Columna


Algo grave sucederá en este pueblo

ÁLVARO E. QUINTANA SALCEDO

23 de septiembre de 2016 12:00 AM

Cuando García Márquez fue a recibir al premio Rómulo Gallegos, un periodista lo abordó preguntándole acerca del futuro de la literatura en Latinoamérica. El escritor, en lenguaje sencillo y coloquial muy hábilmente relató en aquel entonces el irónico cuento: “Algo muy grave va a suceder en este pueblo”. Con su peculiar narrativa, respondió al entrevistador cuestionando la literatura, dejando una importante lección sobre el manejo de la información, la incertidumbre del futuro, y los presagios de las realidades cotidianas sin hacer el análisis concienzudo de las mismas.

Así como en el cuento, hoy los habitantes del “Macondo cartagenero” somos incapaces de advertir nuestra propia realidad. Nos cuesta reconocer por ejemplo, que Cartagena aparte de consolidarse por años como ciudad atractiva para el turismo, también ha sido caldo de cultivo para distintas formas de violencia.  Desde la mismísima pre conquista, además de playas nos han bañado contextos de delincuencia.  

¿Qué tiene que suceder para aceptar que nos movemos en un contexto de microtráfico de drogas que delinquen individual o colectivamente? delincuentes pandillas, clanes, bandas, se mueven controlando calles, burdeles, clubes, bares, y hasta apartamentos.

En las calles tenemos miedo. Miedo al mofle que suena detrás. Miedo de pasar por un parque. Miedo Incluso a decir que si está pasando porque, “es que después no viene nadie”, “se nos daña el turismo”. Ese mismo miedo, no nos permite aceptar que en la ciudad más visitada de Colombia bulle el hampa desde hace mucho.

Es que lastimosamente como la criminalidad se ha naturalizado, estamos anestesiados. Ya no nos horroriza el crimen y hasta hacemos chiste de ello. Tanto nos hemos acostumbrado a los robos, atracos, asaltos, amenazas, extorsiones, secuestros y delitos; que nos parece normal.

Pero de unos días para acá, resulta que como en el cuento de García Márquez, algo grave está pasando y va a pasar en este pueblo. De un momento a otro la percepción de inseguridad se ha disparado en Cartagena.  Si, es cierto no estamos en una ciudad segura. Pero también es cierto que esto viene de hace mucho y que hay circunstancias coyunturales que están calentando el ambiente.

Las autoridades deben cumplir su función. De manera contundente deben combatir las estructuras que atemorizan a la población. Pero a los ciudadanos nos corresponde prevenir y colaborar. Debemos procurar no agitar el tizón de la angustia y aprender a tratar con la información. De lo contrario, en nuestra sociedad de por sí ya convulsionada, seguiremos manejando las cosas como la vieja del cuento: “No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a suceder en este pueblo”.


Docente Universitario
alvaroquintana@gestores.com
 

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