Los yihadistas que combaten para capturar la ciudad siria de Kobane, en la frontera con Turquía, avanzaban calle por calle este miércoles a pesar de la resistencia de los kurdos y los bombardeos de la coalición liderada por Estados Unidos.
La suerte de los habitantes que aún permanecen en la ciudad es una incógnita, mientras que Washington reconoce que los ataques aéreos, que se intensificaron las últimas 24 horas, no serán suficientes para salvarlos.
"Los ataques aéreos aislados no van a arreglar esto, no van a salvar la ciudad de Kobane", dijo el portavoz del Pentágono, John Kirby, a periodistas.
Únicamente fuerzas sobre el terreno "cualificadas" (combatientes rebeldes en Siria y las tropas del gobierno en Irak) podrían derrotar a la organización EI, dijo.
Francia avanzó la idea de una "zona de amortiguamiento" entre Siria y Turquía para proteger a los civiles que huyan ante el avance del grupo Estado Islámico (EI), una propuesta apoyada por Reino Unido pero que la Casa Blanca dijo que no estaba bajo consideración.
Horas antes, el secretario de Estado John Kerry había indicado que la propuesta "valía la pena evaluarla".
La crítica situación de Kobane provocó graves incidentes en Turquía. Al menos 21 personas murieron en el sureste del país en enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y manifestantes kurdos que denunciaban la pasividad de Ankara.
Por primera vez en los últimos 20 años, las autoridades de Ankara decidieron imponer, para intentar volver a la calma, un estricto toque de queda en seis provincias del país donde los kurdos son mayoría.
En Alemania la policía también tuvo que disolver por la fuerza a kurdos y musulmanes radicales que se enfrentaron en dos ciudades del norte, con al menos 23 heridos.
Los yihadistas entraron en la noche del lunes en Kobane, después de cerca de tres semanas de sitio, y combaten encarnizadamente con las unidades de protección del pueblo kurdo (YPG), a las que superan en número y armamento.
Calles llenas de cadáveres
Tras el éxodo de unos 200.000 habitantes, en Kobane resisten aun un mínimo de 1.000 personas, explicó un activista local, Mustafá Ebdi.
"Uno de ellos, de 65 años, me dijo: '¿dónde podríamos ir?' Es mejor morir aquí que en la carretera", explicó Ebdi.
Según su testimonio a través de Facebook "las calles del barrio de Maqtala, en el sureste de Kobane, están llenas de cadáveres de combatientes" del grupo EI.
La coalición lanzó seis ataques contra los yihadistas cerca de la ciudad. Fueron destruidas piezas de artillería y varios vehículos.
El ruido de granadas de mortero, el tableteo de ametralladoras era intenso y se podía escuchar al otro lado de la frontera, en territorio turco, comprobó un reportero de la AFP.
El EI lanzó un camión suicida en el este de la ciudad, pero se desconocía si hubo víctimas, según la organización Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
Los yihadistas avanzaron unos 100 metros hacia el centro de la ciudad, explicó su director, Rami Abdel Rahman. Refuerzos se acercaban desde la provincia de Raqa, en manos del EI.
Al menos 412 personas murieron en los combates, pero el balance podría ser más alto, según el Observatorio.
Según responsables en la frontera, unos 350 civiles cruzaron durante la noche, pero los servicios de inteligencia turcos los detuvieron, ya que sospechan que están vinculados con los rebeldes kurdos turcos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, defendió el martes una intervención militar terrestre contra los yihadistas, pero sigue el escepticismo sobre la posibilidad de ver tropas turcas en Siria.
En otros enfrentamientos, en la ciudad de Homs, al menos ocho personas murieron por los bombardeos de las tropas sirias.
En Irak, por su parte, un helicóptero Bell 407 fue derribado cerca de una refinería petrolera que es atacada frecuentemente por el EI, en Beiji, a unos 200 km al norte de Bagdad.
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