Los partidos políticos a favor y en contra de la independencia de Cataluña hacían un esfuerzo final el martes para convencer a los votantes, en el último día de campaña para las elecciones regionales.
Los comicios del jueves se celebran en condiciones extraordinarias, convocados por el gobierno español después de que tomara el control de la región, despidiera a su gobierno y disolviera el parlamento regional tras una declaración de independencia de parlamentarios catalanes en la cámara el 27 de octubre.
Varios de los miembros del destituido gobierno catalán, incluido el expresidente regional Carles Puigdemont, hacen campaña desde Bruselas, donde se han refugiado huyendo de la justicia española, mientras que otros están encarcelados en España dentro de una investigación por rebelión.
Puigdemont esperaba cerrar su campaña por la reelección con un discurso emitido en video que se emitirá en vivo en un mitin en Barcelona.
El que fuera su vicepresidente, Oriol Junqueras, del partido ERC (siglas en catalán de Izquierda Republicana de Cataluña), está encarcelado a las afueras de Madrid y ha visto limitada su participación en la campaña.
Los partidos de Puigdemont y Junqueras, junto con un pequeño grupo anticapitalista, tenían una ligera mayoría en el parlamento regional que les permitió seguir avanzar con su iniciativa independentista, pero aún está por ver si pueden seguir trabajando juntos tras las elecciones del jueves.
Los últimos sondeos muestran que la votación será una carrera ajustada entre Junqueras, Puigdemont e Inés Arrimadas, del partido Ciudadanos, partidario de la unidad de España. Es probable que ningún partido consiga una mayoría, según las encuestas.
"Estimo que haya un punto muerto el jueves y vamos a enfrentar unas cuantas semanas de intentos de formar un gobierno", comentó Andrew Dowling, especialista en historia de Cataluña de la Universidad de Cardiff, en Gales.
La campaña ha mostrado que el bloque independentista sigue teniendo mucho apoyo, aunque el bando contrario a la independencia ha resurgido y ahora plantea un serio desafío.
El gobierno español ha dicho que devolverá las competencias autonómicas a Cataluña cuando se elija un gobierno que cumpla con la legalidad.
Sucesivos sondeos han mostrado que la mayoría de los catalanes quiere tener derecho a decidir sobre su futuro, aunque están divididos a la mitad sobre la cuestión de la independencia.
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