No se pueden desconocer los tiempos “transmodernos” que implican no solo la oferta de eventos “hedonistas” del mercado turístico y demás imaginarios festivos: navideños, de año nuevo o vacacionales, sino también, que además del “goce cultural”, nuestra ciudad requiere una pauta de reflexión, de autocomprensión de nuestro contexto y ciudadanía. El Festival Internacional de música, El summerland, El Festival de Salsa y Bolero, The Color Run, entre otros, unos marcaron líneas de tensión, porque no todos los eventos fueron aceptados por la ciudadanía de manera unánime. Sectores inconformes protestaron en su derecho, ya sea por la organización de los mismos, por oposición y búsqueda de ideales humanitarios, por la demanda ecológica de respeto equitativo y benevolencia hacia los seres de la naturaleza no humanas o de la propia naturaleza. No quiero pasar de agua-fiesta. Los ciudadanos no podemos caer en el insondable silencio. La ciudad necesita espacios e infraestructura lúdica, formación de público, políticas educativas, cultura ciudadana deliberativas sobre todas estas temáticas, para no caer en cierto inmediatismo o facilismo de los “medios” y “redes sociales” que instrumentalizan o manipulan la demanda y oferta de la industria del “ocio”, todo un espectáculo especulativo de gamas y matices que incluían desde niños, jóvenes y hasta la población de la llamada “tercera edad”. Hubo eventos con toda la calidad institucional de intensidad y motivación cultural y otros en su juego de ciertos abalorios, algunas veces insensato, (ver la carencia de la mínima “logística”, ni parqueo, ni desplazamiento, muchos no sabían las rutas mínimas e iban como especie de “borregos”, en el The Color Run-, otros “despistados”, intoxicados en la euforia consumista del “éxtasis”) “algunos tocaba amarrarlos”(¿?), y los más en el riesgo de la defensa de la “vida” ante el llamado “arte-crueldad” del toreo.
Nombre:Edgar
Apellidos:Gutiérrez
Cédula: 73082504
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