El presidente filipino Rodrigo Duterte recibió una cálida bienvenida en Israel a su llegada el domingo para una visita de cuatro días.
Antes de partir de Filipinas, Duterte, de 73 años, dijo que "prevé una mayor cooperación en una amplia serie de áreas mutuamente importantes: defensa y seguridad, labor policial, desarrollo económico, comercio, inversiones y trabajo".
Una de las prioridades en la agenda son las ventas de armas israelíes a su gobierno, según medios de comunicación israelíes. Las autoridades filipinas han dicho que el país ha adquirido recientemente armas fabricadas en Israel, tales como fusiles de asalto Galil y pistolas para su fuerza policial de 120.000 elementos, la cual encabeza la lucha de Duterte contra las drogas ilegales y otros delitos.
Duterte está acusado de cometer violaciones a los derechos humanos en su combate a las drogas en su país y por otra parte ha efectuado declaraciones controversiales sobre el Holocausto.
El mandatario iniciará su visita de cuatro días asistiendo a un evento de la comunidad filipina en Israel. Aproximadamente 28.000 filipinos viven en ese país de Medio Oriente, la mayoría enfermeros.
Duterte, que ha generado controversias por sus ataques groseros al expresidente estadounidense Barack Obama e incluso a Dios, será recibido por el primer ministro Benjamin Netanyahu y otros funcionarios.
El mandatario filipino generó indignación en 2016 cuando comparó su campaña antinarcóticos con el genocidio nazi, y dijo que "con gusto masacraría" a tres millones de adictos. Posteriormente se disculpó.
El lunes visitará el Museo Yad Vashem de la Historia del Holocausto y posteriormente un monumento conmemorativo al rescate de judíos efectuado por Filipinas durante la Segunda Guerra Mundial.
En contraste con la cálida recepción oficial, activistas israelíes por los derechos humanos planean protestar por la visita y han alentado al presidente Reuven Rivlin a que no se reúna con Duterte debido a las acusaciones de violaciones a los derechos humanos en las Filipinas.
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