Mi país está siendo administrado por súper héroes. Y por súper héroes me refiero a personas que no son más que personajes ficticios con una buena campaña publicitaria. De dónde más va a creer uno que salen los políticos de este país.
Si bien no puedo generalizar, me parece un chiste que las discusiones entre muchos políticos estén basadas en el mínimo número de argumentos y la mayor cantidad de insultos al contrincante. Me parece un chiste que le llamen debate. Y que sus protagonistas sean quienes estén gobernando nuestro país. Me detengo a descansar de la risa y vuelvo a la historieta: no es sino leer que después de insultarse, indagar en su pasado, meterse en su vida personal para desprestigiar, salen a defender los derechos de los ciudadanos y a invocar valores. Me queda claro que conocen el significado de todo lo que predican y que tienen excelentes habilidades de oratoria, pero ¿y eso qué?
Luego me duele el estómago – tanto como mi país – de tanta risa y poco a poco se me pasa. Lo peor del chiste es que, como en las verdaderas historias de acción, todos quieren ser como los súper héroes. Y, en este caso, no es la excepción que se repita la misma historia en otros espacios donde se enfrenten opiniones distintas. No es raro ver personas del común con camiseta y antifaces de los súper héroes de la historieta que hace poco leí y me entretuvo hasta que me dio dolor.
No creo que sólo los periodistas o los millonarios excéntricos sean los verdaderos héroes, como hemos aprendido; sino también el que educa de buena manera, el que debate con argumentos, el que prefiere ofrecer la silla azul antes de hacerse el dormido y los cuantos políticos que diseñen espacios para que los ciudadanos formen opiniones integrales y no repitan como loros lo que escuchó de un buen orador con una buena campaña publicitaria.
Nombre:Camilo
Apellidos:Díaz
Cédula:1047474893
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