Desde altas horas de la madrugada, decenas de familias angustiadas empezaron a amontonarse frente a las puertas de la cárcel de Topo Chico, en Monterrey (noreste de México), reclamando desesperadamente información de sus familiares y rezando para que no hubieran sido víctimas del mortal motín de este jueves.
Forzando las puertas e incluso lanzando piedras contra los guardas, centenares de personas, la mayoría mujeres, trataban de entrar al penal después de que un enfrentamiento entre dos grupos rivales de internos dejara 49 presos muertos y otros 12 heridos.
"¿Por qué? ¿Por qué? Pinches perros, ¿por qué?", gritaba una mujer que salía desmoronada de este penal ubicado en una populosa zona de Monterrey (Nuevo León), mientras sus familiares la abrazaban.
A cuentagotas, los policías que custodian la puerta cerrada con una gruesa cadena fueron dejando entrar a madres, hermanas y familiares que llevaban horas esperando bajo un sol inclemente.
Minutos después, salían por el otro extremo llorando o con sentimientos encontrados.
Como María Nájera, una mexicana de 50 años, que respiraba un poco más aliviada después de haber visto a su hijo con el brazo fracturado y el labio suturado de un lado.
"No me pudo decir casi nada, sólo te dejan verlos dos minutos y 'vámonos', te sacan. Pero me dijo que lo agarraron entre dos", explicó nerviosa Nájera a la AFP.
Las autoridades han explicado que la riña se produjo debido a la pugna por el control del penal de dos grupos encabezados por los reos: Jorge Iván Hernández Cantú, alias 'El Credo', y Juan Pedro Zaldívar Farías, alias 'El Z-27', ambos miembros del sanguinario cártel de Los Zetas.
Los reos se ensarzaron en una "batalla campal". Varios prendieron fuego a las bodegas de víveres y usaron armas punzocortantes, bates y palos, informó el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez.
"El patio principal de la cárcel está quemado. La panadería, que esta ahí, está negra", explicaba Martha, una joven de 22 años y madre de dos niños, que pudo ver en el patio a su marido preso.
Dolores, una mujer de 35 años que fue con su madre y sus hermanas a ver a su hermano, describía el ambiente terrorífico que había dentro del penal: "Se ve todo bien quemado, puras cenizas y huele como cuando queman al marrano".
LA LISTA DE LOS MUERTOS
Entre la tensión y la zozobra de los familiares por saber qué había pasado, dentro, las autoridades pudieron identificar buena parte de los cuerpos y en la tarde colgaron la lista de los fallecidos identificados en una pared amarillenta del penal.
"íNo, no, no!", se escuchaba gritar al tumulto que se amontonó a ver la lista.
Una mujer se desmayó. Otra, fuera de sí, fue trasladada en una ambulancia al hospital. Y otra que iba con una niña chiquita era sostenida por otro hombre después de que se enterara que su hermano estaba entre los muertos.
"íTodo por un robo, mi hijo era inocente, mi hijo no robó!", gritaba desesperada una señora al ver el nombre de su hijo en la lista. "íMi hijo no puede ser!", lloraba.
Una funcionaria de derechos humanos trataba de asistir a los familiares, que llevan horas hacinados en la calle frente a una amplia barda blanca con alambres de púas y cámaras.
Los custodios "los tienen golpeados y esposados", denunciaba una mujer que no quiso dar su nombre y cuyo hijo de 24 años está internado en el centro.
"Mis condolencias a los familiares de quienes perdieron la vida (...) y una pronta recuperación a quienes resultaron heridos en los trágicos hechos ocurridos en este penal estatal", manifestó el presidente Enrique Peña Nieto a través de Twitter.
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