El general Ricardo Izurieta, sucesor del ex dictador Augusto Pinochet en la jefatura del Ejército chileno, murió el domingo a los 71 años de edad.
Hasta ahora no se han precisado las causas de la muerte del militar, que fue comandante en jefe del Ejército entre 1998 y 2002.
Izurieta asumió el cargo que por 25 años ocupó Pinochet, quien encabezó el golpe de Estado que derrocó al gobierno constitucional de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973.
En un comunicado, el Ejército afirmó que durante su administración el general Izurieta logró acercar a la institución "a toda la sociedad chilena, sin exclusiones".
"Por ello se asumieron distintos temas de relevancia nacional tales como la unidad nacional y el de los derechos humanos, cuya connotación y sensibilidad influiría a mediano y largo plazo en una adecuada inserción del Ejército en la sociedad chilena", añadió.
El ex ministro de Defensa Edmundo Pérez Yoma aseguró que el aporte más importante de Izurieta fue su colaboración para instaurar la Mesa de Diálogo en Materia de Derechos Humanos, una instancia donde el Ejército reconoció que los cadáveres de detenidos durante la dictadura fueron lanzados al mar.
Durante su jefatura, Izurieta debió lidiar con la detención de Pinochet en Londres por orden del juez español Baltasar Garzón. El entonces jefe del Ejército visitó al ex dictador en la capital inglesa y envió a una comitiva para ayudarlo.
En 2000 fue Izurieta quien recibió a un radiante Pinochet a su llegada a Santiago, tras ser liberado por razones humanitarias debido al supuesto deterioro de su salud. La imagen del exdictador levantándose animoso de una silla de ruedas dio la vuelta al mundo.
Izurieta también apoyó a Pinochet cuando la Corte Suprema de Justicia le quitó su fuero de senador y lo procesó por la Caravana de la Muerte, una comitiva militar que torturó, asesinó e hizo desaparecer a cientos de personas en 1973.
"El Ejército, representado por su comandante en jefe y por el grupo de generales que me acompaña, ha querido venir a expresarle y a entregarle al general Pinochet, ex presidente y ex comandante en jefe, nuestro apoyo y nuestra solidaridad", dijo en agosto de 2002.
Sin embargo, en enero del 2001, Izurieta advirtió a Pinochet que debía someterse a lo que resolvieran los tribunales, de lo contrario, corría el riesgo de perder el respaldo del ejército.
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