Buzón


Fin del conflicto

Enhorabuena el 24 de agosto de 2016 fue la fecha de firma del acuerdo que pone fin al conflicto armado con las Farc y también el que pone fin a la gran movilización pacífica en el Chocó con motivo de sus reclamaciones por el olvido secular en el que lo ha mantenido el gobierno central. Los dos acontecimientos son de suma importancia para la tranquilidad nacional. La firma del acuerdo de paz queda a la espera del plebiscito que se votará el 2 de octubre de 2016, el cual se debe votar positivamente, ojalá ilustradamente, para no ceder a las pretensiones de los señores de la guerra, quienes no se hacen a la idea de que los colombianos puedan vivir en paz, tras haber montado ellos su tinglado de acciones políticas y económicas con fundamento en la guerra y el miedo que esta genera. Muchas de las concesiones que a esta guerrilla se le hacen, mediante este acuerdo, ya se le hicieron a los paramilitares en su momento, como entregarles dinero para su manutención durante un tiempo establecido; a los paras no se les otorgó curul en el Congreso, porque ellos no las exigieron. No constituyeron partido político alguno. Ellos tampoco entregaron sus fortunas, aunque su proceso fue algo así como una rendición voluntaria por intereses de sus dirigentes. El caso de las Farc fue de negociación y en una negociación las partes tienen que ceder. Si no, no hay negocio. Que van a llegar al Congreso unos criminales, sería conveniente revisar la composición de este órgano de poder en los últimos 20 años. Seguro que no encontraríamos mayoritariamente angelitos. Quienes permiten la muerte de los niños en el Chocó, La Guajira, La Amazonía y muchas más regiones del país, por sustraerse los dineros de la salud, el agua potable y otros bienes que se les niegan a las comunidades, no se escapan a la connotación de criminales, así no hayan empuñado un fusil. Lo que sí es cierto es que estos esfuerzos de paz no fructificarán si no se erradica la corrupción. El acuerdo en el Chocó es repetir las mismas promesas incumplidas tras otros paros en los que ha habido incluso pérdida de vidas humanas. Ojalá y nos equivoquemos con esta predicción. En 2012 se adjudicó la carretera Quibdó-Ciudad Bolívar (127 Km), y a la fecha se tiene la misma trocha. Ahora se dice que en cuatro años más estaría lista. Escuché al vicepresidente hablando de la situación del Chocó. Comentó por un programa de TV que el problema del departamento es que sus gobernantes han sido unos sinvergüenzas y que la situación no cambiaría hasta que sus habitantes decidieran castigarlos no votando por ellos. Pero resulta que cuando estos “sinvergüenzas” salen del gobierno local o seccional tienen cabida en altos cargos de la nación. ¿No es esto un aval a la corrupción? En la capital chocoana existe un barrio de residencias de lujo, propiedad de funcionarios o exfuncionarios del Estado. Lo llaman El Barrio del Estado. Nunca ha habido una investigación para establecer de dónde provinieron los recursos para esas edificaciones, aunque todos sospechan  su origen ¿No es esto avalar la corrupción? Cuando universitario conocí en Quibdó a Carlos Lleras Restrepo, abuelo del vicepresidente, en campaña por un segundo periodo presidencial, cuando perdió con López. En la plaza pública se le escuchó decir: “si yo hubiera nacido en el Chocó, sería guerrillero”. Esto por el tremendo abandono que percibía. Sin embargo, cuando fue presidente parece que no tuvo el tiempo suficiente para enterarse de las necesidades del Chocó. En resumen, si persisten las inequidades y la corrupción, no creo que pueda haber una paz estable y duradera y el Chocó continuará con sus paros cívicos cíclicos.
 

 


Nombre:Víctor

Apellidos:M. Quesada

Cédula:19092309

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