Columna


Acertijos

PEDRO CAVIEDES

26 de abril de 2014 12:02 AM

Hay un acertijo que desde hace un tiempo venía rondando mi mente. Ocurría que, cuando sacaba al perro a pasear, siempre terminaba comiéndose uno o varios huesos que encontraba tirados en la acera. ¿De dónde salían tantos huesos? Una de las explicaciones que me dieron fue que las mariamulatas rompen las bolsas de basura con el pico, sacan los huesos y vuelan, pero por su peso o por su grosor, los terminan dejando caer al suelo. Pensé en los huesos cayendo de las alturas y recordé a Gabo. Y, aunque quizá esa sea parte de la explicación, hace unos días me encontré con una un poco más trágica y menos macondiana. Un hombre abría una bolsa de basura, metía el brazo, encontraba un hueso roído, lo mordía y lo tiraba al piso; y así prosiguió de tanque en tanque, por toda una cuadra, hasta que le perdí el rastro.

No creo que exista una única razón que explique por qué una persona terminé así. Hombres de la calle hay en muchos países del mundo, incluyendo en los más desarrollados. Sé que no estoy diciendo nada nuevo. Pero es precisamente a eso a lo que le temo. A la costumbre. A que esa escena de un ser humano introduciendo la mano en la basura para buscar su alimento, se nos convierta en cotidiano, en parte de nuestro paisaje.

Repito, son muchas las razones que pueden llevar a alguien a terminar en ese estado, pero creo que la miseria es de las que más. Y no hace falta remitirse a informes del DANE o datos estadísticos para saber que en Cartagena hay mucha. Entonces el acertijo sería, ¿hacemos algo para remediarlo?

Desde esta columna ya he mencionado varios temas que necesitan de medidas del Gobierno nacional para mejorar nuestra situación frente a los destinos internacionales con los que competimos en turismo. Aquí va otra: según Cotelco, la ocupación de los hoteles en Semana Santa bajó, frente al año anterior, casi un 6%. ¿La razón? La creciente ilegalidad en el sector, que tiene a muchos apartamentos funcionando como hoteles.

Yo me pregunto, ¿qué genera más puestos de trabajo, un hotel o un apartamento arrendado? Pero también me pregunto, ¿de quién, en su mayoría, son esos apartamentos, de personas de Cartagena o de personas de afuera? Mientras por un lado el Gobierno impone las más estrictas reglas a los hoteles, por el otro permite con total impunidad que se practique esta competencia desleal. ¿Por qué nuestros líderes políticos no presionan por una solución que detenga estas prácticas y que le produzca impuestos al erario? Teniendo en cuenta todo lo que está en juego, esto no debería ser solo un esfuerzo de la empresa privada.

Ojalá trasladaran siquiera un poco de las ganas que les vemos en campaña, al tiempo que duran en sus cargos o curules.

El pueblo que los elige sería el primer beneficiado.

pedrocaviedes@gmail.com

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