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Las decisiones que causaron una tragedia

AP

26 de noviembre de 2014 09:28 PM

Michael Brown pasó parte de su última mañana hablando acerca de Jesucristo con unos obreros. El policía Darren Wilson recibió una llamada para ayudar a un niño con fiebre. Dorian Johnson se levantó a las 7 a.m. con la intención de conseguir el desayuno para su novia.

Fue un inicio mundano de un sábado, pero para el mediodía los tres hombres habían tomado una serie de decisiones que llevaron a la muerte a tiros de Brown.

Aún hay partes de su historia que el público jamás entenderá. Quienes buscan respuestas claras no las hallarán en las miles de páginas de declaraciones, entrevistas y otros registros dados a conocer por fiscales luego de que un jurado de investigación decidiera no encausar a Wilson por la muerte de Brown. Pero el acervo de documentos ofrece una la imagen más fiel de los momentos clave que llevaron a una situación desafortunada.

 Brown, de 18 años, y Johnson, de 22, se conocían desde hacía pocos meses, cuando tuvieron un incidente de tránsito sin importancia en el estacionamiento de un edificio de apartamentos a las afueras de Ferguson, Missouri, pero el 9 de agosto despertaron con la misma mala idea en mente: Fumar marihuana. Pero necesitaban puros para hacer un cigarro de hierba.

"Cuando le dije que iba por unos puros, él dijo: `También necesito uno. Vamos a la tienda", dijo Johnson en una declaración.

Les tomó tiempo salir. Brown _quien recientemente había empezado a rapear acerca de Dios_ se detuvo a hablar con un decorador que maldecía porque su sierra de cadena no encendía.

"Me dijo que Jesucristo me ayudaría con mi problema de ira", dijo el obrero al jurado de investigación.

La mañana había pasado cuando Brown y Johnson se dirigieron al mercado, que se encuentra a casi un kilómetro (media milla) de distancia. Johnson dijo que hablaban de sus vidas mientras caminaban.

"Me dijo que iba a ir a la universidad", recuerda Johnson.

No muy lejos, Wilson, de 28 años, estaba a la mitad de su turno de 12 horas.

Durante sus cinco años en la policía nunca había disparado su arma contra otra persona. Una vez empleó una pistola que descarga corriente eléctrica para inmovilizar conocida como Taser, pero casi nunca llevaba una. Es demasiado estorbosa, le dijo al jurado.

Un despachador le transfirió una llamada para ayudar a un bebé de 2 meses que estaba enfermo.

"Voy en camino", respondió Wilson. Eran las 11:47 a.m.

Minutos después Brown y Johnson entraron a la tienda de comestibles y bebidas llamada Ferguson.

Johnson dijo al jurado que, en principio, pensó que le estaban jugando una broma cuando Brown se inclinó sobre el mostrador y tomó varios puros sin pagarlos. El empleado detuvo al joven cuando se dirigía a la puerta. Brown, quien pesaba 131 kilos (289  libras) lo hizo a un lado.

"Me sorprendió mucho", dijo Johnson. "Por eso le dije: Oye,  yo no hagas esas cosas. ¿Qué te pasa?".

"Pero yo pensaba: `no puedo estar tranquilo'. Sabía lo que había pasado y sabía que nos habían grabado", señaló Johnson.

Un despachador de la policía de Ferguson informó a policías a las 11:53 am que se estaba cometiendo un robo y que el sospechoso "se había robado un paquete completo de puros Swisher".

Johnson declaró que Brown llevaba los puros a la vista mientras ambos caminaban por la calle.

Wilson terminó su labor de asistir al bebé enfermo. Dijo por radio a sus compañeros: "¿Me necesitan?". No recibió respuesta, pero mientras conducía por Canfield vio a los dos hombres y detuvo su vehículo.

"Les dije: `Escuchen chicos, ¿por qué no caminan por la acera?"', declaró Wilson a un investigador un día después del tiroteo.

Johnson dijo que la frase fue más dura: "Súbanse a la maldita acera".

Wilson señaló que estaba por detenerse pero puso la reversa cuando Brown lo insultó. También pidió ayuda por radio.

El policía declaró al jurado que dijo a Brown: "Ven acá" y trató de abrir la puerta del auto. Agregó que el joven la empujó para cerrarla y que comenzaron a forcejear por la ventanilla.

Johnson, quien observaba a unos 30 centímetros de distancia (1 pie), dijo que se sintió paralizado.

"En ese momento no podía abrir la boca. No podía hablar. Quería decir: `Cálmense por favor"', dijo.

Según Wilson, Brown le dio un puñetazo en la cara.

"Sentí que otro golpe en la cara me noquearía o algo peor", declaró el oficial.

El policía sacó su pistola y advirtió que dispararía. Dijo que Brown agarró el arma.

Wilson disparó dos tiros, uno pegó en la mano de Brown.

El chico salió corriendo.

Los testigos dieron diversas versiones de lo que sucedió después. Unos dicen que el policía persiguió a Brown y disparaba mientras corría. Otros dicen que el policía dejó de disparar y le gritó al joven que se detuviera. Todos coinciden en que la persecución fue breve, Brown se detuvo y se volteó hacia el policía.

De acuerdo con Wilson, Brown se abalanzó contra él, se detuvo brevemente cuando un disparo lo alcanzó, y luego volvió a caminar. Esa versión es respaldada por varios testigos.

"Tenía las manos recogidas sobre su pecho y corría como si quisiera arrollar a alguien", dijo un testigo. "El oficial retrocedía cuando él se acercaba y Brown no se detenía".

Pero otros transeúntes dijeron que Brown simplemente dio un paso vacilante o dos hacia el policía, pero que nunca representó una verdadera amenaza.

Cuando Brown se volteó "tenía una expresión extraña y comenzó a avanzar. No parecía que fuera a atacar sino a pedirle que se detuviera", indicó otro testigo. "El policía dijo: `Alto, alto, alto'. Luego de la tercera vez se soltó disparando hasta que el chico cayó al suelo".

Cuando Brown cayó al suelo había 12 casquillos de bala esparcidos en el suelo.

Un sargento de la policía declaró que tras llegar al sitio pocos minutos después del tiroteo, encontró a Wilson al volante de la patrulla con la vista fija en el tablero.

"Tuve que dispararle", le dijo Wilson.

Lo normal hubiera sido que Wilson recibiera órdenes de quedarse en el sitio hasta que lo interrogaran. Pero como una multitud se congregaba le dijo que se fuera a la comisaría.

Wilson dijo que entró al baño, se lavó la sangre de Brown que tenía en las manos y puso su pistola en un sobre para guardar pruebas.
 

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