El dibujante sueco Lars Vilks lleva desafiando a la muerte desde que en 2007 caricaturizó a Mahoma en la prensa, una muerte que volvió a ver de cerca en el ataque del sábado en Copenhague, del que salió indemne.
La caricatura que representa al profeta del islam con un cuerpo de perro, publicada en un diario local sueco, le valió una celebridad mundial pero también múltiples amenazas de muerte.
Una mujer estadounidense convertida al islam, Colleen LaRose, alias "Yihad Jane", fue condenada el año pasado por urdir un complot fallido para asesinar a Vilks en 2009.
En mayo de 2010, dos jóvenes hermanos de origen kosovar intentaron incendiar su casa con cócteles molotov. El dibujante no se hallaba en el lugar.
Un mes después, recibió un cabezazo en un debate en la universidad sueca de Uppsala, que acabó a puñetazos.
En septiembre de 2011, centenares de personas fueron evacuadas de un edificio de Gotemburgo, en Suecia, donde se inauguraba la bienal de arte contemporáneo. La policía tenía la convicción de que Vilks iba a ser atacado y detuvo a cuatro personas. El caricaturista, sin embargo, había renunciado a venir al acto.
Vilks, que no se desplaza a ningún lado sin protección policial, se toma esas amenazas con filosofía. Y no lamenta lo que lo ha conducido a esta situación.
"Trato de conservar mi sangre fría. El lado bueno de las cosas es que la gente que me busca está probablemente mal equipada, son aficionados", decía a la AFP en 2010.
"No soy un racista fanático, no tengo una posición política. Soy un artista que busca los límites, que quiere hallar lo que se puede hacer o no, allá donde exista un debate", afirmaba.
"Creo que es muy importante, si se quiere hablar de libertad de expresión y de islam y de musulmanes, tener una verdadera posición, tener algo suficientemente provocativo y transgresor para iniciar un debate", añadía.
El dibujante, personaje controvertido, es apreciado por quienes perciben el islamismo como una grave amenaza.
Su famoso dibujo está en todas las páginas internet de su comité de apoyo danés, que también publica su agenda, por lo que todo el mundo podía saber que estaría el sábado en el debate "Arte, blasfemia y libertad" organizado en la capital danesa.
Este comité de apoyo atribuyó a la revista satírica francesa Charlie Hebdo un premio creado para recompensar a los que considera grandes defensores de la libertad de expresión.
El día del sangriento ataque contra Charlie Hebdo, Lars Vilks expresó su tristeza al diario regional Helsingborgs Dagblad. "No se puede renunciar a la libertad de expresión. El ataque de París es desgraciadamente significativo de la época que vivimos", declaró.
El sábado, los servicios de protección sueca aseguraron que iban a reflexionar sobre la manera en que a partir deberán proteger al artista de 68 años.
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