dirigidas también por ciudadanos chinos", informó este lunes la policía en un comunicado, precisando que entre los arrestados "se encuentran los máximos responsables de la organización".

Unos 70 inmigrantes fueron detenidos con falsos pasaportes cuando intentaban embarcar en aviones que debían llevarlos a su destino. Los cabecillas de la red también "mantenían vínculos con otras organizaciones similares asentadas en Europa, entre otras una red que ya estaba siendo investigada por parte de la Policía de Fronteras de Marsella (Francia)", según la misma fuente.

La investigación, que comenzó en 2013 con la colaboración de responsables del consulado británico en Barcelona, ha permitido desmantelar una organización que operaba desde varias ciudades de Cataluña y reclamaba hasta 20.000 euros por viajes con destino a Estados Unidos, Canadá, Irlanda o el Reino Unido.

Las víctimas eran "captadas" en China con la promesa de que podrían ir a donde quisieran. La organización las trasladaba hasta España, donde las albergaba en apartamentos de Barcelona, Badalona y Santa Coloma de Gramanet, cambiando regularmente de lugar para no llamar la atención de los vecinos.

Una vez en España, los inmigrantes debían devolver los falsos documentos utilizados para la primera parte del viaje. Las víctimas, una vez en España, "permanecían en los pisos el tiempo que fuera necesario, estando controlados en todo momento por miembros de la organización, mientras que se tramitaban y confeccionaban nuevos documentos de viaje falsificados para realizar el traslado hasta su destino final".

La organización, muy jerarquizada y hermética, exigía el pago del viaje en cuanto la víctima llegaba a su destino, "sufriendo amenazas sobre su persona o incluso sobre sus familiares que se encontraban en China, si no satisfacían la deuda".

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