En el elegante vecindario de La Condesa, los jóvenes generalmente van a bares con pocas luces y restaurantes los viernes por la noche. Pero el primer fin de semana desde el terremoto de magnitud 7,1 comenzó con un tono sombrío.
En vez de gente tomando cerveza, unos puñados de socorristas que todavía usaban chalecos reflectantes tomaban turnos para descansar de su tarea de limpiar escombros. Había restaurantes con mesas cubiertas de manteles de lino blanco que estaban cerrados. Rejas de metal cerraban otros restaurantes.
Mariana Aguilar, de 27 años, mesera en un bar y restaurante que estaba esperando que llegara gente, dijo que el lugar parecía muerto y que siempre había caminado por el área pero nunca se había imaginado que lo vería así de desolado.
La Condesa, lujoso vecindario de Ciudad de México, fue una de las áreas más afectadas por el terremoto que dejó al menos 295 muertos en todo el país. Más de media docena de instalaciones se derrumbaron en los alrededores. Los pocos residentes de La Condesa que salieron el viernes por la noche dijeron que querían sacarse el angustiante estrés de la semana.
El ingeniero Israel Escamilla dijo que la ciudad todavía estaba muy tensa. Mientras tomaba una Coca Cola en un restaurante vacío, Escamilla dijo que los mexicanos tenían que seguir prestando apoyo tanto como sea posible.
Mientras los operativos de socorro entraban en su quinto día, los residentes de toda la ciudad todavía tenían esperanzas de que docenas de desaparecidos aún podrían ser hallados vivos. Más de la mitad de los muertos contabilizados, 157, murieron en la capital.
La aflicción de la larga semana pesaba bastante sobre los socorristas y residentes por igual. Varios de ellos que se reunieron el viernes por la noche en La Condesa dijeron que era difícil dejar de pensar en los recuerdos del terremoto y las preocupaciones por los vecinos y las víctimas.
Dionisio Peláez, de 57 años, dueño de una tienda de bicicletas que ha estado recogiendo donaciones, jugaba billar con una docena de otros hombres en un restaurante mayormente vacío. Dijo que muchos de sus vecinos perdieron sus apartamentos y que había salido para distraerse un poco.
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