Cumplidos cincuenta años del asesinato de John F. Kennedy sorprende la avalancha informativa que inundó a la red, la televisión y a todos los periódicos del mundo. Y la pregunta que se abre paso de manera espontánea es ¿qué irradiaba ese hijo de irlandeses, católico, el más joven ciudadano en ocupar la silla de Washington para despertar tanta admiración rayada en la idolatría? Se sabe que irrumpió en la política en los revolucionarios años 60. En medio de los Beatles, la contracultura de los hippies con su “hagamos el amor y no la guerra” y la píldora que abría la puerta de la liberación femenina. Para millones, Jack Kennedy encarnaba esa época de ruptura y de cambios. Kennedy soñaba cambios, soñaba justicia social, y el sur de su país con leyes a la medida del orgullo blanco, que legitimaba la discriminación racial, no dejaban de ser una herida a su concepción de la política. En esta hora de la historia, en lugar de preguntarnos quién lo mató, preguntémonos qué lo mato. Creemos que lo mató el dolor del negro del sur expoliado y sin derechos. Lo mató el autobús segregacionista de Alabama donde la costurera negra Rosa Park prefirió la cárcel a ceder el puesto a un orgulloso blanco.
Nombre:Gabriel
Apellidos:Cuadro
Cédula:3.782.850
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