Estados Unidos podría perder acceso a una importante herramienta legal usada para rastrear dinero de terroristas, dijeron el lunes funcionarios alemanes, mientras Europa evalúa su respuesta a las afirmaciones de que los estadounidenses espiaron a sus aliados europeos más cercanos.
España es el más reciente aliado que exige respuestas luego de un diario español reportó que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés) vigiló más de 60 millones de llamadas telefónicas en la nación ibérica tan solo en un mes. El reporte del diario El Mundo surgió después de las acusaciones de espionaje en masa de la NSA en Francia y Alemania, incluida la intervención del teléfono celular de la canciller alemana Angela Merkel.
Dado que los líderes europeos se encuentran insatisfechos con las explicaciones de Estados Unidos hasta el momento, las autoridades han estado proponiendo ideas para presionar a Washington a proveer detalles sobre el espionaje y garantías de que la práctica será acotada. El desafío es enviar un mensaje enérgico a Washington contra el espionaje a ciudadanos e instituciones de Europa sin dañar más la relación trasatlántica.
Como posible palanca, las autoridades alemanas citaron la resolución no vinculante aprobada la semana pasada por el Parlamento Europeo para suspender un acuerdo forjado después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 que permite a los estadounidenses tener acceso a datos de transferencias bancarias para rastrear el flujo de dinero terrorista.
La ministra alemana de Justicia, Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, dijo el lunes que creía que los estadounidenses estaban usando la información para reunir datos de inteligencia económica además de información sobre terrorismo, y que el acuerdo, conocido popularmente como SWIFT, debía suspenderse. Ello representaría una dura reprimenda a Estados Unidos por parte de algunos de sus socios más cercanos.
"En realidad no es suficiente estar indignado", dijo a rbb-Inforadio. "Esto sería una señal de que algo puede pasar y dejar claro a los estadounidenses que la política (de la UE) está cambiando".
Suspender dicho acuerdo, oficialmente denominado Programa de Rastreo de Finanzas Terroristas, requeriría la aprobación de la mayoría de los 28 países de la Unión Europea.
En Washington, la presidenta de la comisión de inteligencia del Senado, Dianne Feinstein, pidió una "revisión total" de todos los programas de espionaje de Estados Unidos en respuesta a las acusaciones. La demócrata por California afirmó que no estaba al tanto de esas actividades.
Feinstein dijo que aunque su comisión fue informada sobre la recolección de registros telefónicos por parte de la Agencia de Seguridad Nacional fundamentadas en una orden de una corte secreta, "no fue satisfactoriamente informada" sobre "ciertas actividades de vigilancia que han estado vigentes por más de una década".
La senadora afirmó que el presidente Barack Obama tampoco fue informado de que las comunicaciones de Merkel eran escuchadas desde 2002.
"Con respecto a la recolección de inteligencia sobre líderes de los aliados de Estados Unidos por parte de la NSA _entre ellos Francia, España, México y Alemania_, déjenme dejarlo bien claro: me opongo absolutamente", dijo Feinstein el lunes en un comunicado.
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