Columna


No hay recesión

CARLOS VILLALBA BUSTILLO

28 de junio de 2009 12:00 AM

CARLOS VILLALBA BUSTILLO

28 de junio de 2009 12:00 AM

Aquí, en Bolívar, no hay recesión. El porcentaje de exabruptos en el PIB de la farándula administrativa seccional crece como cuello de jirafa: 40 por ciento. Un número que puso de moda el conocido jefe paramilitar en los agitados dominios de los Chimilas. El DANE no volteó para acá al momento de asegurar que nos zarandeaba un quilombo recesivo. A la embolatada de los $7.000 millones en el sector Salud, a los mercados y medicamentos que el Gobernador dejó que se pudrieran, a las siete resoluciones que reajustaron pensiones al gusto de un abogado que estaba a un paso de perder el pleito, al endoso a furto de una unidad de imágenes diagnósticas, a los jarillones y otras menudencias, se suma ahora un revoltijo de camionetas alquiladas y vales de gasolina oficial vendidos a particulares que no aparecen en los guiones radiales de los apologistas estipendiados. Hasta hoy el Gobernador no ha denunciado nada que tenga que ver con dicho revoltijo, como lo hizo, sin sonrojarse, después de que el senador Jesús Puello y yo nos refiriéramos a un relevo silencioso de manager en el Fondo Departamental de Pensiones, donde el dueño del equipo impartió la señal de trasladar a los demás empleados a otras dependencias. No hubo despidos. En el pavimento se sentirían más libres de boquear secretos. Los salvó la ineluctable victoria del perdón. Lo cierto es que el Departamento tomó en arriendo, a través de una cooperativa a la que se le paga por la intermediación, diez automotores “cuatro puertas” por $4 millones mensuales cada uno, sin incluir conductores y combustible. Este último costo lo asume la Administración. No trabajan todos los días de la semana, y hay tres que son más activos que los siete restantes. A éstos ya les germinó pasto en el capó. ¿Cuál es el objeto de este arriendo? ¿Hay en la Gobernación una oficina de correo tipo Servientrega? ¿No basta un vehículo de los propios para llevar y traer la cajeta que va y viene de la Proclamación a la Calle 5A con carrera 10, en Castillogrande, con papeles para la firma del Berrío que prefiere despachar en su apartamento? ¿Podríamos saber cómo se usan y quién es el encargado de distribuir los talonarios? ¿Nos dirían cuál es la cifra gastada a partir del día en que resolvieron alquilar y no comprar tantos vehículos? ¿No son suficientes $4 millones mensuales para amortizar unas camionetas cero kilómetros, adquiridas en una agencia? No descarto que pasado mañana el Gobernador, matriculado ahora en la escuela fundada por Antístenes (no por Diógenes de Sinope como lo creen tantos), aparezca en la Fiscalía y en la Procuraduría, con gruñidos de cancerbero (con el nombre de Plaza del Perro se conocía el aula de los cínicos), denuncia en mano, tratando de preservar la transparencia (palabra mala en ciertas bocas) de una gestión que, por lo que olemos, quema gasolina sin oxígeno. Como pantomima, sería un desastre. Como comedia, eran superiores las de los Chaparrines. Yo hubiera aprovechado la presencia en Colombia de Roberto Gómez Bolaños y de doña Florinda, genios del teatro farsesco, para que en los mismos seis días en que se promovieron la educación y la cultura al finalizar diciembre del año pasado, durante las vacaciones, me montaran una buena pamplinada con el remolino de las 4 x 4. carvibus@yahoo.es

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