Columna


Abriendo nuevos surcos

PADRE RAFAEL CASTILLO TORRES

29 de diciembre de 2013 12:02 AM

Lo mejor que nos ha podido suceder en el año 2013 es la llegada a nosotros del Papa Francisco, Obispo de Roma, como pastor de la Iglesia Universal. Desde el primer momento provocó un gran impacto por lo centrado y por lo audaz. De múltiples formas, con gestos y palabras, nos ha exhortado a que hagamos una nueva experiencia de Dios que nos permita desandar los pasos equivocados enderezando lo torcido; a que volvamos el rostro a Jesús y avancemos con él y a que acojamos su evangelio de un modo diferente al que nos hemos acostumbrado porque ya muy poco dice algo a la gente.

Su propósito es claro: “Busquemos ser una Iglesia que encuentra caminos nuevos”. No será fácil, sobre todo si hemos estado mucho más paralizados por el miedo que animados por la esperanza. El Papa este año hizo una afirmación muy fuerte y nos lanzó una pregunta de fondo: “La novedad nos da siempre un poco de miedo porque nos sentimos más seguros si tenemos todo bajo control, si somos nosotros los que construimos, programamos y planificamos nuestra vida”. Y la pregunta que ya no es la “joya de la tiara” sino el “sudor del solideo”: “¿Estamos decididos a recorrer los caminos nuevos que la novedad de Dios nos presenta o nos atrincheramos en estructuras caducas, sin capacidad de respuesta?“.

Hay gente de dentro de la Iglesia y fuera de ella que le piden al Papa acelerar y que lo haga fuerte para que salga el sucio de los inyectores o se limpie el carburador. Estamos ávidos de reformas urgentes gritan algunos. Francisco sabe que en bajada es mejor el freno que el acelerador. Él no detendrá la marcha de lo que ya empezó pero tiene su postura al respecto: “Algunos esperan y me piden reformas en la Iglesia y debe haberlas. Pero antes es necesario un cambio de actitudes”.

Sabio el Papa Francisco. La justicia no vendrá de la legalidad formal sino de la conversión personal. Tenemos un Papa clarividente y con él volvemos hacia lo esencial como es recuperar las actitudes evangélicas básicas que son las piedras angulares de los cambios que hoy nos urgen. ¿Cuáles? Ser comunidad de fe que siempre tiene al centro a Jesús; ser una Iglesia que crece en identidad porque se abre todos y es consciente de que todos caben en ella; ser una Iglesia de misericordia y compasión con más amor que leyes; ser una Iglesia que diariamente avanza animada por la esperanza de que el reino de Dios, como un nuevo orden de cosas, siempre es posible.

Que la buena fragancia que nos llega de Belén nos anime en nuestras búsquedas y que el nuevo año, que ya llega, sea de realizaciones para todos. Tengamos la certeza de que Francisco nos seguirá alentando para que nadie se distraiga y el surco no se tuerza. Hay que hacerlo bien.

Director del PDP del Canal del Dique y Zona costera

ramaca41@hotmail.com

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