Columna


67 lunas y un deseo

CARMELO DUEÑAS CASTELL

08 de enero de 2014 12:02 AM

El ser humano intenta transformarse a sí mismo y a su mundo. El año nuevo es una buena excusa para buscarse metas y cambios personales. Al final del año algunos se logran. Se requiere constancia y tal vez, más tiempo.

La tierra no se mueve, es el centro del universo, alrededor de ella gira todo, planetas y estrellas. Eso decía Aristóteles hace más de 2.300 años y fue dogma por más de mil años. Contradecirlo era una herejía.

Galileo, con formación religiosa, construyó decenas de telescopios. El 7 de enero de 1610 descubrió las 4 lunas de Júpiter y demostró que no todo giraba alrededor de la tierra, como decía Aristóteles. Pero también corrigió a Copérnico pues no todo gira alrededor del sol.

Gracias al proyecto Galileo de la NASA, hoy se sabe que Júpiter tiene, además de las 4 lunas de Galileo, 63 satélites. Son 67 satélites, cada uno con su órbita.

Galileo fue invitado por el cardenal Barberini (futuro Papa Urbano VIII) a presentar sus descubrimientos al Colegio pontifical. El Colegio confirmó sus observaciones pero no aceptó sus conclusiones.

En 1616 la Inquisición censuró a Galileo y 16 años después, Galileo, protegido por Urbano VIII y la familia Médicis, publicó su “Diálogo sobre los principales sistemas del mundo”: allí, el personaje de Simplicio, defensor de Aristóteles, sale muy mal parado. Sin embargo, en 1633, Galileo es obligado a retractarse y condenado a prisión perpetua, conmutada por arresto domiciliario de por vida. Momentos después, Galileo dijo su famosa frase “Eppur si move” (y sin embargo se mueve).

El 8 de enero de 1642 muere a los 77 años. A partir de allí la iglesia paulatinamente aceptó su error. Benedicto XIV, en 1741; Pío XII, en 1939; y Juan Pablo II, en 1992, reconocieron los hallazgos de Galileo, su valentía y los errores de los teólogos.

En 1990, el cardenal Ratzinger cuestionó los argumentos de Galileo. En enero de 2008, ya como Papa Benedicto XVI, 67 profesores lo declararon persona no grata y no pudo inaugurar el año académico.

En 2009, año de la Astronomía, la Iglesia rehabilitó a Galileo, celebrándole una misa y un congreso internacional.

Pasaron muchos siglos para cambiar el conocimiento sobre el universo y para redimir a Galileo, el padre de la ciencia.

En mi caso, como Galileo, en enero mi meta para el 2014 está en la atmósfera de Júpiter, en junio ya la bajaré a nuestra luna, en octubre, con suerte, ya iré por el Everest y el 24 de diciembre, si llego a la cima de La Popa estaré satisfecho:

¿será conformismo o realismo? Sólo deseo que los propósitos y deseos de mis amables lectores para el 2014 se cumplan.

*Profesor Universidad de Cartagena

crdc2001@gmail.com

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